sábado, 30 de mayo de 2009

EL JARDIN DE LA OCA

Interesante novela de la vitoriana Toti Martinez de Lezea, que durante años compaginó su trabajo de traductora técnica con la dirección de programas televisivos infantiles. Desde 1998 emprende su carrera como escritora, tanto en castellano como en euskerra, con notable éxito de crítica y premios, contándose sus libros casi todos como best sellers. Profunda conocedora de la Historia de España, tiene una sorprendente habilidad para servirse de los acontecimientos históricos como telón de fondo de sus apasionantes tramas.
En este "El Jardín de la Oca", que hace referencia al tablero del popular juego por todos conocidos y que era considerado un tablero de adivinación para algunos iniciados, sitúa la acción en el siglo XIII y en plena Ruta peregrina del Camino de Santiago jalonada de encomiendas y casa templarias. Desconozco si la autora ha realizado en alguna ocasión el Camino, pero de lo que no cabe duda es de que acertó refiriendo lugares de notorio sabor Jacobeos como Puente La Reina-Gares, Najera, Santo Domingo, Burgos León, Astorga, Ponferrada, Compostela, Finisterre..., burgos y aldeas que son recorridos por los protagonistas y por su antagonista, un personaje oscuro, obseso y escurridizo, y que hacen evocar a cualquier peregrino actual que lea la obra, múltiples recuerdos de aquellos maravillosos lugares por los que también ellos pasaron.
Bien documentada históricamente, como en todas sus novelas, nos regala y relata momentos de la construcción de las catedrales de Burgos y León siendo algunos de sus personajes, maestros constructores, canteros, carpinteros y artistas escultores de las obras. Los usos y modos de vida de esa época de la Edad Media y de los millares de caminantes cristianos, aventureros, tunantes, freires templarios, judíos y moros que vivían y recorrían aquellas tierras son tambien retratados con singular detalle.
Tambien es muy de agradecer el cuidado con que se toma en el relato temas tan simples, tan sencillos y a la vez tan importantes como las formas de vestir y tejidos de la epoca, los nombres y propiedades de las diferentes flores y hierbas; de los diferentes tipos de árboles; de los nombres de la iglesias de los diferentes burgos y villorios; de los montes que circundan los tramos y, en definitiva, el gran trabajo que se debió realizar en la confección de la obra, pero que le da ese punto de valor añadido hasta haber conseguido un relato redondo, pleno de matices.
Al leer el libro surgen, sin querer, comparaciones con "Jacobus", ese otro libro de similar ambientación escrito por Matilde Asensi. Pero Toti Martinez consigue que su brillante narración sea todavía mas creíble, al huir de los típicos misterios templarios, sus tesoros escondidos y tramas rebuscadas y fantásticas, cuando todo hacia pensar lo contrario.
Un libro muy ameno que se lee de un tirón, que consigue mantener el misterio y el interés hasta su final y que seguro no defraudará a nadie.

viernes, 29 de mayo de 2009

Con riesgo de mi propia vida

Tras las consabidas fotos de las piedras, fuimos dejando sitio a nuevos peregrinos. Nos encaminamos hasta la pequeña ermita, naturalmente cerrada, y nos dispusimos a descansar un rato ya que, a las 9,20 de la mañana, nos pensábamos sobrados de tiempo. Mochila fuera, traguito de agua y cigarrito sentado sobre la hierba que rodeaba la diminuta edificación, disfrutando del momento y de los tibios rayos de sol, y recordando el mal trago vivido apenas un par de horas antes a la salida de rabanal en la mas extrema oscuridad y soledad.
Es lo que tiene el Camino, que en momentos puntuales te asaltan todo tipo de dudas y miedos, lo pasas mal cuando atraviesas por alguna dificultad... pero un momento después, a la vista de un bonito paisaje, de alguna cosa curiosa, o simplemente que el sendero se endereza o llanea, se te olvidó como por ensalmo lo que sucedía minutos antes.
Y de esta manera, descansando en Cruz de Ferro, observé que junto a la carreterilla, en tramos regulares, existían unos extraños palos pintados de rojo y verde. Me picó la curiosidad, dejé la vida ascético contemplativa junto a la hierba, y me dirigí a curiosear por los alrededores. Los famosos palos eran señales de carretera para los crudos inviernos que debía haber allí, en los que la nieve debía cubrir la totalidad de los margenes de la vía, sus arcenes y los campos que la rodeaban.
Y en uno de esos prados junto a la carretera me encontré con varias vacas que desayunaban pacientemente. ! Menuda foto podía salir de ahí ¡
Me interné por el prado con total sigilo, para no molestar a los animales, dando un rodeo descomunal ya que no me caracterizo por una innata valentía... vamos, para entendernos, que las vacas no me asustan... lo que me da "acojone" son los cuernos...
Poco a poco, paso a paso.... ahora me paro... que creo que la vaca me mira... Como el cazador asechando su presa o el caminar del presentador del National Geografic en plena sabana africana rodeado de guepardos (que por cierto, no tienen cuernos pero también acojonan) Así... conseguí situarme a distancia prudencial (! joder...¡ que buen invento eso del zoom ¿verdad?) y disparar mi cámara para una foto en la que... ! Señores ¡... me jugué literalmente la vida, para poder hoy mostraros la Cruz de Ferro desde otros ángulos.
Ya sé que muchos no sabréis o querréis apreciar la dificultad que entrañó esta obra de arte. Solo Antonio Bienvenida (q.e.p.d) maestro de toreros y que acabó sabiendo mas de vacas y vaquillas que de toros de lidia, me felicitaría y aplaudiría mi arrojo, pero aún así os la dejo para su disfrute.

jueves, 28 de mayo de 2009

Las fotos de MªCarmen

MªCarmen desde Madrid nos envia un par de fotos de su momento mágico en Cruz de Ferro.



Al mismo tiempo aprovecho para desear, de todo corazón, a Luis Angel una pronta recuperación.

Y ya puestos a aprovechar... y en descargo de mi amiga Esperanza y de su técnica fotografica, diré que cuando es para hacerle fotos a su marido Javier le salen genial... no corta ni una. Cuando hay retratar a otros... que salga como sea.
(De nuevo aprovecho, que Esperanza en su trabajo en el Hospital de San Sebastian no tiene acceso a Internet y no puede leer este, ni ningún blog, para hacer todo tipo de chistes con ella... A falta de compañeros bordes canarios... me sirven igual dos vascos)

