viernes, 13 de marzo de 2009

Agua a precio de gasolina

Pues si el tonto de Santa Catalina de Somoza vendía palos de madera... los listos del lugar tenían montado un bar, un albergue privado o una tienda de chorradas y camisetas.
A mi me dio por intentar sellar la credencial en uno de estos "negocietes" y como por lo común soy bastante gilipollas, y me suele dar apuro entrar en un bar solo para utilizar el tampón y el sello, pues para disimular y hacer algo de gasto pedí un botellín de agua a pesar de tener la mía intacta rellenada de la fuente. La verdad es que me la dieron fresquita... casi helada y eso siempre se agradece cuando uno va sudoroso y cansado. Pero el precio... 2,20 €... me pareció excesivo. Incluso si hubiera sido agua de la piscina de los milagros del Santuario de Lourdes... agua del lago Tiberíades allá en Galilea, donde pescaba el Apóstol Santiago, junto a su padre Zebedeo y su hermano Juan... me hubiera parecido una barbaridad. ¿No sé si me entendéis? El caso es que me pareció abusivo... pero me "la envainé", pagué... volví a sellar hasta por tres veces (cuestión de amortizaciones) y eso sí, me bebí hasta la ultima gota estrujando el PVC y esperando una ultima gota que se quedó remoloneando entre uno de los pliegues del botellín.
Vencida la rebelde gota de agua, fuimos saliendo del pueblo sin hacer ruido... y sin pensar en comprarnos un bocadillo de jamón catalana, o nos haría falta suscribir antes un préstamo con garantía hipotecaria. Aquello había terminado de convencerme de que, en algunos lugares como aquel, hacían del Camino de Santiago el máximo negocio de manera descarada. Y también que tontos, tontos... ya no queda ninguno por mucho que busques.
El resto del pueblo mas bien para olvidar, pues solo se salvaba la calle principal, y las colindantes aparecían con casas abandonadas, cuando no a punto de derrumbe.
Y si la tarde anterior había yo llamado a mi amigo Alberto de Oviedo y hablado con él, en aquel preciso momento recibí la llamada de su ex MªJesus, que me daba ánimos para mi aventura y recababa información de como nos iba el tramo. Me alegró muchísimo recibir aquella llamada pues estos ovetenses me son especialmente queridos.
Acabada la llamada anduvimos por el andadero que tenía a su derecha, tras salvar un talud, una vía pecuaria para transito de tractores y un poco mas allá la típica vegetación de monte bajo, con algunos arboles, en su mayoría carrascas y frondosos matorrales. Caminábamos en animada charla, yo contándoles las desventuras del matrimonio de Oviedo a mis dos compañeros vascos... cuando de pronto... empecé a sentir algunos retortijones estomacales. El botellín de agua helada estaba haciendo su efecto y... !Oh, desgracia ¡ nos encontrábamos a mitad de camino de cualquier sitio, pues debíamos haber recorrido ya dos kms, desde el ultimo y para el siguiente debían quedar otros tantos. Aquel era mi quinto año en el camino, durante todos aquellos tramos había acarreado medio rollo de papel higiénico en mi mochila... pero nunca había tenido que necesitarlo en mitad del monte y por tanto tenía poca experiencia. Dicen que cuando las dificultades y las crisis aparecen, suelen servir para agudizar ingenios y sacar lo mejor de cada cual. La "experiencia" que citaba unas lineas atrás... ¿como decirlo?... empujaba con fuerza amenazando salirse por el camal de mis pantaloncitos cortos. No hubo ocasión de que se agudizara ingenio alguno. No creo que saliera lo mejor de mi... no, en absoluto. Simplemente corrí. Salte taludes. Crucé vías agropecuarias. Me interné (poco... pues no daba tiempo) por el monte bajo ese. Elegí al azar un árbol cualquiera de esos de "frondosos matorrales a su alrededor"... y estrené con 5 años de retraso, pero justo a tiempo, mi rollito de papel de water.
! Jolín con el agua helada ¡ Casi la armo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A eso se le llamo yo control de esfínteres. Cinco años caminando y el rollo sin estrenar. ¿Aplicas la ley del grillo? Me imagino que sabes la respuesta. "La última gota en el canzoncillo".

Y las lindas florecillas que habrán dado esos frondosos matorrales. Con la primavera a punto de llegar seguramente habrán florecido.

Espero que estés mejor de tu flemón.

Un beso para todos y buen fin de semana

Anónimo dijo...

Espero que no fuera el famoso papel del elefante, "que no limpiaba por detrás ni por delante".
Mañana cervecita con Rafa, espero verte yo también.
Besos a todos y que seais felices

Angel dijo...

Como siempre intresante conocer de cerca tus andaduras via Santiago.

Un saludo.