De nuevo tenemos la oportunidad de conocer la vida en la Barcelona medieval, donde sus dirigentes políticos viven un tanto de espaldas a las necesidades de sus súbditos, salvo que conviniera a sus propios intereses. Con la figura histórica del Conde Ramon Berenguer I y su turbulenta familia, que adquieren categoría de unos protagonistas mas de la historia. El Call de la ciudad, la especie de guetto judío que era común en todas las ciudades de la época, así como las costumbres y aspectos de la religión judaica también tienen su representación e importancia en la trama. Y como estos, un sin fin de personajes, entre los que cabe destacar los prohombres de la ciudad, personajes influyentes en las decisiones políticas y económicas no excentos de medrar para su propia codicia, y miembros en el siglo XI, de la recién estrenada burguesía en contraposición al campesinado, el pueblo llano o los simples esclavos. Sin olvidar las historias de amor, o mas bien de amores imposibles, que le dan cierto contrapunto romántico al libro entre tanta traición, ruindad y viajes comerciales.
Y dicho así, parecería que mi critica a este libro es negativa. Que la coincidencia en el enfoque principal de la trama es repetitiva, un "dejá vue", una copia muy parecida al anterior libro. Pero el caso es que, existiendo esa duplicidad de los temas... que es innegable, este libro engancha al igual que lo hiciera "La Catedral..." Posiblemente y tal y como decía al finalizar la entrada del libro anterior, una vez leído aquel, quedaban ganas de mucho mas. De que el relato continuara. Con lo que el tener entre las manos "Te daré la tierra" es una nueva oportunidad de perpetuar o alargar un poco mas, en sus 748 paginas, todo el ambiente, el clima y la acción del primero.
Y esta es sin duda la parte mas positiva de este libro para quienes se hubieran iniciado en el medievo barcelonés a raíz del afamado libro de Falcones. Que la aventura, de alguna forma continua, con el mismo estilo narrativo ágil y fácil del que hace gala también Llorens, con idéntica y esmerada documentación, imprescindible para recrear de manera también amena, una ciudad de la importancia que constituía en aquellos tiempos la ciudad catalana.
Para aquellos que no disfrutaron con las aventuras de Bernat y Arnau Estanyol, una nueva ocasión de sumergirse en apasionantes relatos, desde el mismo inicio de la novela, y seguir esta vez las peripecias del joven Martí Barbany, con la seguridad de que no quedará defraudado en absoluto.
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