Ahí va mi piedra

Un buen numero de peregrinos andaba encaramado sobre la pirámide de piedras, cada uno intentando inmortalizar en foto su dulce momento. Sacar una instantánea de la Cruz en solitario se convirtió en misión imposible aunque yo lo intentaba esperando y esperando. En ese momento, por la carretera pasó un ciclista que grito... "alicantinoooooos". ! Coño, ... si es que ya soy famoso por estos pagos...¡¡ Pero un matrimonio que esperaba su turno para la foto junto a mi devolvió el saludo con un: "Adiós, crevillentinooooo". Resultaron ser noveldenses y, con la conversación que surgió entre nosotros, conocidos de Federico Ramirez el presidente de mi Asociación de su etapa en un banco en Novelda. Me dieron recuerdos para el, que transmití nada mas volver a casa. Es curioso lo que ocurre cuando, lejos de tu terruño, te encuentras con algún paisano. Surge en el interior una agradable sensación, de cercanía, de solidaridad, de inmediata amistad que, aunque fuera el mismísimo Lucifer... lo invitarías a cañas y hasta le reirías las gracias... solo porque es de tu pueblo.
Pero aparte de la pequeña ermita levantada en 1982 por el Centro Gallego de Ponferrada no existía allí lugar para invitaciones con lo que me dediqué a lo mio que era conseguir mi foto.
Deberé decir antes de nada, que subiendo a Foncebadón me había agenciado una nueva piedra. Aquel terreno por el que ascendíamos estaba lleno de piedras mármoles, y yo elegí una especialmente blanca para depositarla junto a la cruz. En el camino a Astorga había tomado "prestada" la famosa piedra escrita en japonés o coreano, con la intención de tirarla en el montículo, pero a estas alturas me había encaprichado con ella y no estaba dispuesto a perderla aunque fuera en un acto tan señero y emotivo como aquel que estaba a punto de realizar.
Por tanto, dejé mi cámara a Esperanza para que me hiciera la foto, no sin antes instruirla largamente sobre el noble arte de la fotografía, las técnicas de enfoque, velocidad de obturación, ISO, ASA, Zoom, etc... (lecciones a las que tengo muy acostumbrada a MD, y que le repito incansable a cada foto que saca, a pesar de las raras muecas que me hace en cuanto me doy la vuelta) .... ! Bueno ¡ Pues la vasca me sacó la foto cortándome la cruz de hierro, como se puede apreciar en ella. Juro por mi honor, que al final del palo existe una pequeña cruz... por eso el lugar se llama Cruz de Ferro.
!! Si es que no puedo con ellas ¡¡ ! Mira que se lo explico bien... pero nada... En fin... ahí queda la foto en el mágico momento de depositar, con gesto solemne, mi propia piedra y contribuir a que la montaña crezca un poco mas, peregrino a peregrino, piedra a piedra.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Subiendo a Cruz de Ferro

El sendero empezó de nuevo a empinarse, y esta vez nos obligaba a cuidar bien donde pisábamos pues por efecto de la niebla, que aún se enseñoreaba en algunos lugares, por causa del rocío de la mañana o tal vez de alguna pequeña llovizna que hubiera caído por el lugar momentos antes, el firme se encontraba resbaladizo y algo embarrado. De nuevo algunos pinos negros y sobre todo las flores, de todos los colores, daban al paisaje además de tonalidades inigualables unos aromas y olores mareantes. Entre las ramas de algunos arbustos unas grandes telas de arañas llenas de gotas de rocío brillaban sobremanera con los débiles aún rayos del sol. La naturaleza en su máximo esplendor camino de la Cruz de Ferro, el punto mas elevado del Camino Francés con sus 1.490 metros de altitud, y entre varias sierras a nuestro alrededor en cuyas cimas, solo "plantaciones" de aerogeneradores, sobresalían de entre las nubes y las brumas de la mañana. Era un paisaje espectacular, soberbio. El silencio que reinaba por aquella ruta, una mezcla entre sobrecogedor y al mismo tiempo tranquilizante, casi relajante si no hubiera sido por los kilómetros que aún nos quedaban por recorrer, nos impedía comentar entre nosotros las impresiones recién vividas pues era como un sacrilegio romper aquella quietud y sensación de paz que nos rodeaba.
Pero el falso llano continuó exigiendonos esfuerzos continuados. El sendero curiosamente estaba ya desprovisto de cualquier atisbo de piedra alguna. Señal de que faltaba bien poco para el humilladero y los peregrinos poco previsores, los que no habían arramblado con alguna piedra en las etapas anteriores tenían ya difícil encontrar alguna con un tamaño acorde con el ancestral rito que apunto estábamos de realizar nosotros. Y en una revuelta del sendero, justo cuando la carretera volvía a emerger a nuestro lado, tuvimos la primera visión de Cruz de Ferro. Aun debían quedar quinientos metros, pero era bien visible el alto madero y a sus pies la pequeña pero considerable montaña de piedras, símbolo de la solidaridad entre los caminantes de todos los tiempos.
Aquella visión del hito por excelencia del Francés, pareció darnos alas en los pies y nos animó a acelerar nuestro cansino ritmo tras la subida. Estábamos a punto de cumplir con un requisito insoslayable para todo buen peregrino. Cumplir con una tradición evocadora del paso de miles de caminantes, de labriegos bierzanos, arrieros maragatos, segadores gallegos e infinidad de romeros a Santiago dejando una piedra, traída Dios sabe desde donde, y dejada a los pies del alto tronco de roble, en cuya punta esta clavada la sencilla cruz de metal.

martes, 26 de mayo de 2009

Atravesando un Arco Iris

Y de nuevo en el Camino Francés, tras una semana de entradas por el Sureste, escritos que me sirven para colaborar con la revista de la Asociación.
Fuimos tomando la salida de Foncebadón comprobando que aquella zona estaba en igual grado de decrepitud que la entrada. Solo se salvaban la antigua ermita, ahora restaurada por los alemanes junto a un pequeño albergue parroquial donde sellé mi credencial de nuevo, y la Cruz de peregrinos que marcaba el sendero a seguir. Conseguí no obstante una preciosa foto de esa cruz, con el sol apenas visible entre la niebla, y que presentaré, si Dios quiere, en el próximo Concurso Fotográfico con esperanzas de ganarlo, como cada año.
Parecía que la bruma se estuviera levantando, ya que aquí y allá, aparecían espacios bien iluminados por el sol que contrastaban con otros aún inmersos en la espesa niebla. Algunos altos muros en ruinas de alguna antigua edificación aun se mantenían en pie, como mudos y fantasmales testigos del paso de los peregrinos. De los peregrinos presentes, entre los que nos encontrábamos nosotros aquella mañana, y antes que nosotros, infinidad de caminantes a lo largo de los siglos que debieron pisar el mismo sendero y parecidos charcos como los que nos tocaba sortear ahora, dando saltos para pisar en seco.
Y de pronto, justo enfrente de nosotros, una buena porción de niebla se fue moviendo con presteza por la ladera del monte, tal vez empujada por alguna brisilla que bajaba de la montaña, y dejándonos a la vista un maravilloso arco iris, cuya franja coloreada mas cercana pareciera que fuéramos a tocar con nuestras cabezas.
Se produjo una parada general de los peregrinos que andábamos por el lugar. Aquello era un espectáculo sin igual. Una ocasión única en la vida. Un fenómeno atmosférico siempre curioso y bonito, pero al que, acostumbrados a verlo en la distancia y siempre en altura, raramente se tiene la oportunidad de contacto físico con él. Y nosotros, en aquellos momentos estábamos a punto de atravesarlo, a muy baja altura, casi a ras de suelo, con lo que nadie se quiso quedar sin la correspondiente fotografía, testigo gráfico del excepcional acontecimiento, y por ello la foto que acompaña la entrada, a pesar de que no refleje en toda su medida la sensación vivida.
Fue como atravesar un pequeño y débil túnel de luz, como un sueño o tal vez una alucinación. Mi respiración alcanzó a notar una fría humedad y mi piel se llenó de minúsculas y frescas gotitas de agua. Y un par de metros mas allá aquellas sensaciones habían desaparecido, lo que me hizo darme la vuelta para comprobar que los colores aun permanecían a mi espalda, y de que una pareja de peregrinos que me seguían, primeramente algo difusos a la vista, volvían a recuperar todas sus nítidas formas al pasar al otro lado.
Este momento, junto a la clara visión de un millón de estrellas de la Vía Láctea (Camino de las Estrellas lo llaman) un amanecer en Boadilla del Camino, han quedado grabados en mi memoria de manera imperecedera, como instantes indescriptibles y fuertemente vividos. Que sin duda no volverán a sucederme jamas, pero con la alegría de haberlos experimentado al menos una vez en mi vida. Algunas maravillas entre otras que solo ocurren en este maravilloso Camino de Santiago.

sábado, 23 de mayo de 2009

Hoy chistes medicos

Dado que el autor sueco del libro que estoy leyendo actualmente no hará ningún comentario en este blog... y mejor que no lo haga, ya que de sueco andamos todos muy cortitos... y que ademas el titulo que eligió el fulano es un tanto premonitorio..."Silencio Sepulcral"... Pues eso... que para hoy utilizaremos el socorrido recurso de los chistes.

