lunes, 24 de marzo de 2008

Rebasado hasta por los caracoles

Seis días de fiestas, y muy pocas entradas realizadas. Hasta del blog he descansado, y es que... ! No se me pueden dar vacaciones... que me las tomo ¡ Para ponerme al día, debo revisar lo escrito anteriormente para volver a situarme, y veo que la Amante del Camino ataca de nuevo, y promete comentar mas a menudo. Eso está muy bien. Veo a Tere y a Daniel, amigos del Sureste, cuñada y hermano respectivamente de Berín. Me comentan que está muy ilusionada con el proyecto de Roncesvalles en el mes de Mayo. Eso me hace recordar que esta misma semana debo ponerme las pilas, y darle el empujón definitivo al tema. Y vuelvo a situarme en la Rioja, a la salida de Azofra, justo ante el desvío a Cañas. Comenté mi interés por visitar Berceo y San Millán de la Cogolla, y con ello los Monasterios de Suso y Yuso. Lugares de los que proviene el castellano, con los primeros poemas de Gonzalo de Berceo escritos en aquel nuevo idioma. Era una oportunidad inmejorable, pues Dios sabe cuando me vería de nuevo en aquel punto. Pero de nuevo mi ideal y concepto de amistad, o búsqueda de ella, me hicieron no dejar a aquellos dos elementos, el lanzaroteño y el carioca recién conocidos. Un error del que me dí cuenta tan solo diez kilómetros después, cuando ambos me dejaron atrás en la subida al campo de golf de Cirueña y nunca mas los volví a ver. Aquella subida, sin ser nada del otro mundo, se me atragantó y poco a poco vi como quedaba rezagado primero, y luego rebasado por derecha e izquierda hasta por los caracoles, que me sacaban la lengua al pasar, o eso me pareció. Sin embargo conseguí llegar al pueblo, y en la plaza mayor encontré un estupendo bar donde me dí un homenaje en forma de enorme bocadillo de tortilla con salchichas del lugar. Descansando en aquel punto recibí la llamada de Pedro y Jesús, los otros dos canarios, que ya habían llegado a Santo Domingo y me ofrecían reservarme habitación en el mismo hostal que ellos. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra... yo he llegado a batir varias veces ese exiguo record, y si dieran medallas a los tontos, yo quedaría en cuarto lugar... !!! por tonto ¡¡¡. Volví a ablandarme, y a pesar de haber hecho la mili en las Islas Afortunadas, y conocer algo de la idiosincrasia, tranquilidad y "pachorra" de los canarios, me ilusioné con aquel detalle de haber contado conmigo y les dije que reservaran por mi. Nuevo error. La larguísima recta con el final de etapa en el horizonte, la hice a buen ritmo y pisando cada caracol que me encontraba al paso. La venganza estaba servida, y no precisamente en plato frío, ya que el calor era abrasador. Dejando atrás un reguero de conchitas machacadas de aquellos pequeños gasterópodos, poco a poco la torre de la catedral de Santo Domingo de la Calzada fue acercándose hasta encontrarme a sus pies, tras visitar y sellar la credencial en los dos albergues, uno en la abadía cistercience de Nuestra Señora de la Anunciación, y el otro, la Casa del Santo, ambos en la calle Mayor. Sentado ante la Catedral y el Parador Nacional, dí por terminados los 21 Kms de la etapa, cuando apenas eran las 13,30 horas. Tras descansar un poco y comprar algunos recuerdos me dispuse a buscar el hostal para comer con Pedro y Jesús. ! Que iluso ¡

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Amiguete: he leido tus recuerdos gastronómicos, (y el resto, ahora que han pasado las vacaciones para la mayoría y los de trabajo rarito como el mio comenzamos la fase de descanso. Me tocas la fibra con tus recuerdos gastronómicos, (terminarás por llevarme al huerto y hacer la ansiada ruta en tu compañía. je, je. Ya empiezo a visualizar el futuro y me emociono solo de pensarlo. Un abrazo y sigue deleitandonos.