jueves, 12 de febrero de 2009

Sigue la visita

Con casi la mitad de existencias en chocolate de la ciudad de Astorga a cuestas, seguimos caminando por aquellas calles hasta desembocar frente al Palacio Episcopal o de Gaudí, que junto a la catedral, es uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad. Su impresionante planta, con fachadas neogóticas era el centro de la admiración de numerosos turistas y peregrinos, que como nosotros, cámara en ristre, intentaban fotografiarlo desde todos los ángulos. Nos fue imposible visitarlo por dentro ya que estaba cerrado a las visitas, con lo que nos perdimos la Celda de las Emparedadas y el Museo de los Caminos, repleto de objetos de arte sacro relacionados con la Ruta Jacobea.
Aún nos encontrábamos admirando el singular edificio del catalán, cuando un minibús, con remolque donde transportaba una docena de bicicletas, "vomitó a un nutrido grupo de peregrinos nórdicos. Aquellos tipos, bajaron del autobús como si vinieran directos de un almacén del Decatlón... completamente uniformados, con todas su ropas y complementos totalmente nuevos, casi sin estrenar. Nos dimos cuenta enseguida de que se trataba de algún tipo de turismo a la carta que, con la excusa del Camino de Santiago, transportaba a los grupos en bus, los entretenía haciéndoles recorrer algunos kms. en bicicletas, una vez desfogados volvían a subirlos al coche y los llevaban hasta el final de etapa mas frescos que unas lechugas, casi sin haberse despeinado siquiera, y los alojaban en lujosos hoteles, a tenor del moderno establecimiento de hospedaje al que se dirigieron los guiris sin perder un minuto. Al menos estos no ocupaban sitio en los albergues, dejando sin cama a los pobres y sufridos caminantes.

A tiro de piedra del Palacio Gaudí, nos topamos con la inmensa Catedral gótica, de la que destacaban un trabajado sistema de arbotantes con las naves rematadas con balaustres y pináculos, dos enormes torres en su fachada principal, con su parte central, justo en las puertas, abocinada No nos pasó desapercibido, en la aguja del crucero cierto simpatico personaje, que al igual que el Giraldillo en Sevilla, parecía mirar a la gente deambular desde lo alto. Se trataba de la figura de Pero (Pedro) Mato, personaje maragato que fuera portaestandarte en la Batalla de Clavijo (y esta vez me reservaré hacer cualquier tipo de chiste con lo de "ijo"). Hechas las presentaciones, acompaño la entrada con una de sus fotos.
Y sorpresa... a pesar de ser lunes, el Museo Catedralicio estaba abierto, con lo que hacía allí nos encaminamos, pasando cerca de dos horas visitando con detalle todas sus salas y la propia Catedral. Acabamos, al menos yo, algo empachados de tanto arte sacro... demasiadas pinturas religiosas, demasiadas capillas, demasiados cálices, estatuas de santos, obispos leoneses...
Y cuando salíamos de la Catedral, imagino que para acabar completamente en "Gracia de Dios," aún nos colamos en la vecina iglesia de Santa Marta, Patrona de la villa y con Seo de estilo barroco.
De nuevo sobre nuestros anteriores pasos, acabamos sentándonos en la terraza de un bar de la plaza del Ayuntamiento, donde bebiendo Nestea, fuimos asistiendo, una y otra vez, a las periódicas apariciones de los dos pequeños maragatos dando sus campanadas y marcando las horas. Y al dar las ocho y media, decidimos que ya era hora de volver al albergue para la cena. Pero al acercarnos a la iglesia que estaba justo enfrente de este, encontramos una de sus puertas abiertas y en su interior, en lo que parecía una especie de almacén, varios tronos procesionales, varias personas limpiándolos y a punto de tener algún tipo de reunión. Si creéis que sé mucho de Caminos de Santiago.... no queráis ver lo que sé de temas de Procesiones de Semana Santa. Embarqué a mis dos vascos para que me siguieran y para dentro... Durante un buen rato aquellas personas estuvieron contándome sus impresiones sobre su Semana Santa, sobre sus Pasos o Tronos, de los problemas para encontrar costaleros... y de todo ello, yo iba contándoles las particularidades de la de Alicante. Al despedirnos recibí sus muestras de simpatía y el deseo de que algún año les fuera a visitar para comprobar las excelencias de sus desfiles... Lo veo difícil.... pero ¿Quien sabe?

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