Y de nuevo vamos con humor medico:
El HipocondríacoUn hipocondríaco va al médico y le pregunta: _ Doctor, mi mujer me traicionó hace una semana y aún no me han salido los cuernos. ¿Será falta de calcio?

Vasectomía
Un hombre va a ver al urólogo y le dice que quiere hacerse una vasectomía. El doctor le dice:
_ Mire usted, esa es una decisión muy grave e importante. ¿ Lo ha comentado con su esposa e hijos?
y el señor le contesta
_ Sí.. se puso a votación y quedó 17 a 2.

La Plaquita
En el consultorio, el paciente le muestra a su médico los resultados de sus análisis. El médico los analiza con cara de preocupación y le dice al paciente:
_ Vamos a tener que mandarle a hacer una plaquita...
_ ¿De tórax, Doctor?
_ No... de mármol.

Lifting
Una señora se hace estirar todo: la nariz, la piel de la cara, etc. ... Finalmente, el cirujano le pregunta:
_ ¿Desea la señora algo más?
_ Si. Quisiera tener los ojos más grandes y expresivos.
_ Nada más fácil, señora.... ! Enfermera, traiga la cuenta, por favor ¡

Con el pediatra
Una mujer lleva a un bebé recién nacido al doctor. La enfermera los hace pasar al consultorio. Cuando el médico se presenta, examina al niño, lo mide, lo pesa y descubre que está debajo del peso normal. Pregunta si lo alimenta con biberón o con el seno materno.
_ Seno materno, responde la señora.
_Por favor señora -dice el doctor- descúbrase los pechos.
La mujer obedece, y el médico toca, aprieta, palpa y oprime ambos pechos, en un examen detallado. Luego le indica a la señora que se cubra y le dice:
_ Con razón el niño pesa poco señora, usted no tiene leche.
_ Ya lo sé. Soy su abuela... pero estoy tan contenta de haber venido ¡¡!.

Una anciana a su odontólogo
_ Vengo a que me saque los dientes...
_ Pero señora, si usted no tiene dientes.
_ Sí doctor; acabo de tragármelos.


INFORME MEDICO:
Estimado Sr. Zavala:
Tenemos buenas noticias para Ud., la mancha rosada del pene no era gangrena, sino lápiz labial.
Atentamente, El Equipo de Patología
P.D.: Lamentamos la amputación.

viernes, 22 de mayo de 2009

Pequeño homenaje

Para terminar con estas entradas de la etapa del Sureste, quiero hacer un pequeño homenaje a las personas que trabajan desinteresadamente por Nuestro Camino. Personas que en su tiempo libre se dedican a abrir, documentar, señalizar y cuidar esos nuevos tramos de Nuestro querido Camino. También a esas otras que, durante las etapas, cuidan del orden de la expedición y de que los peregrinos caminen confiados y seguros. Sin ellos estas etapas no serían iguales.
Y que cuando algo sale mal, o no tan bien como estaba previsto en principio, necesitan de todo el apoyo y el animo de quienes nos aprovechamos de su trabajo altruista y no siempre comprendido. Animo y muchas gracias a todos ellos. Vosotros hacéis Camino a Santiago.












jueves, 21 de mayo de 2009

Y para acabar... nos perdemos

Nos las prometíamos felices, ya liberados del asmático y la lesionada, conducidos por nuestro monitor Juan Romero y por el amigo de Relleu en su coche.
Marisel Garrido, otra de las monitora de aquel día, juntamente con Daniel Sirvent, y que había llevado con suprema resignación cristiana la marcha en la cola del pelotón, tomó el mando de la expedición. Continuamos ascendiendo por la sierra hasta que de pronto, a la salida de una curva del sendero, tuvimos una preciosa vista de nuestra meta, Orxeta. Pero aún nos separaba un enorme barranco y pensamos que en algún momento alguna señal nos indicaría un paso hasta el otro lado, y por tanto a las cercanías del final de etapa. El grupo andaba estirado y varios peregrinos caminaban unos centenares de metros por delante. Sabíamos que la parte final discurría por un PR, terminología propia de actividades de puro senderismo que quiere decir "pequeño recorrido" pero, para lo que tal vez no estábamos preparados, era para seguir las señales que marcan dicha actividad, mas acostumbrados a nuestras típicas y queridas flechas amarillas. El caso fue que todos reparamos en unos postes señalizadores, pero ninguno cayó en la cuenta de seguir aquella señal.
Seguíamos subiendo por aquella especie de tobogán en que se había convertido el camino, viendo como rodeábamos el pueblo pero sin acabar de dirigirnos directamente hacia él. De pronto el silbato de Marisel nos puso a todos en guardia... algo no acababa de ir correctamente... nos habíamos perdido, y con el pequeño pueblo a la vista, lo que resultaba aún mas frustrante.
Llamada de socorro a Juan Romero, experto conocedor del terreno, y el buen hombre vino a nuestro rescate cuando ya nos habíamos pasado algo así como un 1,5 kms. del camino correcto.
Dos o tres peregrinos que andaban en cabeza decidieron por su cuenta y riesgo atajar por el barranco. El resto, resignadamente, inició la vuelta atrás desandando lo ya avanzado. Reprimenda de nuestro guía y de nuevo bajada a tumba abierta hasta el fondo del barranco, por donde discurría un bonito riachuelo que atravesamos por una pasarela de madera. Y de nuevo subida en zig zag hasta la altura de Orxeta en la que entrabamos pasadas las cuatro de la tarde, sudorosos, cansados y mas que nunca hambrientos. Poco pudimos ver de la simpática localidad, apenas su Plaza Mayor y la fachada de su Iglesia de Santiago. Cada uno buscó acomodo en los dos bares del pueblo donde al menos se pudo disfrutar de las ansiadas y frías cervezas y refrescos, dar un rápido bocado y de nuevo con prisas hasta el autobús que nos esperaba desde hacía tiempo, pues el chofer debía cumplir ciertos y lógicos horarios laborales.
Una etapa bonita sin embargo. Que además contaba con el aliciente de ser nueva, dentro de los novedosos ramales del Sureste. De no mucho recorrido, apenas 20 Kms. y dificultad media, y sobre todo con unos paisajes soberbios que gustaron a todos y que, solo la fatalidad quiso que no saliera como habían previsto primorosamente nuestros compañeros monitores de la Asociación. La proxima vez saldrá mejor sin duda.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Continuacion accidentada

