viernes, 26 de septiembre de 2008

Bercianos del Real Camino

Los últimos kms. de la etapa se hicieron realmente pesados. Al paisaje anodino, mas de lo mismo con respecto a los anteriores días, se unía el cansancio acumulado y al sol inclemente que nos caía sobre la cabeza. En esos momentos la mochila parece pesar el doble y hasta las botas suponen un pesado lastre. Esperanza se iba quedando atrás renqueando, y con ella su marido que trataba de animarla. En un momento dado, cuando atravesaba una serie de terrenos recién abonados con montañas de estiércol, el olor y sobre todo la legión de moscas que se nos echaron encima, ávidas de nuestro sudor y de la sombra que pudiéramos darles, nos hicieron casi correr, sacudiéndonos la invasión de los molestos y asquerosos insectos con las gorras como podíamos.
El andadero tenía plantados a uno de sus lados unos raquiticos arbolitos cada ciertos metros, con la intención de dar algo de sombra y tal vez algo de vida a aquel tramo, pero sin duda eso sería dentro de unos años ya que, recién implantados, no hacían ningún efecto.
Cada 500 metros un banco de mármol me servía para descansar mientras esperaba al matrimonio vasco, para una vez alcanzado reiniciar mi marcha de nuevo en cabeza. A la altura del arroyo de Perales, Bercianos apareció en lontananza, justo cuando dejábamos una frondosa chopera que fue un bálsamo para nosotros por la frescura que daban la cercana agua y los enormes árboles. Luego una ermita y junto a ella una cruz de mármol en recuerdo del peregrino Manfred Kress, fallecido allí en 1.998. Si no llegaba pronto al fin de la etapa, bien podía haber el próximo año otra con mi nombre... "Murió aquí de puro asco y aburrimiento, por no haber tomado el taxi en el último pueblo"... o algo así.
Y por fin, Loado sea el Señor en su infinita misericordia, Bercianos del Real Camino. Un nombre demasiado largo para lo que en realidad era el pueblo, que en la Edad Media fue repoblado por gentes de la comarca del Bierzo, como su nombre indica.
Un hostal de la entrada a la localidad cerrado por vacaciones (mal empezamos); casas de adobe y paja, en su mayoría amenazando ruina (normal); calles mal diseñadas y peor señalizadas para llevarnos hasta la otra punta del jodido pueblo, donde se encontraba el albergue municipal (inhumano, si es que así no puedo hablar bien del pueblo).
Pasadas las 3 de la tarde, ya en el albergue, una casona restaurada del siglo XVII, también de adobe y paja, y llevado por un joven hospitalero catalán muy agradable y por Tina, una veterana de pelo blanco y corto, una especie de replica de la monja argentina de Carrión de los Condes, aunque una escotada camiseta nos hizo desechar cualquier posibilidad de que fuera una religiosa... y el nombre: Tina a secas... si hubiera sido Sor Citroën o Sor Bercianos... tal vez.
La recepción del albergue recordaba a la del albergue de Boadilla, aunque aquí faltaba la bonita piscina del jardín. Mientras nos apuntaban apareció una peregrina inglesa que agarrándose lastimeramente el estomago se dejó caer en un sofá. No venía de Terradillos, con lo que no había probado las almejas, pero sin duda había tomado la insana agua de la comarca.
Por un lado tuvimos suerte, pues nos tocó una habitación con las últimas camas o literas de las 17 plazas de que disponía el lugar. A la inglesa le tocó uno de los colchones que se disponían en el mismo suelo para rezagados. Pero cuando observamos con mas detenimiento aquel antro pudimos ver que las vigas de los techos tenían más mugre y telarañas que le palo de un gallinero. Menos mal que el catalán nos informó de que colchones y mantas habían pasado, una semana antes, un buen lavado y desinfectado en la lavandería. Tampoco pudimos lamentarnos por la falta de piscina, ya que las dos únicas duchas rebosaban agua por cada rincón y uno podía hacerse unos largos por el pequeño pasillo. Sin embargo el agua caliente era abundante, con lo que yo recuperé de nuevo el animo y la alegría que me caracterizan, eso sí, tras una larga cola pues parecía que todos hubiéramos llegado a la misma hora (pasadas las tres de la tarde) y con la misma idea fija de desprendernos del sudor, el polvo y la mala leche que nos había producido una etapa tan larga y aburrida.
POR CIERTO, TODAS MIS FOTOS DEL ULTIMO VIAJE YA EN PICASSA. ! QUE USTEDES LAS DISFRUTEN ¡

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY BUENAS , SOY EL NEGRO DE BONEY M..., NO SE SI ES QUE CON ESTOS 58 AÑITOS QUE TENGO O ES QUE NO DOY MAS DE MI MISMO PERO NO ENCUENTRO LAS FOTOS QUE UD. MENTA EN PICASA