viernes, 7 de marzo de 2008

El Poema del Camino

Desde el Alto de San Antón, y tras atravesar una aldea abandonada, la vista del valle ofrecía una panorámica de varios pueblos en la lejanía. Uno de ellos sin duda debía ser Najera, el final de etapa tras 30 agotadores kms. Fui bajando y negociando mis fuerzas, dosificándolas, pues sabía que los últimos kms siempre son los peores, y es como si algún gracioso fuera corriendo el pueblo hacia atrás a medida que tu avanzas.
En las cercanías ya de la ciudad, me encontré a dos tipos que descansaban sentados en una balsa para riego, los saludé y unos centenares de metros adelante me detuve a beber de una fuente en el lugar en que el Códice Calixtino sitúa la batalla de Roldán contra el moro Ferragut, y en el que existe una extraña edificación, como si de un antiguo nevero se tratara. Los dos tipos me alcanzaron e iniciamos una pequeña conversación. Resultaron ser canarios, de Tenerife concretamente, y venían desde Roncesvalles para terminar aquel año en Burgos al igual que yo.
Continuamos caminando juntos y al decirles yo que ya había hecho el camino por la zona de Galicia, me preguntaron cosas de aquella parte, pues tenían pensamiento de hacer esos tramos al siguiente año con sus mujeres.
Ambos de unos treinta-cuarenta años. Uno, Pedro Gabriel, bajo, gordo, barbudo y bastante marimandón. El otro, Jesus Arsenio, muy delgado y calladito, pues el otro casi no le dejaba hablar. En una palabra: El Gordo y el Flaco, y con unos nombrecitos que se las traían.
Y casi sin quererlo, esta vez a diferencia de la mañana en que sí había estado buscando compañía, me vi "emparentando" con aquellos dos. ¿Serían tan buenos compañeros y acabarían siendo igual que mis buenos amigos de años anteriores? El listón puesto por granadinas y ovetenses, y mas tarde por mis donostiarras, el valenciano y sobre todo Rafa, estaba muy alto. No sabía que me deparaba el destino... en los siguientes días lo iba a saber...
De esta manera, conversando de infinidad de cosas llegamos a la zona industrial, y en el desangelado muro de una fabrica de harinas, observamos otro de los hitos del Camino, otro lugar común para todo caminante que se precie, y que llega a ser famoso y conocido por todos, El Poema del Camino. Una poesía escrita por un cura, inspirado o casi plagiado de otro poema del escritor Jesús Jato, y que ya ha sido traducido al alemán aprovechando el espacio del muro de esa fabrica, y que dice así.
"Polvo, barro, sol y lluvia es Camino de Santiago.
Millares de peregrinos y mas de un millón de años.
Peregrino ¿Quien te llama? ¿Que fuerza oculta te atrae?
Ni el Campo de las Estrellas, ni las grandes catedrales.
No es la bravura navarra, ni el vino de los riojanos,
Ni los mariscos gallegos ni los campos castellanos.
Peregrino ¿Quien te llama? ¿Que fuerza oculta te atrae?
Ni las gentes del Camino ni las costumbres rurales.
No es la Historia y la Cultura, ni el gallo de la Calzada
Ni el palacio de Gaudí, ni el castillo Peralada
Todo lo veo al pasar y es un gozo verlo todo.
Mas la voz que a mi me llama la siento mucho mas hondo.
La fuerza que a mi me empuja la fuerza que a mi me atrae
no sé explicarla ni yo, ! Solo el de Arriba lo sabe ¡"

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE BONITO POEMA Y CUAN VERDAD ES.
SUERTE CON EL GORDO Y EL FLACO.