Y como sucediera en la etapa anterior, hubimos de esperar a uno de nuestros compañeros, un peregrino con una notoria insuficiencia respiratoria, que combate a fuerza de Ventolin y que, cuando el camino se empina, le hace difícil seguir los ritmos impuestos por la cabeza del grupo. La espera se combatió con el habitual buen humor de los expedicionarios, muchas fotos y algunos ejercicios de estiramiento muscular. Pero para poder seguir el horario previsto reiniciamos la marcha, esta vez bajando por el otro lado del pueblo, y saliendo por unos senderos estrechos, llenos de maleza, cañaverales y todo tipo de invasiva vegetación que obligó al grupo a caminar durante un largo trecho en fila india, vigilando bien donde se daba cada paso para evitar caídas, haciendo malabarismos al pasar en ciertas zonas de cañas y vadeo de algún riachuelo, o simplemente al evitar ortigas y ciertas ramas con espinas que se nos prendía en las ropas.
Pero no todo eran maleza y malas hierbas, ya que en algunos tramos nos encontramos con nispereros y hasta higueras, de las que cada uno intento probar alguno de sus frutos a pesar de la prohibición impuesta por nuestro monitor al principio de la etapa.
El camino se fue endureciendo con continuas subidas, y algunas bajadas, que siempre coincidían con el encuentro de la carretera comarcal que discurría en zig zag. Al final de una de esas subidas, el compañero asmático se demoró mas de la cuenta lo que hizo que todo el grupo permaneciera a su espera, y si bien resultó una perdida de tiempo, por otro lado sirvió para un inesperado y largo descanso casi a los pies del majestuoso Puig Campana en su vertiente norte, que a todos nos vino bien.
De nuevo reemprendida la marcha el sendero discurrió durante un largo trecho por una zona boscosa de pinos y carrascas, con una bellísima sierra repleta de vegetación y arbolado cuyo paisaje asemejaba a otras zonas del país mucho mas al norte. Sin nada que envidiar a zonas boscosas o de montaña de Navarra o Galicia, nuestra provincia de Alicante tiene en su montaña lugares de verdadero interés paisajístico y en el que la naturaleza se muestra desbordante y generosa.
Nueva parada general al borde del camino y nueva espera del grupo, de cuyos miembros empezaron a salir discrepancias y quejas, pues ya había quedado bien claro que, pasadas de largo las dos y media de la tarde, no tendríamos tiempo de poder comer como en otras ocasiones.
Se inició entonces una agresiva bajada por la otra vertiente de la sierra que atravesábamos, que en algunos tramos se realizó a un rápido ritmo de marcha. El sendero era estrechísimo, con abundantes piedras, hoyos y maleza, y con un borde dando a un profundo barranco que lo convirtió en muy peligroso. De tal manera, que en la cola de la expedición se produjo una caída sin mas consecuencias que un doloroso esguince sufrido por una jovencita americana, estudiante de algún curso en la Universidad de Alicante. La subida por la otra cara del barranco de la accidentada hubo de resolverse con la inestimable ayuda de un joven, en muy buena forma por cierto, quien la cargo a sus espaldas, recorriendo así el par de centenares de metros que nos separaba de un nuevo contacto con la carretera de Finestrat-Relleu, donde una de las expedicionarias, tras llamar a un familiar suyo con domicilio en el pueblo y solicitarle que viniera con un coche para trasladar a la americana, nos sacó a todos de un verdadero apuro. Aquello supuso, no obstante una nueva parada del grupo, la enésima por cierto.... pero aún no habían acabado las aventuras inesperadas de aquella accidentada etapa.



martes, 19 de mayo de 2009

Benidorm-Orxeta por el Sureste

Sábado 16 de Mayo y nueva etapa por la Ruta Central de nuestro Camino del Sureste. Esta vez desde su kilómetro 0, en la Iglesia de Sant Jaume del casco antiguo de Benidorm, a donde llegamos a las 9 de la mañana. Antes, en la Plaza Triangular, nos esperaban tres compañeros benidormíes de nuestra asociación, promotores desde el año 2000 de la apertura y conocimiento de este ramal. Tras una rápida visita a la Iglesia y una foto de grupo en las inmediaciones del Balcón del Mediterráneo, fuimos descendiendo por la calle Santa Faz hasta alcanzar la Playa de Poniente, de allí a la avenida de Villajoyosa, y casi por la misma arena de la playa, alcanzamos la Cala de Finestrat donde realizamos una pequeña parada para descansar tras hora y media de marcha por la ciudad turística por excelencia de la Costa Blanca.
De nuevo en marcha y tras cruzar la carretera de Valencia, el polígono industrial y Centro Comercial Marina Baixa nos adentramos por la carretera a Finestrat y Relleu, pasando por la planta de hormigones La Caleta y un circuito deportivo en el que unas ruidosas motos rompían la tranquilidad de nuestro caminar.
Dejado atrás el asfalto y los ruidos, caminamos por un sendero de tierra que en todo momento apuntaba hacia arriba aunque sin demasiadas exigencias. El sol calentaba lo suyo y nos presagiaba una etapa calurosa y agradable que contrastaba con la lejana presencia del Puig Campana tapado por algunas nubecillas blancas que mas tarde y por efecto del calor se disolverían y nos lo mostrarían en toda su belleza y magnitud. Una urbanización de adosados nos anunció la proximidad de Finestrat, población que pudimos ver al poco y en lejanía a medida que nos aproximábamos, adentrándonos por una zona de cierta vegetación, con arbolado, multitud de flores campestres y ocasionalmente alguna casa de campo aislada.
La aparición de una pequeña y mínima pinada fue el lugar y momento elegidos para el almuerzo y cada uno fue buscando su ración de sombra bajo los arboles. El lugar era ideal, ya que a los magníficos paisajes de las montañas y la cercana población que se tenían desde allí se unió una pequeña brisa que nos permitió una merecida tregua y un reparador descanso. Durante el almuerzo, una compañera de expedición se dedicó a recoger unos extraños y pequeños tallos que crecían del suelo en forma de verdes racimos, y ante la curiosidad general, explico que aquella inusual planta tenía por nombre "Uvas de Pastor", y que ella, tras una fácil preparación a base de diferentes cambios de agua y vinagre, guardaba en botes como si fueran olivas, y comía de cuando en cuando.
No hubo tiempo para mas, ya que de nuevo en camino, esta vez por un tramo de continuas ascensión, y siempre con el coloso Puig a nuestra derecha, alcanzamos Finestrat e iniciamos la agresiva subida hasta su casco histórico y su coqueta Plaza Mayor, donde tomamos asiento frente a su Iglesia en espera de que fueran llegando los rezagados.

