jueves, 10 de julio de 2008

Montealegre-Petrola

Bienvenida a Rafa, nuestro vecino de abajo, que tras la "parada técnica de su ordenador" vuelve con nosotros con sus siempre mordaces comentarios. Y por lo visto se hace visitante del blog del otro Rafa. Eso está muy bien.

Y resultó que el sábado 9 de Junio 2007 tocaba nueva excursión por la Mancha. Esta vez volvíamos atrás y caminaríamos desde Montealegre del Castillo, un pueblo cercano a Almansa, hasta Petrola, aprovechando que ese pueblo se encontraba en fiestas patronales y celebraban sus tradicionales concursos de arroces. Por tanto a la 7,30 salíamos desde la estación de Renfe con notables ausencias. Mi hermana prefería hacer la excursión de la semana siguiente entre Biar y Las Virtudes a la que posiblemente acudiría MªDolores; Federico nuestro presidente de viaje por Galicia donde preparaba una exposición de cuadros en el Monasterio de Samos; Pedro Romero aquejado de sus rodillas; y debido al calor que nos íbamos a encontrar aquel día, tampoco eran de la partida Crecen, que aun debía recordar lo mal que lo había pasado el viaje anterior, Tere y Daniel, y Finita y Valentin. Aún así, el autobus estaba al completo, señal de que los famosos arroces petroleños tenía cierto "tirón".
La etapa prevista era de unos 27 Kms. pero una vez en Montealegre se cambiaron los planes y continuamos hasta la pedanía de La Higuera, para evitar que el numerosos grupo hubiera de transitar por una estrecha y peligrosa carretera comarcal. Con lo que muy contentos por habernos ahorrado unos seis kilómetros de una sola tacada con la pequeña trampa, iniciamos la marcha en el cruce con Fuente Alamo. De La Higuera, poco que contar, una pedanía pequeña con no mas de cuatro casas, y que seguro no pasará a lo anales de la Historia del Camino, salvo que pusieran una boca de metro para la linea La Mancha-Santiago... cosa harto improbable.
Inmediatamente nos metimos en campo abierto, caminando entre enormidad de terreno sembrado de centeno, todo él amarillo, señal de que el calor y sol estaban haciendo su trabajo en el campo. De vez en cuando algún árbol aislado en aquel inmenso mar de cereal, pero ninguno que pudiera darnos sombra a nosotros aunque solo fuera la pasar. A lo lejos podíamos ver una hilera de aerogeneradores que eran un punto de referencia para nuestro caminar, pues debíamos pasar por debajo de ellos. Berín y Marichel, la monitora que tocaba aquel día, me comentaron en la charla que manteníamos mientras caminábamos que el año anterior, hasta nueve personas cogidas de las manos se habían necesitado para rodear la base de una de esas columnas que sostienen esos modernos molinos de viento. Dando así una pequeña idea de las dimensiones de esos aparatos que solemos ver cuando viajamos por carretera, y que ya se han hecho cotidianos por nuestra geografía.
Con el grupo muy estirado, pues en cabeza marcaba el ritmo el sempiterno Antonio Gomez con su manía por el fuerte ritmo para cubrir sus objetivos horarios, nosotros tres continuamos nuestra pequeña charla, lo que me llevó a cambiar de opinión sobre el carácter de Marichel, una de las socias activas de la Asociación y de la que siempre tuve la sensación de que era algo estirada, o al menos que se tomaba a si misma demasiado en serio. No es que esta última impresión quedara totalmente descartada, pero sí que con el acercamiento de aquel día y una toma de contacto con el personaje mas directa a través de que aquellos momentos de charla, algo de hielo rompimos y pude comprobar que podía mantenerse con aquella mujer una agradable conversación, y que no era tan seria como en un principio podía parecer. Marichel, no siempre realiza las etapas del Camino, pues compagina estas con actividades de senderismo de las que pudimos ver algunos bonitos reportajes fotográficos, técnicamente muy completos, en algunos CD que nos ofreció para amenizarnos los viajes de bus.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya, veo que el camino del sereste, además de quitarte el mono de el camino frencés, que debes dejar para tu semana de septiembre, es en sí de lo más interesante.
Un abrazo.