El que un peregrino haga trampas... en forma de autobús (o tractor, como en el caso de nuestro buen amigo Rafa, el Vecino de Abajo)... aunque solo sea para ahorrarse el aburrido, anacrónico y anodino trayecto por el cinturón industrial de una gran ciudad o volver a la senda adecuada tras un despiste, es causa de menosprecio, escarnio y mofa por parte del resto de compañeros de la ruta.
Como si de una obligación se tratara, esta bien visto y altamente loable no ahorrar ningún esfuerzo, y andar cada uno de los metros que median entre los 790 kms que distan Roncesvalles y Santiago, o simplemente entre las etapa elegidas.
Aun diría mas... no es que esté bien visto... sino que se da por supuesto, y el "atajo" pesa sobre el infractor de esta regla no escrita como un baldón ignominioso y execrable.
Recuerdo aún como en el año 2004, recién desembarcado en Sarria, y a la espera de transporte hasta O'Cebreiro para iniciar allí mi primera andadura, me encontré con un peregrino granadino que lloraba avergonzado y desconsolado en la oscuridad del anden de la estación, al haber sido conminado drasticamente por los médicos del centro de salud, a dejar de andar por una importante y dolorosa tendinitis, so pena de quedar lisiado para los restos. La rabia y la desesperación por tener que realizar aquellos últimos 100 Kms que le restaban, tras 3 semanas caminando desde los Pirineos, movían a la pena de cualquiera que viera aquel espectáculo.
Fue la primera lección que me enseñó el Camino... lección que solo me sirvió hasta Molinaseca... a solo unos 50 kms del Cebreiro y de realizar así la peregrinación al completo, sin escatimar ni un solo esfuerzo. Si ahora echo la vista atrás y pienso desapasionadamente en mi "infracción" de solo 7 Kms. de aquel día, puede que me vinieran los cargos de conciencia y el arrepentimiento por la ocasión perdida. Pero al mismo tiempo, y también sin pasiones, solo yo sé en el penoso estado en que me encontraba aquella tarde bajo la marquesina del micro bus, sin ganas de dar una solo paso mas para cubrir aquella aburrida entrada a Ponferrada. Aun así entonaré un sentido "mea culpa".
Este es un poco el compromiso que impera entre los peregrinos, amén de otras excelentes costumbres como pueden ser la auto confianza, el amor y respeto por la naturaleza y el medio ambiente, la solidaridad... y otros muchos. Lecciones de vida.Y en un radical cambio de tema, pasaré a relatar mis impresiones sobre un correo que me envía mi otro Rafa (el Gambino). Trata el envio, sobre la publicidad que cierta compañía de cursos de formación de personal y altos directivos hace de cierta actividad paralela a los típicos seminarios y actividades potenciadoras de inteligencias emocionales, y que consiste en realizar los ultimos 100 Kms del Camino francés a Santiago.
Es como si lo estuviera viendo... un grupo de pijos directivos, yoopies de pacotilla, que se embarcan en una aventura, acompañados y guiados hasta en los últimos detalles por un Coach (especie de entrenador o gurú de la auto-ayuda) todos vestidos de Capitán Tapioca, y embaucados con el lema de la empresa de Taller Coach Experiencial que dice sobre si mismos: "El arte de asistir y acompañar a las personas para que definan y aclaren sus metas y objetivos. Ayudar a obtener resultados extraordinarios en sus vidas"... algo que bien pudiera entroncar con la primera mitad de la entrada de hoy.
Dentro de las actividades que se ofrece por el módico precio de 850 € es el de andar durante una semana, acompañados de un entrenador (uno para cada 5 asistentes) y en el que además de un Seguro de accidente, se ofrece el desayuno y la cena de cada día en el Camino; una cena especial de despedida a la llegada a Santiago, y aquí viene lo bueno y lo que mas me solivianta... aseguran que los asistentes no tendrán muchos mas gastos "ya que se duerme en los albergues de peregrinos que son gratuitos o de donativo" (aunque también apuntan la posibilidad opcional de contratar hoteles a lo largo de la ruta que, lógicamente, se pagarían aparte).
Eramos pocos y parió... Coach Experiencial... llenándonos los albergues de indeseables haciendo negocio, y de trepas intentando mejorar en su plano laboral... aunque si van andando... peregrinos son al fin y al cabo... ¿o no?
1 comentario:
bueno, si te digo la verdad desde lourdes a saint jean, me tiré cinco jornadas más solo que pijolo, por esas sendas del señor, vamos que mofarse por mi pérdida, era del todo imposible, como no fueran algunas vacas y lugareños, otra cosa con vida no vegetal no había, aunque por la forma de mirarme algunos gabachos, no se si se podría llamar a eso vida animal, desde luego humana.... no seré yo quien ponga la mano en el fuego, pero los dos monsieurs de los tractores fueron muy agradables, salvo por la sonrisa socarrona que se les escapaba por debajo del bigote, que me di cuenta.
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