Yo viendo que los españoles seguían en sus sacos, traté de volver a coger el sueño.
Desayunando en un bar vi como muchos peregrinos dejaban allí sus mochilas. Mas tarde supe que había establecido un servicio de taxi para mochilas, normalmente en algún bar de cada pueblo, y que por 3 euros te la llevaban hasta el final de la etapa.
El Camino de Santiago y la peregrinación es para muchos pueblos un negocio rentable. No solamente los albergues privados, hostales, bares y restaurantes, tiendas, farmacias viven de la peregrinación, incluso particulares, en meses de aglomeración de romeros, llegan a alquilar habitaciones en sus casas para cuadrar sus economías. Lo del servicio de taxi, era una parte más del negocio montado, y bastante lucrativa, ya que con solo una docena de mochilas al día (allí había más de una docena aquella mañana) durante las 30 mañanas del mes, hacen más de 1.000€. Durante solo los tres meses del verano... medio "kilito" de las antiguas pesetas.
Yo en aquel momento vi aquello poco ético, por parte de los peregrinos. Que aquello desvirtuaba "los valores". Luego también recordé haber leído que en la Edad Media, que había gente que hacía la peregrinación a sueldo de señores. Como el que paga una misa. También existía la costumbre de que la justicia condenara a realizar el Camino, y de ahí los "encargos".
Mientras, Oskar el bilbaíno del día anterior, había cogido un autobús para ir hasta Sarria argumentando dolores en sus rodillas. Empecé a darme cuenta de que aquello no tenía el romanticismo que yo me había figurado meses antes, y que cada uno iba a su bola, según fueran sus motivos. Por tanto dejé de rasgarme las vestiduras, y acepté taxi y bus como animal de compañía. Volvía a quedarme solo y sin compañía, pues había pensado que una vez roto el hielo con aquel, podríamos ir juntos.
Desde Triacastela había dos posibilidades para llegar a Sarria: Pasando por el Monasterio de Samos o siguiendo el camino de San Xil. Elegí el segundo, de solo 19 Kms. y por que pensé, equivocadamente, que el del monasterio discurría por carretera asfaltada. Me perdí ver Samos, pero nunca me arrepentiré por lo que mas tarde aconteció.
El sol en esta zona de Galicia no se abre paso entre la niebla hasta las 9 o las 10 de la mañana, con lo que caminaba en una especie de penumbra, que acrecentaba la sensación de estar discurriendo por un paisaje del medievo. ¿Como describir aquellos bosques a esa hora de la mañana y con aquel ambiente? Fue duro, pues casi siempre las sendas se empinaban y había que subir, y siendo fumador eso se notaba. Pero andar entre aquellos arboles, cuyas ramas se juntaba haciendo que la senda pareciera discurrir por un túnel vegetal, la bruma que se dispersaba al paso de los cuerpos, el silencio, solo roto por alguna piedra que de vez en cuando rodaba al paso de los peregrinos, la visión de los castaños milenarios, totalmente retorcidos sus enorme troncos, llenos de hendiduras formadas por el transcurrir de los siglos, no es algo que se pueda expresar facilmente. Solo faltaba ver aparecer a las meigas (que sin duda nos hubieran vendido algún conjuro... por aquello del negocio montado por ahí) La zona rural gallega, ha sido de siempre un buen tema literario, e incluso se han hecho películas. La única forma de saber como era todo aquello, hacerse una idea aproximada, sería viendo una de estas, tal vez "El bosque animado" aquel film de 1.987 de José Luis Cuerda, cuyos exteriores fueron rodados en bosques de los alrededores.
Fueron casi 15 Kms. sin encontrar nada habitado, cualquier aldea quedaba apartada de la senda, y lo único que recordaba la mano del hombre fue la Fonte dos Lameiros, con una enorme concha decorándola y varios "pasadoiros", grandes piedras planas colocadas a los lados del camino para evitar los empozamientos del agua, que algunos puntos corría a raudales. Simplemente maravilloso, y si no me hubiera ya enganchado en Cebreiro, este paisaje lo hubiera hecho definitivamente.
Antes de llegar a Furelos, y casi en los lindes de aquellos bosques, volvió la civilización en forma de pequeña venta junto a una carretera comarcal. El panadero aun no había llegado a aquel bar, pero tostándome el del día anterior, me hicieron una tortilla de chorizo que me devolvió a la vida. Como aquello estaba atestado, sobre todo de extranjeros... sí, todos aquellos que habían salido a las 6 habían sido alcanzados, decidí comerme mi bocata fuera a pesar de que hacía algo de fresco.
Me encontré a la pareja que había dormido la noche anterior en las literas altas del albergue y a las tres señoras que los acompañaban. Una de ellas intentaba hacer una foto del grupo y me ofrecí a hacerla yo, para que todos salieran en ella. Aparqué mi tortilla de chorizo, y así, de manera casual, se entabló la conversación, y esta llevó a una amistad que perdura hasta el día de hoy. La pareja era de Oviedo, Alberto y MªJesus, de treinta y tantos. Las tres "marujas" de La Herradura, Granada (escribo esto sabiendo que tanto Inmaculada, su hermana Mari, y MªAngustias, no tienen ordenador y nunca leerán esto en internet, pero esa fue la impresión que me causaron a primera vista)
Y no solo perdura la amistad por alguna ocasional felicitación navideña o una llamada de móvil de tarde en tarde. Tanto los asturianos y yo, hemos bajado a la costa granadina en mas de una ocasión. Las granadinas han estado en Oviedo, y alguna vez vinieron a la provincia de Alicante, con lo que el contacto nunca se ha perdido, bien al contrario se ha fortalecido entre nosotros con ocasión de algún problema personal, del que no daré mas detalles. Todos los dias con Alberto y MªJesus, y a través de correos electrónicos nos mandamos chistes y power points.
Desde ese momento pues, anduvimos juntos en grupo compacto, hasta completar nuestro Camino en Santiago.
Solo quedaban 5 Kms. hasta Sarria y los hicimos hablando y conociéndonos. Las granadinas eran tremendas, siempre con sus chanzas y chascarrillos, puro humor andaluz. Los ovetenses mucho mas comedidos en el habla, pero también muy simpáticos y agradables. Ante la coincidencia de los nombres desde ese momento fui bautizado por MªJesus como Alberto DOS, y así sigo.
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