jueves, 9 de abril de 2009

Descanso en Torremanzanas

Habíamos llegado a las tres de la tarde a nuestro destino. Con una hora de retraso sobre las previsiones iniciales, pero aún de una pieza. Habían sido aproximadamente 20 kilómetros, pero de una dureza inusual para nuestro Camino del Sureste, normalmente comodo y llano al menos en las etapas conocidas hasta ahora discurriendo por las provincias de Alicante y Albacete. Inusual tambien el paisaje por el que había discurrido, pues en honor a la verdad, las caminatas por el Levante suelen ser de paisajes mas bien secos, desprovistas de vegetación y arbolado. Ni mejores ni peores, simplemente diferentes, con esa fisonomía propia de la zona y su clima.
La de aquel día había sido con diferencia la mas exigente para los peregrinos. Solamente comparable en dureza con un par de las ya miticas del Camino Francés... tal vez asimilable, salvando distancias, con la de Villafranca del Bierzo con su final en el Alto del Cebreiro, o la de Saint Jean Pied-de-Port a Roncesvalles. La mas dura pero al mismo tiempo una de las mas espectaculares, con todo el encanto que encierra el caminar entre naturaleza en su estado puro.
Una etapa nueva, pero que a buen seguro se convertirá a partir de este 4 de Abril del 2.009 en una de las mas emblematicas de nuestros recorridos por el Sureste, y en un genial descubrimiento de nuestros compañeros de Asociación que tanto hacen por nuestro Camino de Santiago con la apertura de nuevas rutas, su reconocimiento y señalización y el excelente trabajo de documentación y busqueda de cualquier información que engrandezca el peregrinar hasta Santiago.
Poco mas que contar de esa estupenda etapa, salvo que una vez reagrupados y dada la hora nos fuimos dirigiendo hacia el centro de la localidad, pasando por las calles de Torremanzanas en las que las flechas y los azulejos fueron marcandonos el camino hasta la misma plaza del ayuntamiento donde cada uno fue elegiendo su lugar para la comida, el café y el reparador descanso hasta el momento de volver al autobus que nos devolvió a Alicante cansados pero contentos por un día inolvidable. Y de hecho resultó inolvidable... ya que al día siguiente y sucesivos las agujetas en las piernas se encargaron de recordarnos lo dificil que había sido la etapa.

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