sábado, 16 de mayo de 2009

MªCarmen en el albergue

Mª Carmen, desde Madrid, y como adelantándose a mi pensamiento de lo que iba a publicar, me mandó ayer un par de fotos de su estancia en el Albergue Monte Irago. Gracias a ella podemos ampliar la noticia... y sabemos que la hospitalera de las rastas se llamaba Ruth y era de lo mejorcito del pueblo salvo, claro está, las especialidades del Gaia, como el Trinchado Medieval, el Doncel Marino en Cuna de barro, el Señor de los Bosques o la Tarta de la Abuela.
Ella y Luis Ángel, al que deseamos una pronta mejoría de su grave dolencia, al haber caminado en otra época del año y decidir hacer noche en Foncebadon, y al igual que Rafa nuestro Vecino de Abajo en 2005, pudieron disfrutar del mágico ambiente que sin duda debía respirarse en aquel lugar.
Y volviendo a Ruth... después de repasar mis anotaciones en el diario y hacer memoria, he recordado haber hablado un momento con ella en la puerta a punto de continuar nuestra marcha. Aquella chica me comentó que se mantenían al frente del albergue durante todo el año, y también a mi pregunta, reconoció que el invierno se hacía bastante duro, con pocas visitas de peregrinos y muchas veces incomunicados debido a los temporales de nieve.
Pero ahí estaban, al pie del cañón, de la misma forma que otro personaje singular que conoceríamos un par de horas mas tarde y del que hablaremos en proximas fechas.
A modo de resumen de mis impresiones en cuanto a Foncebadón, debo decir que arrojaba ciertos claroscuros... me explicaré: Un lugar emblemático del Camino Francés que por el correr de los tiempos y por cierta, mas bien notoria, desidia de los posibles responsables se encuentra en un estado ruinoso y lamentable. Solo unas pocas rehabilitaciones, desgraciadamente y para nuestro sonrojo emprendidas por Asociaciones extranjeras, nos demuestran que Foncebadón, a poco que se le dedicara un mínimo de interés e iniciativa, podría convertirse, tal y como hizo en su día la Xunta de Galicia, en una nueva O'Cebreiro.
Y para finalizar, incluyo las fotos de MC, que sin duda fueron tomadas por Luis Angel, donde se la ve muy hacendosa y diligente en las faenas domesticas durante su estancia en aquel bonito albergue. La otra, está tomada junto a la cruz a la salida del pueblo. Similar foto, esa hecha por mi, me la reservo para el próximo Concurso fotográfico de mi Asociación.

viernes, 15 de mayo de 2009

Albergue Monte Irago

Allí estaba yo, mordiéndome las uñas por no haber podido disfrutar de la Taberna de Gaia al estar cerrado por vacaciones, cuando me llego una especie de música celestial, de cantos gregorianos y tal... ! Joder, con Foncebadón... esto es un pozo de sorpresas ¡ Volví a moverme entre la niebla y de pronto apareció un imponente edificio de piedra y sillares. Por lo visto las rehabilitaciones y la propia vida regresaban a la aldea por su parte sur. Y de aquel bonito edificio era de donde provenía la música. Al acercarme observé que era un albergue promovido por una Asociación alemana y debían despertar a sus peregrinos con aquella esplendida música... muy diferente al de Rabanal donde te despertaban insolidarios ciclistas y estúpidas brasileñas...
Pero las ganas de un desayuno caliente y localizar a mis compañeros me hicieron volver hasta la infausta calle Real, para toparme al mismo tiempo con mis dos vascos y con el albergue del Monte Irago. ¿Donde realizo sus "deposiciones" nuestra amiga Esperanza....? lo dejaremos estar, para darle cierto misterio a esto... ¿no os parece?
El albergue, afortunadamente, estaba abierto, y allí que nos metimos. Comprobamos que sus dos hospitaleros, una pareja de jóvenes hippies, de aspecto antisistema, con sus rastas, sus piercing y apunto de soltarnos aquello de "Paz y Amor, hermanos..." tenían montado allí un bonito tinglado. Aquello se parecía bastante a la casita de Blancanieves, todo de madera, escaleras, pasamanos, mostrador, aparador... una decoración con infinidad de pequeños y curiosos objetos y varios tablones de anuncios en la que infinidad de iluminados dejaban sus notas, poemas y mensajes de amor y concordia....
Pero lo que mas nos motivó fue un pequeño autoservicio con varias cajas de fruta fresca, chucherías, snaks, bebidas, etc... y una cocinita de la que nos ofrecieron servirnos un desayuno completo. Nuestro amigo, el Vecino de Abajo, hubiera dicho que estos dos pareciera que, en lugar de bebidas isotónicas debían "fliparlo" con pastillitas de colores... pero aún así aceptamos el reto. Tomamos asiento en unas largas mesas de madera donde, en cuenquecillos de barro, había mantequilla y varios tipos de mermeladas y enseguida la chica nos trajo una panera con varias rodajas de pan casero tostado y unos enormes cuencos de café con leche. Aquello fue un festín inesperado. Nada lo hacía presagiar minutos antes, cuando habíamos entrado en el pueblo, y disfrutamos de nuestro segundo desayuno como los enanitos cuando regresaban de la mina. Aijo, Aijo....
(Mañana sabado, nueva etapa del Sureste... pero dejo programado un pequeño homenaje a MªCarmen y a Luis Angel)

jueves, 14 de mayo de 2009

Foncebadón

Y tras coronar la montaña no sin cierto esfuerzo, alcanzamos una planicie por la que se iban uniendo a nuestro propio sendero varios ramales por los que adivinamos a otros peregrinos caminando entre la espesa niebla. Pronto nos topamos con el vetusto cartel de la aldea y unos pasos mas adelante, descubrimos que ya nos encontrábamos en plena calle Real. Eufemismo lo de Real, ya que a simple vista todo en el pueblo era una pura ruina y se hacía difícil imaginar que allí, en el siglo X, se hubiera celebrado un importante concilio presidido por el Rey Ramiro II, o que un siglo después el eremita Gaucelo instalara una alberguería que con el tiempo se convirtió en una prospera abadía.
Por el momento, y a tenor de lo que estábamos viendo, incluso se hacía extraño que hubieran 2 personas censadas y dudé en varios momentos de que fuera cierto que estuvieran viviendo en la aldea. Con lo que nuestra entrada fue un tanto dubitativa. Como si solo un esfuerzo de imaginación y nostalgia pudiera hacernos ver lo que debió ser Foncebadón en otros tiempos. Pero un sonido familiar y monótono llegó a nuestros oídos, que no a nuestra vista pues la bruma podía cortarse con un cuchillo... una hormigonera en pleno funcionamiento. Efectivamente, a unos metros de nosotros alcanzamos a ver entre montones de piedras que otrora fueran los recios muros de alguna casa, un par de albañiles que intentaban recomponer su cimentación... por tanto.... mientras hay vida, y algo de dinero, hay esperanza. Y recordé en aquel mismo momento haber visto en internet una pagina de cierto restaurante que se había establecido no hacía mucho en el pueblo.
Aquello nos animó, al menos a mi, a explorar el contorno y separándome de mis compañeros, que andaban buscando algún lugar apropiado para cierto problema intestinal que acuciaba a Esperanza, y adentrándome entre las ruinosas casas llegué hasta una especie de precioso prado, que luego entendí era un parque, y de pronto quedé extasiado ante un par de auténtica palloza, completamente restaurada y en perfecto estado. Pero no acabaron ahí las sorpresas, ya que cuando me fui moviendo y la niebla me lo fue permitiendo, observé que por aquella parte del villorio las restauraciones de edificios era una esplendorosa realidad y que, además, la primera casa restaurada era el susodicho restaurante o Taberna de Gaia. Lamentablemente en Septiembre, acabada la temporada, estaba cerrado y me era imposible entrar a tomar ni siquiera un café, ya que a las 8,30 de la mañana tampoco hubiera podido pedirme ninguno de los suculentos platos de su menú medieval.
Y como creo que todos vosotros disfrutareis también de esa pagina, me permito dejaros el enlace para que la visitéis tranquilamente, aconsejandoos que pinchéis en los enlaces titulados: "El Local", "Los Exteriores" y sobre todo en "Especialidades". Auténticamente mágico y como un viaje al medievo... como invitando a pasarse por allí y vivir un momento inolvidable.
! Que lo disfrutéis ¡

