jueves, 27 de noviembre de 2008

Hoy en plan filosófico

Los resultados del PEC de Rafa Gambin, sin ser todo lo maravilloso que esperábamos, invitan sin embargo al optimismo. El amigo, se ha puesto inmediatamente manos a la obra y nos asombra en su blog con una completísima información sobre la "radiocirugía". Increíbles los inventos que sacan los investigadores e ingenieros, que si bien no dan con la eradicación definitiva de ese mal, sí que avanza enormemente en su tratamiento con métodos y maquinaria cada vez menos invasivos y traumáticos para los pacientes. En la fase que nos encontramos ahora, lo tenemos esperando la llamada del Perpetuo Socorro de Alicante para ser "operado" con esa novedosa técnica. Y al mismo tiempo buscando "enchufes" para la cita de una colonoscopia, y posterior estudio de esa "actividad celular" detectada en el abdomen.
Toda mi vida he tenido la constancia, el convencimiento de que mi amigo era alguien muy especial. Pero últimamente me doy cuenta de que siempre me he quedado corto. Y esto a raíz de nuestras ultimas conversaciones, en las que, lejos de conseguir darle ánimos yo a él, es el quien nos transmite, a todos los que estamos a su alrededor el optimismo, el positivismo y el animo.
Recomiendo a todos mis lectores se pasen por su blog y leen el "trabajito" que se ha marcado en apenas unas horas. Vale la pena leerlo, porque da una nueva dimensión al pesimismo con que normalmente se enfrenta cualquier referencia a la palabra "cancer". A uno, cuando lee estos avances en la medicina, le renacen las esperanzas y la confianza en el mundo médico.
En esos momentos es cuando uno se da realmente cuenta de la dimensión de ciertas peticiones de diversos colectivos, movimientos o instituciones, que exigen menos gasto en armamento y guerras y mas dedicación de esfuerzos y medios de todo tipo en medicina, investigación y erradicación de tantas enfermedades y lacras que diezman al mundo.
Solo cuando te toca tan de cerca como nos está tocando últimamente a nosotros, consigues pensar claramente en todas estas cosas. Solo entonces te haces mas humano, mas sensible a los problemas. A diario, por ese modo de vida materialista y mundano que llevamos, casi siempre deshumanizado, esas cosas te resbalan y no calan con la suficiente fuerza.
Cabe enfocar la vida de alguna otra manera. Tratar de cambiar ciertos conceptos firmemente anclados en nosotros, en nuestro modo de vida, a los que damos importancia tan equivocadamente. Que esas cosas importantes, son mucho mas sencillas y las tenemos mucho mas cercanas. Que solo hay que disfrutar de lo que tienes cerca del corazón, de las cosas por las que este palpita realmente. De las cosas que te dan alegría, paz y confianza. Desterrando las que te llevan al estres y a un constante lucha diaria por cosas tan pueriles y materialistas como las que comúnmente perseguimos.
Yo no me caracterizo por ser una persona demasiado optimista o positivista como mi amigo.
Lo mio es otra cosa. Yo mas bien me considero un cachondo. Sí. Un tipo que se ríe, o trata de reírse hasta de su sombra, echándose a la espalda de ese modo los problemas. Y no, eso no es ser optimista... eso es ser, lamentablemente un simple cachondo mental.
Por tanto, y como no quiero que esta entrada de hoy pase a los anales de la literatura como una dudosa sentencia filosófica, haré lo que mejor sé hacer, comentar y cachondearme de cierto correo de nuestro otro Rafael, El Vecino de Abajo". Decía el hombre, que siendo soltero, muchas noches salía con la intención de llenar su cama de matrimonio de jóvenes núbiles, a poder ser hermosas. Que dichas intenciones no siempre se veían recompensadas con el éxito. Se extendía el muchacho, haciendo una glosa de lo duro que resultaba regresar al hogar sin la "rosca" o el "colín" que normalmente se nombran en estos casos. El hablaba de "calentón". Y todos, en un momento u otro de nuestras existencias, conocemos lo difícil y peligrosos que resultan esos golpes de calor. Nuestro amigo, sin embargo, lejos de aplicar las soluciones que vienen claramente especificadas en los Reglamentos de Prevención de Riesgos Laborales y demás legislación que los complementa, ha optado siempre por una solución, si bien mas casera, pero igualmente efectiva. Esto es: Cuando usted vuelve a casa y siente un "calentón", nada de utilizar el extintor del rellano de la escalera. Eso solo puede provocar heridas contusas e infecciosas de difícil solución, amén de una bronca de la Comunidad de Propietarios por el gasto de la recarga del aparato. Por contra, piense usted en Isabel Pantoja, Paquirrin y Julian Muños en plena orgía sexual. Dice nuestro común amigo, que ese simple pensamiento es "mano de santo", y que a él, que lo utiliza frecuentemente le cura de todo mal.
Y para probarlo propongo que cada uno de nosotros, incluidos los "felizmente casados", el próximo sábado noche Dios mediante (o cuando sea que nos toque) justo en el momento álgido de la acción, ahí, acostados en el tálamo nupcial... que dicen los cursis, tratemos de visualizar a esos dos fenómenos del famoseo patrio, a esos dos bigotazos (porque la Pantoja tambien lo tiene) en plenos juegos preliminares, luego en plena faena orgiástica... "Que me voy, me voy, me voy..." "Que no Julian, que hasta el lunes no tienes que ir a Alahurin de la Torre".
Y para finalizar, un pensamiento de esos michelines sueltos y relajados y ese pitillito postcoitum que ambos se deben fumar. Si alguno disfruta esa noche, no deje de comentárnoslo el próximo lunes, pues todos estamos deseosos de mejorar, tal vez patentar, el invento del almeriense.

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