Por la mañana nos levantamos a una hora razonable, ya de día. Aunque Miguel, el valenciano, rezongaba que no se podía salir tan tarde y que había que hacerlo antes de la salida del sol. Ya en la calle vimos que la lluvia solo había caido durante la noche, y que tendríamos un dia magnifico. ! Bien por mi cuñado Jorge !
Tras unos centenares de metros recorridos por la calles mojadas, y dado que no encontrabamos ningún bar abierto para desayunar, nos desviamos un tanto de la ruta marcada por las flechas, pero encontramos abierta la cafetería de un hotel y allí nos tomamos un caliente café con leche con bollería. Nos tomamos nuestro tiempo... Miguel daba pataletas en la calle por que saliamos con retraso. Cuando lo hicimos confiamos en el sentido de orientacion de Javier, pero nos fue mal, ya que estuvimos callejeando sin rumbo hasta que finalmente dimos de nuevo con la ruta marcada.
La salida de Pamplona, fue larga y tediosa, con recorrido por unas largas e inacabables avenidas y donde el frío se hacía notar. Aproveché para comprar tabaco y un decimo de loteria de Navidad, de nuevo esperando que el Apóstol se enrollara. Al acabarse aquellas avenidas, un nuevo desvio nos llevó hasta la Universidad de Navarra, para sellar nuestras credenciales, cosa que nos hizo un bedel de la Facultad, que mas parecía un ministro, por el traje y el porte con que se movía. En un jardín interior de aquel edificio, la estatua de Jose Maria Escriva de Balaguer, presidía el lugar, para que todo el que pasara recordara que aquella universidad era del Opus Dei.
Al salir y tratar de encontrar la ruta volvimos a perdernos. Javier, que de orientación andaba cortito, fue a preguntar a un repartidor de Coca Cola el camino a seguir, y cuando el repartidor se volvió para contestarle, nos dimos cuenta que se trataba del joven que la tarde antes nos había sacado las fotos en el Café Iruña. El chico, muy amable, nos indicó como salir de allí, tambíén sorprendido por la casualidad. Volvimos a encontrar nuestras queridas flechas amarillas y pudimos continuar.
Si a la entrada de Pamplona cruzamos el puente sobre el rio Arga, a la salida tuvimos otro tanto, solo que esta vez, sobre el rio Sadar. Solo algunas fabricas y algún poligono de pisos por este lado de la ciudad, y enseguida una carretera secundaria que nos llevó, en casi una hora, hasta Cizur Menor. Javier y Miguel, que ya habían realizado el Camino, nos aconsejaron avituallarnos ya que no habría mas pueblos hasta bastante despues de la bajada del Alto del Perdón. Con lo que fuimos a parar al Bar El Tremendo. El nombre nos movía a la curiosidad, toda vez que el mesonero era delgado,un tipo normal, el bar tan bien normal nada tremendo. El caso es que nos enteramos de donde le venía el nombre a la hora de pagar. A pesar que los bocadillos que nos había servido eran cumplidos, de tortilla a la francesa con chorizo y pimientos, lo que nos cobró fue una autentica barbaridad. Y como no podíamos protestar pues el cartel, ahí estaba y el que avisa no es traidor, salimos de Cizur como si nos hubieran atracado.
Nada mas dejar atras las ultimas casas, tuvimos a la vista el Alto del Perdón. Faltaban 10 Kms. pero la enorme montaña, toda ella coronada de aerogenerador, se levantaba ante nuestra vista. Enseguida supe que nos ibamos a ganar el perdón por todos nuestros pecados de las ultimas semanas, mediante las cuestas que tendríamos que subir. Con lo que nos lo tomamos con calma y fuimos andando y charlando entre nosotros.
Rafa no tardó en sorprendernos. El muchacho era un chistoso de campeonato. Y nos fue amenizando la marcha con infinidad de chistes. Fue la tonica de casi todos los días. Un par de horas con sus chistes y luego
jueves, 17 de enero de 2008
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1 comentario:
ESTE AÑO HE VUELTO A PASAR POR EL TREMENDO, PERO SOLO UN DESCAFEINADO CON LECHE, QUE YO NO SOY TONTO.
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