miércoles, 13 de mayo de 2009

Empieza a alborear

Poco a poco fui ganando en confianza. Lo que antes eran siluetas negras, aparecían ahora mucho mas nítidas y claras. El tímido alboreo del amanecer, a pesar de la pertinaz neblina, me fue devolviendo la confianza y el valor.
Durante un momento recordé aquella leyenda que venía en todas las cartillas militares, cuando aun se estilaba hacer la mili, que decía: Valor... se le supone. Que verdad y cuanta razón debían tener nuestros mandos... el valor y la falta de miedo solo pueden demostrarse en situaciones extremas, y yo en aquellos momentos de ascensión, solo, por un sendero a oscuras, casi me había cagado en los pantalones.
Conseguí llegar hasta una especie de abrevadero de animales realizado con piedras en el que, por fin ¡¡.... había una flecha amarilla indicativo de que no me había perdido. No obstante pensé que ya estaba bien de heroicidades en solitario, que mejor continuar acompañado, y me senté a esperar a los compañeros... me daban igual italianos o vascos... la cuestión era continuar en compañía. Descolgué mi mochila, me encendí un ducaditos y esperé ser alcanzado descansando sentado sobre el murete.
Pasados unos largos minutos aparecieron Javier y Esperanza y se unieron a mi, comentando lo difícil que había sido el anterior tramo en plena negrura, incluso Javier opinaba que debería haberse demorado mas en el water dando tiempo a que amaneciera... ! Claro, tio... y yo congelándome en la calle ¿no? ¡
Hubo tiempo para algunas fotos, aunque casi todas salieron de una manera extraña debido a la niebla que nos seguía rodeando. Y nos pusimos de nuevo en marcha, esta vez con la esperanza de que en Foncebadón algún garito estuviera abierto y tupiéramos la oportunidad de un caliente desayuno.
Si hasta aquí habíamos atravesado un monte por una de sus vertientes y la subida aunque constante habían sido realmente suave, desde aquel punto en que nos encontrábamos la pendiente se fue endureciendo un poco. Primero, alcanzamos y cruzamos de nuevo la carreterilla, para volver a un sendero cada vez mas empinado, siempre apuntando hacia arriba. La diferencia esta vez era notable, pues al hacerlo en grupo la charla entre nosotros nos distrajo de otras disquisiciones, incluso de vez en cuando oíamos el motor de algún coche o furgoneta que transitaba por la cercana aunque oculta carretera.
El día era ya una realidad y la claridad cambiaba mucho las cosas, con lo que las ganas por llegar y conocer la mítica aldea de Foncebadón nos tenia ocupados y no pensábamos en las rampas que íbamos ascendiendo paso a paso. Solo la niebla molestaba algo al dejarnos su humedad sobre nuestros chubasqueros y en general nos impedía disfrutar del magnifico paisaje de aquella montaña, solo vislumbrado en alguna tregua que se concedía a si misma aquella espesa bruma blanca que lo inundaba practicamente todo. El sendero flanqueado por aquellos matorrales de numerosas y multicolores flores hacia mas llevadero el caminar... y sobre todo la cantidad de olores que nos llegaban desde todos los lugares hicieron que aquellos momentos se recuerden como algo mágico e irreal, dificilmente explicables.
A pesar del cansancio de aquella subida, estábamos disfrutando como nunca y sabedores de que no todo es "orégano" en el camino, nuestros sentidos andaban alertas ante cada una de las maravillas que nos rodeaban.

martes, 12 de mayo de 2009

Sin palabras

Nueva y agradable sorpresa la recibida el sabado, con un nuevo comentario del autor de la novela comentada aquel día. Incluyo aquí el comentario del amigo Jose Luis, para que no quepa ninguna duda:
(José Luis Romero ha dejado un nuevo comentario en su entrada "SIEMPRE QUISE BAILAR COMO EL NEGRO DE BONEY M":
Hola Alberto.Soy José Luis Romero, el autor de la novela. Quiero agradecerte la generosidad de tus comentarios sobre Siempre quise bailar como el negro de Boney M y me congratulo de que te haya resultado una lectura amena. Como cada fin de semana googleo el título, he visto tu comentario de ayer.Además de esto quería decirte que la expansión y publicidad que hice en su momento de la novela fueron causadas por la –novelitud- en esto de escribir y las ganas darla a conocer. De todas formas me alegro que haya llegado a tus manos, aunque sea por este cauce.He echado un vistazo al reportaje fotográfico del Camino y me parece muy interesante. Hace tiempo que Paz (mi mujer) y yo hablamos de echarnos al camino. Un abrazo. José Luis.)

Espero que Jose Luis y su esposa Paz acaben por iniciar el Camino de Santiago en alguno de sus tramos y que este "peñazo" que escribo diariamente al menos sirviera para algo bueno.

Para terminar con la corta entrada de hoy, y siguiendo con esa infinita ansia de enseñar a mis lectores cosas interesantes y siempre de actualidad, me permito insertar un reportaje grafico de una importancia capital en el que sobran las palabras. Mitos que por simples detalles caen como idolos de arena... Otros, que por esos mismos detalles, surgen de la nada, convirtiendose en nuevos lideres, y nos marcan el camino a seguir.
Iconos en los que poder vernos retratados... en fin... cuestión de medidas y detalles


!! A buen entendedor... sobran las palabras ¡¡

lunes, 11 de mayo de 2009

Noticia deportiva

Mª Carmen, que creíamos perdida aún por el Perú pues no daba señales de vida, nos envía una noticia de alcance de índole deportivo, que hecha algo de luz sobre la deshonrosa derrota del Real Madrid ante los catalanes hace 15 días.
Resulta que, según el documento gráfico que acompaña a la noticia, el Real Madrid solicitó una pequeña modificación antes de su partido contra el BarÇa. Incomprensiblemente no le fue aceptada lo que provocó que le clavaran los 6 goles. !! Como simpatizante del Real, debo protestar energicamente... No hay derecho ¡¡

domingo, 10 de mayo de 2009

Freakies

Un freaky o freakie es una persona inusual bien por su forma de comportarse, por su aspecto o pensamiento. En general, y a pesar del anglicismo malsonante, es algo que no es fisicamente normal.
Sin embargo nuestra Constitución española de 1.978, en su Capitulo II sobre Derechos y Libertades, y concretamente en su Articulo 14 dice: "Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, religión, sexo, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social."

A continuación os muestro algunos detalles que contradicen nuestra querida Carta Magna... Juzgen ustedes mismos.



































































sábado, 9 de mayo de 2009

SIEMPRE QUISE BAILAR COMO EL NEGRO DE BONEY M

Si hace un par de semanas comentaba aquí que el escritor Miguel Sendin, autor del libro "El gusano del mezcal" se había dejado caer por este blog y dejaba su comentario de agradecimiento por la lectura y buena critica de su obra; ... con el libro de hoy sucedió lo contrario un tiempo antes... José Luis Romero, el autor de este "Siempre quise bailar como el negro de Boney M." era quien entraba aquí para hacerse propaganda el mismo y nos invitaba a leer (y comprar) su opera prima.
Picado por la curiosidad y salvando las dificultades que me encontré, finalmente conseguí hacerme con el libro de este barcelonés de 46 años, policía municipal de Barcelona y diplomado en Criminología y Dirección de Seguridad, quien empezó en esto de la literatura publicando artículos técnicos en revistas de seguridad, que mas tarde derivaron en relatos cortos que le llevaron a obtener el Primer Premio del Certamen Día de la Policía de Caceres ¿?. Animado por este reconocimiento, creó los personajes de Evaristo Conrado, detective privado y protagonista de esta novela, así como el del subcomisario Sabastian Orozco cuyas aventuras esperan ver la luz en breve.

