jueves, 26 de febrero de 2009

15,30 y aún sin comer

Tras la visita al nuevo albergue, comprobamos que la Banda de Musica, sin ni siquiera haber tocado retreta, se había disuelto y vuelto "a sus cuarteles" en un logico "tonto el ultimo" dada la hora, y sin comer. Pero a nosotros aún nos quedaban nuevas visitas y actos hasta poder descansar y poner los pies bajo una mesa.
Lo siguiente fue acudir a la Casa de Cultura, en un edificio casi anexo al antiguo matadero donde tuvimos ocasión de volver a ver la Exposición Fotografica de este ejercicio. El Alcalde, orgulloso de mostrarnos aquel salón de actos y sus diferentes dependencias abría la marcha. Muchos pueblos quisieran tener y disponer de unas instalaciones tan amplias, bonitas y tan bien dotadas como aquellas. Permanecimos allí por espacio de una buena media hora admirando nuestras propias fotografías y las presentadas por los compañeros, y siendo condicion humana, y muy española, el criticar los trabajo ajenos... y así se hizo, aunque sin llegar a la "primera sangre". Algunos posados para la foto junto con una replica de La Dama Oferente, tal vez un tanto desconocida para el público foraneo, pues su original, encontrado en las inmediaciones de Montealegre, fue llevado al Museo Arqueologico Nacional en Madrid donde permanece, al igual que La Dama de Elche, aunque esta ultima debió tener mejores padrinos, pues es notorio que ella se lleva todo los honores... todo el mundo quiere conocerla o se jacta de haberla visto "en persona", olvidando que la de Montealegre, mujer discreta donde las haya, es mas alta, de cuerpo entero, mas esbelta, incluso con mas glamour, sinceramente mejor vestida y con menos aires de "diva" que la ilicitana.
De nuevo en la calle, siempre precedidos de alcalde y consejales, nos vimos saliendo del pueblo y enfilando un monte en el que, a diferencia de ese otro pueblo de las Americas llamado Hollywood en el que tienen un cartel enorme, en este de La Mancha habían formado con restos de marmol todas las letras de lo que adivinamos era el nombre del pueblo. Algo mas de dos kilometros a pie por alguna partida rural nos llevó hasta una carretera en la que pronto divisamos el Santuario de Ntra. Señora de la Consolación, construido en el Siglo XVIII y de la que nos llamó a todos la atención una argolla de hierro que llevaba un pequeño musulman, de nombre Jamet, esclavo del señor de la villa y al que la Virgen se le apareció pidiendo que se le erigiriera aquel Santuario. Tampoco nos pasó desapercibido el suelo de primorosos manises valencianos de la sacristía y unas vidrieras con motivos jacobeos sobre la puerta de entrada de la iglesia.
Nadie debió reparar sin embargo en las explicaciones que se nos dieron en aquel otro lugar, tal vez el hambre que arrastrabamos no nos hizo poner atención, pero sonó bien claro que en un edificio anexo al Santuario, en la antiguedad tenía uso como hospital de leprosos... y hacía allí nos encaminaron los señores regidores.
Ojos que no ven... oidos que no oyen, sin ningún tipo de aprensión fuimos uno tras otro caminando hasta el nuevo destino, esperando que por fin fuera tiempo de darnos algo de comer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias peregrino por el caso que me has hecho. Hoy otro montón de literatura y sin tiempo para leer.
¿me dejarás el fin de semana para el atraso?. Aunque tendré poco tiempo, ya que hoy es el cumpleaños de mi madre y lo celebramos el sábado y el domingo vienen los hijos a casa. Ya sabes, como la guerra es la guerra, primero la obligación y luego la devoción, Este fin de semana no podremos salir a caminar. Otro días será. Tenemos que seguir preparándonos duro para subir hasta los 4.000 del Machu.

Besos