Pero de pronto, nos encontramos debiendo comentar nuestras impresiones sobre este libro... un libro en el que de manera ácida y ciertamente irreverente fabula con varios notables e ilustres componentes de la Generación del 27. Normalmente las novelas utilizan personajes reales con nombres imaginarios, y se protegen con el consabido "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Pero en esta, en cambio, se utilizan personajes imaginarios con nombres reales, y dentro de la trama cuyo hilo conductor es la amistad de tres jóvenes estudiantes en "La Residencia", una especie de universidad para "chicos bien" del Madrid de los años 20, banaliza las figuras de egregios escritores, poetas y pensadores, tales como Ramón Gomez de la Serna, Ramón Perez de Ayala, Unamuno, Jose Maria Pereda, Federico Garcia Lorca, Azorín, Jose Ortega y Gaset y Juan Ramón Jimenez (sobre todo con estos dos últimos de forma cruel y despiadada, rozando a veces la mas burda caricatura)
No se trata de un relato lineal, pues cada poco, entremezclados entre la narración aparecen una serie de artículos periodísticos, actas de reuniones de la Residencia, cartas e incluso anuncios de productos de la época aparecidos en prensa, consiguiendo de este modo, con esa estructura narrativa fragmentaria que la lectura no resulte fluida, sino dispersa y a veces enervante. A esto debemos añadir pasajes en que temas sexuales, casi pornográficos, son abordados crudamente, con un lenguaje soez y demasiado críptico, o situaciones realmente inverosímiles como en el caso en que uno de los protagonistas se come a su amigo como si de un cerdo se tratara.
Nos encontramos pues con una obra difícil de catalogar, y que tras haberla leído, a trancas y barrancas y con mucho esfuerzo y tesón, no recomiendo a ningún lector que buscara una simple distracción con un relato simple.
Y el caso es que no está mal escrita. Al contrario. Cuando aparece el eje principal de la novela, esa historia de tres amigos estudiando en Madrid, el ritmo narrativo resulta ameno y de facil lectura y comprensión. Quedan esos continuos y desconcertantes giros en la acción que parecen no venir nunca a cuento, y solo al final de la novela encontramos cierta explicación al batiburillo, de esas extraordinarias o fabulosas narraciones que su autor nos vende como Historia... de ahí el raro titulo del libro de Orejudo y que editó Tusquets en 2.007 con 437 páginas. En resumen, un libro nada especial, que deja un sabor agridulce... con cierta sensación de haber perdido el tiempo con su lectura.
Lo que me hace replantearme estas crónicas semanales de libros, de las que pienso prescindir cuando el libro leído durante la semana no merezca la pena... es preferible poner un par de chistes que opinar de libros que uno no recomendaría ni a su peor enemigo.
1 comentario:
Vaya, pues nunca se me ocurrirá perder mi juventud con este mamotreto. Por si sirve de algo, apoyo tu iniciativa de sustituir críticas de libros malos por un chiste (aunque también sea malo, jejeje...):
Le dice un niño a su padre:
- Papá, hoy en la clase de lengua nos han explicado el significado de las palabras hipotéticamente y realmente. Pero, la verdad, no me ha quedado claro. ¿Puedes ayudarme?
- Mira, Fernandito, te lo explicaré con un ejemplo. Pregúntale a tu madre si se acostaría con otro señor por un millón de pesetas.
El niño, ni corto ni perezoso, se dirige a su madre:
- Mamá, ¿tú te acostarías con otro señor a cambio de un millón de pesetas?
- Ay, hijo mío. Claro que sí. No sabes lo bien que nos vendría un millón de pesetas para pagar las deudas y llegar a fin de mes...
Fernandito le cuenta esta respuesta a su padre y este le dice:
- Pues ahora dile lo mismo a tu hermana Carolina.
El chaval, curioso, se dirige a su hermana mayor y le hace la pregunta.
- Carolina, ¿tú te irías a la cama con un señor si te dan un millón de pesetas?
- Naturalmente. ¿Tú sabes la ropa que podría comprarme con un millón?
El niño regresa donde está su padre y le explica el resultado de esta segunda encuesta.
- Pues ahora, Fernandito, preguntale lo mismo a la abuela.
- Abuelita, perdona la pregunta, pero ¿tú te acostarias con un señor por un millón de pesetas?
- ¿Acostarme con un señor y que además me den tanto dinero? No quiero engañarte, pero sí lo haría.
Ya muy mosca, el chico le cuenta a su padre la respuesta de la abuela.
- Pues ahora, hijo, entenderás la diferencia entre hipotéticamente y realmente. En casa, hipotéticamente tenemos tres millones de pesetas. Pero realmente, tenemos tres putas.
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