martes, 22 de enero de 2008

De Cirauqui a Lorca

La entrada a Cirauqui estaba jalonada a ambos lados del sendero por las primeras viñas que veíamos. En una de sus primeras calles encontramos una tienda abierta, y Mama Esperanza propuso hacer la compra y almorzar allí mismo. Hicimos fondo común y la buena mujer compró pan, queso, jamón serrano, bebida y plátanos, haciendo después unos enormes bocadillos que nos comimos en un banco junto a la tienda. El pan, la fruta y el fiambre que sobró, quedó en la bolsa de plástico que venía acarreando, a medias con Javier desde Roncesvalles y que contenía un par de kilos de las famosas bayas azules, las endrinas. Yo me hacía cruces de ver el empeño de aquellos dos por llevar aquel engorroso sobrepeso. A mi la bolsa me hubiera durado un suspiro, y sin duda la hubiera lanzado bien lejos, tal y como me hubiera gustado lanzar la jodida mochila, el palo de peregrino, y hasta mis pies doloridos.
Llegamos hasta el Arco en la muralla de la población. La aglomeración de gente sacándose fotos junto a él, y junto a la estela discoidal que había a sus pies, nos impidieron sacar buenas imágenes, pero aun así conseguimos salir todos aunque mezclados a peregrinos que no conocíamos. El pueblo era una bonita muestra de localidad que conserva sus vestigios medievales, con calles empedradas, casas con rotundas piedras de sillería y en general un aspecto muy cuidado y limpio. La plaza del ayuntamiento, en lo alto del pueblo, con una parte porticada donde estaba situado el albergue de la localidad, ocasión que aproveché para sellar la cartilla, y enseguida la bajada, buscando la salida del pueblo. Si la entrada había tenido su encanto por el arco medieval, la salida no fue menos, ya que flanqueada por grandes cipreses discurría por los restos de una calzada romana, con sus enormes lajas o piedras planas que, salvando las distancias, daban la sensación de andar por la Vía Apia. Al final de la calzada, los restos, practicamente ruinas, de un puente romano.
Y de nuevo el camino que volvía a empinarse hasta alcanzar una carretera nacional, que tuvimos que cruzar. La ruta, ya decididamente entre viñedos, era un auténtico tobogán, siempre con subidas y consiguientes bajadas. Un rompepiernas, creo que lo llaman.
Y en eso que nos encontramos por el estrecho camino a un paisano que discurría con un pequeño coche, que detuvo para facilitarnos el paso. Al saludarnos, Esperanza se detuvo y empezó a charlas con el. Los demás observábamos de lejos y atónitos como la vasca se animaba en su conversación con el agricultor, pero nos quedamos de piedra cuando le hizo bajar del coche, abrir el maletero, aceptarle y cogerle varios tomates y algo de uva, que el tipo traía de su huerto. Todo aquello fue a parar a la bolsa de endrinas, que ya parecía la bolsa de la compra en día de mercado. Javier horrorizado por el morro de su mujer anduvo reprendiéndola un buen rato, pero ella encantada por la ocurrencia, le amenazaba con no dejarle probar los tomates en la próxima parada que hiciéramos.
Media hora mas tarde teníamos ya a la vista Lorca, pero aun nos quedaba una pronunciada cuesta para llegar hasta sus calles. Cuando subíamos aquellas rampas, recordé que en el Códice Calixtino (primera guía de viajes, y del Camino de Santiago, escrita a mediados del siglo XII) se describía aquella villa como muy funesta, de aguas tremendamente venenosas. Se refería al rio Salado, que pasa por ahí, y que como su nombre indica, transporta numerosas sales y minerales, que sin duda debían provocar buenos dolores de estomago a quienes bebieran de sus aguas. Los retortijones de vientre debían estar a la orden del día y por tanto, siguiendo la lógica almeriense, las consiguientes sensaciones de ultraje y violación. ¿Verdad Rafa?

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA VERDAD ES QUE LOS PEREGRINOS QUE BEBIERAN ESAS AGUAS LO PASARÍAN REALMENTE MAL, PERO A LA HORA DE DESALOJAR, CREO QUE EL EFECTO SERÍA EL CONTRARIO DE EL QUE YO SENTÍ.
DE TODAS FORMAS ME GUSTA MUCHO COMO ENUMERAS Y CUENTAS CADA PUEBLO, PUNTE Y RÍO POR EL PASAMOS CON SUS RESPECTIVAS HISTORIAS Y LEYENDAS, ES DE LO MÁS INTERESASNTE, SOBRETODO PARA GENTE QUE NO HAYA HECHO EL CAMINO, SEGURO QUE LES ESTÁS DESCUBRIENDO COSAS MUY INTERESANTES E INCLUSO LES ESTÁS DESPERTANDO ALGUNA IDEA DE IR A CONOCERLO EN PRIMERA PERSONA. PARA LOS QUE YA LO CONOCEMOS Y LO HEMOS VIVIDO CONTIGO, ES OTRA FORMA DE RECORDARLO, MÁS INTERESANTE QUE LAS PROPIAS FOTOGRAFÍAS.