domingo, 20 de enero de 2008

Una tarde tranquila

Aquel día no comimos. Aun nos duraba el empacho del bocata de tortilla con chorizo de Cizur. Me di una de las duchas mas calientes y largas que recuerdo haber tomado, aprovechando que el albergue no tenía mas huespedes que nosotros cinco. Lavamos y secamos nuestra ropa mientras yo llamaba a MªDolores y le deba el parte diario.
A eso de media tarde, fuimos a hacer la visita turística de la localidad. En el albergue municipal de los PP Reparadores conversamos con el cura que hacía de hospitalero, y pudímos apreciar que, sin estar del todo mal, las instalaciones del Jakue eran notablemente mejores que las que tenían allí. Solo quedó saber que clase de reparaciones hacían los curas aquellos, que tipo de maquinaria arreglaban... el porque del nombre de esa Orden.
Junto a la residencia de los monjes, visitamos la iglesia del Crucifijo, donde en su altar mayor esta situado un dramático Cristo renano crucificado en una pata de oca, en lugar de una cruz como es tradicional. Se nota la presencia por aquellas tierras de los templarios, ya que la pata de oca suele considerarse como un símbolo de dicha Orden. No obstante, Rafa como estudioso de la Historía del Arte, nos dio una auténtica lección sobre lo que estabamos viendo, iniciando así lo que serían sus interesantes visitas guiadas, a todas las iglesias y monumentos que nos fuimos encontrando por el Camino.
El casco urbano de la localidad, está claramente ordenado a partir de la ruta jacobea. La calle Mayor, arteria de esta ruta y del pueblo, tenía aun cierto aire medieval, con bellas casas blasonadas, con balcones llenos de flores, todo muy limpio y cuidado lo que le daba un aspecto inmejorable. En una de sus tiendas nos detuvimos a comprar algunos recuerdos. Era un colmado en que vendían de todo, desde comida, ropa, hasta artículos de ferretería. Un artilugio extraño, mezcla de hormigonera y rallador estaba expuesto en el exterior, pero ninguno tuvo la ocurrencia de preguntar para que servía. Al día siguiente, en un pueblo mas adelante, salimos de dudas y coincidimos con un paisano haciendo uso de tan extraño aparato... servía, unido por una goma a una botella de butano, para asar pimientos. Realmente curioso. Yo por mi parte, solo compré una camiseta con un dibujo de la localidad. De esta manera inicié una especie de colección de camisetas que, junto a las compradas el año anterior y los siguientes, me han llevado a tener mas surtido de esas prendas que el propio Corte Ingles.
Casi a la salida del pueblo, de nuevo sobre el rio Arga, se levantaba el enorme e impresionante puente románico, mandado construir en el siglo XII por la viuda del Rey Sancho Garces III, doña Mayor. La visión de aquel bellisimo puente, de seis ojos, alomado, con sus grandes tajamares cortando las aguas del rio, inmenso, fue para nosotros toda una experiencia. Ayudaba la hora de la tarde y la disposición del sol que iba ya de retirada, lo que le daba una especial luminosidad que nos dejó a todos casi sin habla. Sobrecogidos por su belleza. Las fotos no se hicieron de esperar y de nuevo, desde todos los angulos, posamos una y otra vez.
De nuevo por la calle Mayor, esta vez en sentido contrario, encontré una tienda muy bien surtida de artículos de regalo donde, asesorado por Esperanza y por Inma, una de las maestras del grupo de valencianos que habíamos conocido en Pamplona y que nos habíamos encontrado en el puente, compré finalmente un bonito y caro pañuelo de seda para regalo a MD.
Llegaba la hora de cenar, había hambre pues no habíamos comido aquel mediodía, con lo que fuimos buscando algún sitio para ello. Acabamos en el resturante Joaquín, donde se anunciaban a buen precio varios menus para peregrinos. Una camarera con una dentadura de pena, nos fue toreando habilmente, hasta colocarnos lo que a ella le dió la gana. Esperanza casi se fue sin cenar ya que nada de lo que trajeron le cuadró, pero el resto dió buena cuenta de la comida, no sin cierta añoranza del asado del dia anterior en Pamplona, pues el famoso menú dejaba mucho que desear.
Volvimos hasta el albergue, y cada cual se entretuvo en lo que mas le apeteció durante espacio de una hora. Yo tomando notas para el diario y escribiendo mis tradicionales postales a todos mis amigos. Esperanza en coser la mochila Perona de Rafa, que debido al tute se había abierto en canal y necesitaba reparación. Aquella mujer de nuevo daba una lección de cariño, aceptando su papel de madre de todos nosotros y preocupandose por ayudarnos todo lo que podía.
A las diez de la noche, reventados, nos preparamos para dormir. Y entre unos extranjeros a los que les dió por formar una ruidosa tertulia y a los que hubo que silenciar expeditivamente, a los ronquidos de Miguel que cayó en la cama fulminado y a los extraños quejidos de Rafa que sufría de dolores en las rodillas o las piernas y no le dejaban dormir, no tuve mas remedio que levantarme, escarbar en la mochila a oscuras y ponerme los tapones de cera en los oidos. Recuerdo que antes de dormirme determiné ponermelos cada noche al acostarme, y también recuerdo que terminé riéndome de nuevo al rememorar el ultraje, la violación, de mi amigo almeriense de por la mañana. Todo un elemento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA VERDAD ES QUE LO DE ESPERANZA, NO TIENE PRECIO, MENUDA COMPAÑERA, PARA TODO LO QUE NECESITARA. DE HECHO, YO QUE SOLO PUEDO AGRADECERLE SUS AYUDAS, EN ESE MOMENTO, COMO EN OTROS MUCHOS, HUBO UN MOMENTO EN EL QUE ME LLEGUÉ A SENTIR UN POCO MAL, POR QUE ME PARECÍA ABUSIVO POR MI PARTE TANTA ATENCIÓN DE ELLA, LUEGO SUPUSE QUE AL SER YO JOVEN Y SÍMPATICO A LA PAR QUE HUMILDE Y SENCILLO, ELLA NO PUDO EVITAR SENTIR CIERTO AMOR MATERNAL HACIA MI, TENIENDO A SUS HIJOS LEJOS Y CRIADOS, YO FUI EL AFORTUNADO QUE RECIBIÓ SUS ATENCIONES DE AUNTÉNTICA MADRE Y MUY BIEN QUE ME VINIERON.
POR OTRA PARTE LO DE MIGUEL FUERON UNOS RONQUIDOS DE LO MÁS DESAGRADABLE, ES CIERTO, Y LO CONFIRMO, PERO LO MÍO FUERON UNOS DULCES Y AGRADEBLES SUSPIROS, POR EL TREMENDO DOLOR QUE PADECÍA, EN FIN CREO QUE ESO DEBERÍAS REVISARLO MEJOR, QUIZÁS TU MEMORIA FALLE UN POCO A ESTE RESPECTO.