En esta novela, con una Barcelona siempre presente, casi como un personaje mas de la trama y a lo largo de sus 316 paginas, nos da muestras del cariño y del conocimiento que siente y tiene por su ciudad. Nos adentramos pues en la investigación de un caso de espionaje industrial, que muy pronto y a tenor de las pruebas, va derivando en una complicada tela de araña en la que están involucrados altos cargos políticos y militares, llegando incluso a los destacamentos militares españoles acuartelados en la misión de Afganistan.
Con una narrativa ágil, Romero nos adentra en los mas oscuros vericuetos policiales y en los bajos fondos de la gran urbe, entremezclado con visitas a los mas selectos ambientes industriales, donde nuestro protagonista, el ex Guardia Civil Evaristo Conrado, se desenvuelve como pez en el agua, con toda su carga de ironía a cuesta y sobre todo con muchisimo cinismo. Debido a ello el personaje se hace a veces un tanto antipático, demasiado de vueltas de todo aquello que le rodea (y sin embargo es así como imaginamos a los verdaderos detectives en la vida real)

Nada timorato el amigo José Luis Romero, sin cortarse un pelo, atreviéndose con un tema en el que Gobierno central, Generalitat catalana, altos cargos militares, grandes trust empresariales y fuerzas de seguridad del estado no salen muy bien parados a lo largo de la historia que nos cuenta (y sin embargo es así como imaginamos los entresijos del poder en la vida real)
Para ser la opera prima de su autor, deja el listón muy alto... como algo difícil de superar. Lo que aumenta las ganas de leer su próxima obra. Esta, por lo menos, no aburre. Al contrario, entretiene y se lee de un tirón, lo que siempre es de agradecer.

viernes, 8 de mayo de 2009

Oscuro como el culo de un negro

Javier se demoró en el excusado lo necesario para estos casos. Lo suficiente para que yo me cabreara y me quedara cercano a la hipotermia. Cuando empezamos a andar, ni que decir tiene que yo puse la quinta marcha, derrape en las curvas e intenté por todos los medios moverme para entrar en calor. El matrimonio fue quedándose rezagado, enfrascados de buena mañana en no sé bien que discusiones. Una de las veces en que me giré para ver la retaguardia, pude comprobar que la pareja de jóvenes italianos eran los únicos que me seguían. Ella, que la tarde anterior había tenido problemas oculares, definitivamente con un ojo tapado, con un parche que le confería un aspecto de pirata de los mares del sur; el novio, solicito y abnegado, llevando en una mano la mochila de ella... !! Hay que ver...como si la mochila se llevara con el ojo ¡¡
Salimos de Rabanal e iniciamos una pequeña ascensión por un sendero flanqueado por un muro de piedra que aún recogía algo de la luz de la ultima farola del pueblo. Minutos después, me engullía la mas negra oscuridad y solo, unos metros mas atrás las pisadas de las duras botas de los italianos a mis espaldas me acompañaban y conseguían insuflarme los ánimos suficientes para continuar en solitario y en avanzadilla.
Que los italianos me siguieran a cierta distancia no impedía que mi zozobra fuera en aumento. Seguidme, seguidme... que cuando yo me pierda, todos estaremos perdidos...
Y mas cuando llegamos a una carreterilla y las flechas nos indicaron que debíamos internarnos por la ladera de un despoblado monte, por un sendero en el que predominaban grandes arbustos... o lo que yo imaginaba grandes arbustos... pues solo al tacto se podía estar seguro de por donde uno transitaba.
Pronto se dejaron de tener noticias de los transalpinos... uno cargado con dos mochilas, la otra con un ojo menos... aunque en aquellos momentos no hiciera falta ni medio... era lógico que se fueran quedando atrás, mas aún cuando yo sudoroso, ya totalmente recuperado del frío pasado a las puertas del albergue, sin embargo, por los mismos nervios que me producía aquella situación seguía andando rápido, casi compulsivamente, siguiendo a oscuras aquel sendero de manera autómata, como si de una huida hacia delante se tratara.
Al rato, los arbustos e incluso algunos arboles se fueron perfilando y apareciendo, aun borrosos, pero ya de otro color al negro. El día parecía que quisiera despuntar, y con ello la visión de algunas de las cosas que me rodeaban, incluida la punta de mi nariz, que minutos antes era solo un recuerdo... sabía positivamente que la tenía ahí, delante de mi cara, aunque no la pudiera ver. Ahora me veía la nariz... pero ¿por qué no me alegraba de vermela? La falta de señalización, de alguna flecha amarilla pintada aunque fuera sobre una roca del camino, algún cartel señalizador, un algo... que me sacara de dudas y me indicara que iba por buena ruta me iba comiendo la moral por momentos. Varias veces estuve a punto de detenerme y esperar la llegada de alguno de mis compañeros que sin duda me vendrían siguiendo... ¿seguro que me seguían? ¿No habrían dado la vuelta buscando la seguridad de la carreterilla que debía llevar al mismo sitio, Foncebadón? Pero no. Sería vergonzoso que, primero unos italianos tuertos, y luego unos vascos charlatanes, se rieran de mi... Y si me detenía... como si estuviera descansando... ! Claro, listo... apenas veinte minutos después de haber salido y descansando, ¿no? ¡
Continué... ! que remedio ¡ Y para mejorar la situación... se estaba dejando caer por la ladera de aquel monte una espesa niebla mañanera que iba cubriendo como un velo blanquecino todo lo que me rodeaba... mi recién reencontrada nariz incluido.
En varios años haciendo el Camino de Santiago, encontrándome con numerosas situaciones dificiles, ni por asomo se podían comparar con aquellos momentos de incertidumbre que viví saliendo de Rabanal del Camino en plena oscuridad y a hora tan temprana. Solo me faltaba que las dos brasileñas que nos precedían, después de haberse caído por el barranco tal y como les había deseado, me oyeran llegar, me dieran la voz de alarma pidiendo socorro y yo, siempre de buen corazón, me viera inmerso en una misión de rescate en plenos montes leonés. ! Maldita sea mi suerte ¡

jueves, 7 de mayo de 2009

Las 5... y ya despiertos?

