Un fallo de blogger (o tal vez de mi propio blog... vaya usted a saber) me impide insertar fotografías en mis entradas. Por tanto queda paralizada, de momento, la inclusión de fotografías del antes y del después de las playas alicantinas. Aunque para el caso que le están haciendo los propios alicantinos seguidores de mi blog a este sin par documento gráfico...
El problema técnico me impide por tanto mostrar a mis dos vascos bajo la intensa lluvia que nos acompañó durante aquella aciaga salida de la capital ponferradina, pero baste decir que tras demostrarse inútiles los paraguas para preservar del agua a la persona y la mochila al mismo tiempo, mis compañeros requirieron de una nueva parada en el camino para que la vasca sacara de su inmensa mochila unos plásticos de color butano, plásticos que ella misma había "tuneado" intentando asemejarlos a impermeables o chubasqueros. Al preguntarles que se suponía que era aquel engendro domestico, Esperanza me indicó, con un elocuente gesto de inteligencia, que eran bolsas de basura industriales, rapiñadas del material del hospital en el que trabaja, y que ella, que antes de hacer el modulo de FP (rama administrativa) había hecho un cursillo de "corte y confección" había conseguido aplicar todos aquellos conocimientos adquiridos y logrado aquel adefesio, ahorrándose el comprar unos ponchos de hule en condiciones, y de paso unos euros.
!! Me quedé a cuadros... y con los pies colgando ¡¡
! Que se dedicara a comprar cena, desayuno y almuerzo por las tardes para no gastar en exceso... podía tener un pase...¡ Cada uno sabe de su propia economía y, aunque a mi no me hiciera gracia cenar y almorzar siempre de bocadillo y fuera tenido como un "maniroto" por mis compañeros, podía entenderlo. Pero que dos curtidos peregrinos, se dedicaran a hacer ratear en un elemento tan básico y necesario como era una buena protección contra la lluvia, me pareció una autentica ridiculez, sin contar con el espectáculo de ver a dos caminantes envueltos en bolsas de basura, aun y a pesar de que los trabajos manuales se le dieran tan bien a la donostiarra. Mas parecía Carnavales... que Camino de Santiago... pero en fin...
Un par de kilómetros mas adelante, justo cuando entrabamos en Camponaraya, vimos por fin como los peregrinos aparecían y se incorporaban (o mas bien eramos nosotros los que lo hacíamos) por un pequeño sendero de entrada al pueblo. Mucho mas animado al ver de nuevo mochilas, bastones, alemanes, franceses y flechas amarillas, me vine arriba y decidí unilateralmente, y que me siga el que quiera, parar en el primer bar que encontrara, secarme, almorzar debidamente, tomarme un buen tazón de café con leche y volver a entrar en calor... y si los sandwiches de Esperanza se le pudrían en la bolsa... pues mala suerte.
Y así se hizo. Mis dos vascos me siguieron, docilmente él, refunfuñando ella, y entramos en un acogedor bar, donde descargue mochila, poncho y agua en la misma entrada y me pedí el café y el bocadillo de jamón con el que había estado soñando durante 10 kms. Se habían acabado las miserias.
viernes, 9 de octubre de 2009
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1 comentario:
No creas que no te sigo, lo que pasa es que estoy un poquito ocupada en los preparativos de ya sabes qué.
Por supuesto que los que hemos conocido las zonas de las fotografía, (que por cierto, peinamos canas), las recordamos con nostalgia.
Pero ya se sabe que el ladrillo y especulación nos ha traido lo que tenemos (ya no tiene remedio) que le vamos ha hacer.
Nos vemos el lunes. Besos
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