jueves, 13 de marzo de 2008

Pierdo el apetíto

Antes de nada agradeceros a todos los mensajes de animo y mejoría para mi hijo Carlos. Parece que han hecho efecto, ya que ayer, por fin, le dieron el alta y ya está en casa. Menos mal, ya que su caracter iba de mal en peor. Por momentos lo miraba y empezaba a tomarle cierto parecido con la niña del exorcista... aunque aún no escupía cosas verdes... eso era el de la cama de al lado, que lo habían operado de no se que cosa... De nuevo Gracias amigos.
Y llegó la hora de la cena en Najera, y de nuevo me tuve que arrastrar hasta la calle Mayor, donde Pedro y Jesus (el gordo y el flaco) habían encontrado un restaurante con menus para peregrinos, por cierto muy buenos y copiosos. El restaurante estaba abarrotado, pero conseguimos mesa en muy poco tiempo. Inmediatamente saque a colación mi interés por desviarme al día siguiente hasta Berceo y San Millán de la Cogolla, a fin de ver los monasterios de Suso y Yuso, cuna de nuestro idioma castellano, a lo que mis compañeros estuvieron conformes en principio.
En una mesa cercana, un par de "veteranas" francesas acababan sus postres, y Pedro (el gordo) reconoció a una de ellas como la peregrina que dias antes se había duchado en el baño de hombres al estar colapsado el de mujeres. Nos contó, casi salivando de morbo que, sin pudor la tia se había "encuerado" entera como si tal cosa ante su atenta mirada. Yo volví a mirar a la jubilada, que tenía un extraordinario parecido con la vicepresidenta De la Vega, y ante mi cara de asco, pues tengo un finísimo gusto para ciertas cosas y un estomago delicado, el canario cambió de registro, se limpió las babas y desvió la conversación. Volví a mirar a la francesa y tuve una fugaz visión de como debía haber sido aquella ducha... resultado: no pedí postre y perdí inmediatamente el apetito... incluso creo que los "dos apetitos". Su compañera de mesa, tenía las dos muñecas vendadas. Les pregunté a mis canarios si sabían a que era debido, pero lo desconocían, con lo que empezamos a divagar sobre posibles intentos de suicidio y otras escatologías.
Me dí cuenta en aquel momento que yo la noche anterior, debido al viaje en autobús, no había dormido nada y que unido a la etapa de 30 Kms. estaba ya para el arrastre, con lo que pagamos y volvimos pasos hasta el albergue, donde preparamos las cosas para la noche y la mochila para la mañana siguiente. Pude ver que en la cama de al lado me había correspondido una extrangera horriblemente fea y en la litera de arriba otra gordisima, aunque no menos fea... pero no huba mayor problema, pues ya digo... había perdido "los apetitos".
Y en eso que apareció el hospitalero alemán para decirnos que el párroco de una iglesia del pueblo tenía por costumbre cada noche, dirigir una oración y unas palabras a los peregrinos del día. Con lo que a pesar de mi cansancio y sueño, salí hasta la terraza del albergue junto a la mayoría de mis compañeros. El simpático cura lo hizo corto. Un breve rezo de Padre Nuestro y Ave Maria, y luego una filípica sobre las excelencias de la tierra riojana, su hospitalidad, sus vinos, algo de su historia y la importancia del Camino de Santiago para los najeranos. La forma sencilla y graciosa de hablar de aquel cura nos ganó a todos, y sobre todo el que siguiera la enseñanzas de Baltasar Gracián, y aquello de "Lo bueno si breve, dos veces bueno"
Todos con nuestra plegaria nocturna hecha y en "Gracia de Dios" nos volvimos hasta la inmensa habitación donde pernoctabamos mas de 70 personas, me puse los tapones de cera en los oidos por si la horrible y la gorda pensaban dar conciertos de ronquidos y caí fulminado, aunque con algunas pesadillas en las que me duchaba con viejas francesas en cueros, que me llamaban y rodeaban con lascivia. No fue una buena noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Albert: No sabia lo de Carlitos, me alegro un monton de que esté mejor. Ya me pondré en contacto contigo por lo del próximo viaje. Estoy haciendo ingeniería con lo de los turnos y las vacaciones, a ver si pudiera ser. Me gustaria sobre todo por ser el prota de alguna de tus historias. Que bien te expresas. Un fuerte abrazo.