Dormí profundamente, con un sueño reparador... hasta las 5 de la madrugada en que nuestro ciclista se levantó para ir al baño y moviendo la litera al bajarse como si nos encontráramos en medio de un terremoto de magnitud 6 en la escala Richter (escala V según Mercalli, en la que se ocasiona daños ligeros en algunos edificios... pero sobre todo despierta a quienes duermen) y dejando además la puerta de la habitación abierta con lo que la luz del pasillo acabó por fastidiarnos a todos. _ ! Fils de puuuuuta ¡.... pero el tio no se dio por enterado... es mas... dio un portazo a la puerta del aseo.
Cuando volvió de desaguar... (mejor... mear... que los animales de bellota no orinan... mean) la cosa no mejoró... pero para entonces ya estábamos sobre aviso y bien despiertos. Sobre todo las dos brasileñas... que tardaron bien poco, solo media hora dando vueltas en sus camas, para levantarse y prepararse para la marcha... y apenas unos minutos mas para volver, encender las luces y buscar el bordón de una de ellas que, gracias a Dios, estaba bajo la cama y fue encontrado enseguida. Pero entonces Esperanza, que no había conciliado el sueño en toda la noche, se vio en la necesidad de venir hasta mi cama y comunicarme dicha novedad. _ ! Pero bueno...¡ ¿No tienes a tu marido para contarle estas cosas, mujer? ¿No dijo el cura... para lo bueno y para lo malo?... !! Pues anda con él... petarda ¡¡
Resumiendo: Aún no eran las 6 de la mañana, y ya estábamos aseados, vestidos y preparando el desayuno. Mientras Esperanza calentaba el nescafé pude comprobar desde la ventana de la cocina, donde me fumaba el primer pitillito del día, que fuera aún la noche era cerrada, oscura y algo fría, y una especie de repeluz recorrió mi cuerpo ante nuestra inminente salida a la calle. Esperaba al menos que las dos brasileñas, entre aquella extrema oscuridad, se despeñaran por un barranco... y detrás de ellas... el cabrón de nuestro ciclista de la litera. Para este, una vez acabamos con el café, tuvimos los tres un especial recuerdo en forma de ruidosa entrada a la habitación para recoger nuestras mochilas, y una vez acabamos le dejamos la luz bien encendida como puede verse en la foto y la puerta abierta de par en par.
El primero en salir a la calle... yo, como siempre. La segunda Esperanza, y también, como siempre el ultimo Javier, que tenía que ir al baño todos los días nada mas acabarse el cola cao.
La completa oscuridad, solo rota por una exigua bombilla en la puerta del albergue y alguna mala farola en algún lugar de la calle, iba acompañada de un frío considerable. Ansiaba desesperadamente que la visita al excusado del vasco no se demorara demasiado, que todo le fuera bien en aquel trance en solitario y poder así iniciar la marcha y entrar en calor. ! Qué cosas tiene la vida a veces... y que problemas este dichoso Camino de Santiago ¡

miércoles, 6 de mayo de 2009

Ultimas horas del día

Lo primero fue hacer tiempo para la cena. Esto se consiguió escuchando la tertulia que se originó en el saloncito del albergue, y a ratos viendo como llovía afuera mientras me fumaba algún cigarrillo. Mis dos vascos, a los que el tiempo había permitido acercarse hasta la tiendecilla y comprar algunas vituallas, andaban a la greña. Como siempre, Esperanza, charla que te charla, indicaba a su marido lo que debía hacer o decir... Javier, que normalmente solía callar y otorgar, esa tarde no le pasaba una y la reprendía intentando vivir su propia vida... cosas del tiempo lluvioso, que todo lo altera.
Finalmente me cansé de chácharas y decidí ir por libre... bajar a cenar al restaurante junto al albergue... con lo que allí los dejé a todos.
Pedí una sopa castellana y unos calamares a la romana y mientras esperaba mis platos llamé a MD para darle el parte de la noche.
Al poco apareció Javier... que por fin había optado por lo mas sensato, esto es... dejar a su señora a su bola y que les comiera la oreja a los extranjeros con sus interminables diatribas. Pero Javier, que quería planificar la etapa del día siguiente, al verme hablando por el móvil con mi propia señora, tras un momento de indecisión y con buen criterio, prefirió dejarme a solas con mi conversación y volver, con el rabo entre las piernas, a aguantar a su media naranja.
La cena no fue nada del otro mundo... y menos por el astronómico precio de nueve euros que me soplaron. Pero al menos me permitió desconectar un poco del cargado ambiente del salón del albergue, poner mis ideas en orden, apuntar algunas cosillas en mi cuaderno, evocar los sitios y situaciones de las anteriores etapas y de aquel mismo día y sobre todo imaginar como sería la siguiente etapa de mas de 32 kilómetros, y en la que el Alto de Foncebadón, primer escollo de la jornada nada mas salir, me preocupaba un poco.
Y acabada la cena de nuevo al albergue, para comprobar que la lluvia había cesado mientras me encontraba enfrascado con mis pensamientos. Unos minutos después, comprobaba que en nuestra habitación había nuevos huéspedes. En una litera dos brasileñas, veteranas, algo serias y feas como un pie... y en la cama superior a la mía un ciclista nacional, que debía llevar ya varias horas durmiendo a tenor de como roncaba. Rápido aseo, tapones de cera en los oídos, el buenas noches a mis dos compañeros vascos y de nuevo el dolor de piernas una vez estas se relajaron, dieron paso a mi tradicional forma de dormirme... como por desmayo.

martes, 5 de mayo de 2009

Y de pronto... la mundial

Y tras acabar aquel curioso acto de la bendición de peregrinos en la Iglesia de la Asunción de Rabanal del Camino, fuimos saliendo educadamente del templo no sin antes echar una ultima ojeada a las fosas y enterramiento de su interior. En la puerta, el joven madrileño continuó chinchando al sacerdote leones, Esperanza andaba dubitativa con que comprar para la cena, Javier, resignado, la seguía a donde fuera que ella se encaminara y yo, intentando alejarme de todo aquello decidí continuar mi visita por la parte alta de la calle Real, incluso por la salida del pueblo, camino por el que deberíamos discurrir a la mañana siguiente.
Casi al final del pueblo, volví a toparme con el cartel de la Posada de Gaspar que anunciaba a las puertas de aquel precioso caserón de rotunda fachada de piedra su especialidad en Cocido Maragato. Me iba y me venía la idea de comerme de nuevo aquel portento de la gastronomía leonesa... la otra opción pasaba por un triste sandwich de york y queso... pero finalmente la cabeza le pudo al estomago y consideré que para la noche y mi necesario sueño sería demasiado pesado aquel exceso.
Volvía ya sobre mis pasos cuando reparé en que la francesa piadosa y llorona andaba junto con un nutrido grupo de amigos intentando hacer alguna foto del grupo. Me acerqué y me ofrecí a hacérsela yo para que así salieran todos, con lo que me gané sus simpatías, aunque un extraño acento... poco francés... me asaltó cuando hablé con ella.
Hecho mi buen acto de cada día... una foto un tanto desenfocada... y viendo que de nuevo las negras nubes se cernían sobre mi cabeza, fui regresando hacia el albergue a trote cochinero pues el cansancio de las piernas empezaba a hacerse notar a ultima hora de la tarde.
Conseguí llegar casi sin mojarme. Ya que de improviso se formó la mundial en forma de copiosisima lluvia. En segundos la calle del pueblo quedó completamente despoblada de peregrinos que corrieron a buscar refugio. Solo algún despistado de ultima hora se aventuraba a pasear bajo aquel diluvio. La calle Real, totalmente en cuesta se convirtió de pronto en un pequeño rio. Los canalones de las cubiertas de las casas empezaron a tener dificultades para desaguar tanta agua y los chorros que despedían eran espectaculares.
Y como aquello tenía trazas de no parar en un buen rato, nos fuimos haciendo a la idea de que la tarde en Rabanal tocaba a su fin... tal vez aún algunos momentos de tertulia con los compañeros, una cenita rápida y frugal y pronto a la cama pues al día siguiente nos esperaba una de las etapas consideradas duras del Camino Francés.