martes, 5 de mayo de 2009

Y de pronto... la mundial

Y tras acabar aquel curioso acto de la bendición de peregrinos en la Iglesia de la Asunción de Rabanal del Camino, fuimos saliendo educadamente del templo no sin antes echar una ultima ojeada a las fosas y enterramiento de su interior. En la puerta, el joven madrileño continuó chinchando al sacerdote leones, Esperanza andaba dubitativa con que comprar para la cena, Javier, resignado, la seguía a donde fuera que ella se encaminara y yo, intentando alejarme de todo aquello decidí continuar mi visita por la parte alta de la calle Real, incluso por la salida del pueblo, camino por el que deberíamos discurrir a la mañana siguiente.
Casi al final del pueblo, volví a toparme con el cartel de la Posada de Gaspar que anunciaba a las puertas de aquel precioso caserón de rotunda fachada de piedra su especialidad en Cocido Maragato. Me iba y me venía la idea de comerme de nuevo aquel portento de la gastronomía leonesa... la otra opción pasaba por un triste sandwich de york y queso... pero finalmente la cabeza le pudo al estomago y consideré que para la noche y mi necesario sueño sería demasiado pesado aquel exceso.
Volvía ya sobre mis pasos cuando reparé en que la francesa piadosa y llorona andaba junto con un nutrido grupo de amigos intentando hacer alguna foto del grupo. Me acerqué y me ofrecí a hacérsela yo para que así salieran todos, con lo que me gané sus simpatías, aunque un extraño acento... poco francés... me asaltó cuando hablé con ella.
Hecho mi buen acto de cada día... una foto un tanto desenfocada... y viendo que de nuevo las negras nubes se cernían sobre mi cabeza, fui regresando hacia el albergue a trote cochinero pues el cansancio de las piernas empezaba a hacerse notar a ultima hora de la tarde.
Conseguí llegar casi sin mojarme. Ya que de improviso se formó la mundial en forma de copiosisima lluvia. En segundos la calle del pueblo quedó completamente despoblada de peregrinos que corrieron a buscar refugio. Solo algún despistado de ultima hora se aventuraba a pasear bajo aquel diluvio. La calle Real, totalmente en cuesta se convirtió de pronto en un pequeño rio. Los canalones de las cubiertas de las casas empezaron a tener dificultades para desaguar tanta agua y los chorros que despedían eran espectaculares.
Y como aquello tenía trazas de no parar en un buen rato, nos fuimos haciendo a la idea de que la tarde en Rabanal tocaba a su fin... tal vez aún algunos momentos de tertulia con los compañeros, una cenita rápida y frugal y pronto a la cama pues al día siguiente nos esperaba una de las etapas consideradas duras del Camino Francés.

2 comentarios:

Nora dijo...

Me alegro de que se recuperen las buenas costumbres.
Un beso para todos

MARISEL dijo...

ME HA GUSTADO, YA SABES QUE YO TODO LO QUE SEA CAMINO, SEA EL QUE SEA, ME ENTUSIASMA, ES UNA PENA QUE NO HAGAS EL ALICANTINO, PORQUE TODAS LAS VIVENCIAS, Y ANECDOTAS QUE VIVIMOS ,.....NO TENDRIAS ESPACIO PARA PUBLICARLAS. NO OBSTANTE, ESTOI HACIENDO, UNA PELICULA, POR ETAPAS, QUE AL FINAL. (AÑO QUE BIENE) UNIRÉ Y TE LA PASARÉ , SEGURO QUE TE GUSTA, LA HAGO CON TODA LA ILUSIÓN, PUESTO QUE NO SOI ESPERTA . EN ESTAS LINDES, ME ESMERO TODO LO QUE PUEDO, BESITOS MARISEL