Terminé de cruzar el puente... ultimo vistazo al culo de la inglesa... y sin darme cuenta comencé a caminar por la calle mayor del pueblo, tratando de otear el horizonte y lograr ver a mis compañeros. Fui dejando atrás los numerosos restaurantes que se distribuían aquí y allá, pero todos por las proximidades del rio y su piscina natural. De esta manera alcancé el otro lado del pueblo, donde reparé, sin darle mayor importancia, en una marquesina situada en una esquina de la calle. Había llamado por el móvil a Javier para tratar de localizarlos, pero este nunca tiene enchufado su aparato. Volví atrás con la esperanza de encontrarlos en alguno de los bares de la zona del puente.
Conforme caminaba, mas convencido estaba de que no aguantaría otros 7 kms. hasta Ponferrada. Llegar, si podría haber llegado... pero no me daba la gana dar una paso de mas. Así de claro.
Pero por otro lado, y a pesar de que la idea de quedarme en Molinaseca, darme un buen baño y girar la visita turística, se me hacía cada vez mas atractiva, la cabeza me decía que en Ponferrada habría muchas mas, y sobre todo mejores, oportunidades de visitas, con su enorme castillo templario, su basílica de la Virgen de la Encina, El Arco del Reloj, etc... Todo un dilema.
En esas estaba, cuando el vasco se dignó encender su teléfono y llamarme para decirme que se encontraban en el restaurante El Palacio, practicamente junto al rio. Desandé lo andado y me reuní de nuevo con mis dos compis, que ya ocupaban una mesa en el interior del mesón, después de haberse refrescado en los aseo y haberse cambiado los dos de calzado, seguían cariacontecidos, como derrotados, por primera vez en varios años desde que andaba con ellos.
De la carta elegí unos puerros con jamón (¿es que en Molina no conocían el melón con jamón, o qué ?... y de segundo, trucha, mientras el tema de conversación versaba sobre la conveniencia de pasar la noche en aquel pueblo o bien llegar hasta la gran ciudad.
Al final y por votación, ganó 2 a 1 la propuesta de continuar, esfumándose así mi sueño de darme un baño en el Meruelo. ! De acuerdo, vamos a Ponferrada... ¿pero como? ¿andando?... Ni loco...
Amoscado y a regañadientes me levanté, fui a la barra y pregunté al camarero la forma de llegar a la capital del Bierzo, quien, mirando el reloj de pared, me contestó que en apenas 20 minutos, a las cuatro de la tarde, salía el autobús desde una marquesina de la calle Fraga Iribarne... ! Coño, claro ¡ La marquesina que había visto al final del pueblo.
Rápidamente tomamos el postre, pagamos, volvimos a calzarnos, a cargar con las mochilas e iniciamos bajo un tórrido sol el camino que nos separaba de la parada.
Estábamos a punto de hacer trampa... A Esperanza, que ya se había escaqueado con MªDolores el año anterior, a la entrada de León no se la veía preocupada... pero Javier... andaba cabizbajo y preguntándose... ¿Nos lo tendrá en cuenta el Apóstol el día que pase lista...? Yo, por mi parte, muy metido en mi papel de guía, andaba en el fondo contento por haberme salido con la mía y no andar ya mas por aquella jornada. 25 Kms. me parecían cojonudos... 32, una exageración tras la paliza de etapa que habíamos sufrido durante toda la mañana.
2 comentarios:
¡Qué guapos estais!, por ciero lorena se parece ¿a su padre fisicamente? o me l parece mí en esa foto, aunque le veo también algo de su madre.
MD espero que todo se solucione para bien, Alberto ya veo que tu neurona sigue su ritmo (me alegro), eso es que todavia corre sangre por tus venas (aunque sea en exceso dulce).
Besos y a ver si por fin podemos hacer esa cena o comida juntos. Besos todos
cogisteis un bus?
Publicar un comentario