martes, 5 de agosto de 2008

! Por fin Hontanas ¡

La una del mediodía cuando salíamos de Hornillos. Tras esperar sin éxito a que el alemán le agradeciera el gesto de haberle curado, los demás tuvimos que esperar que la buena mujer almorzara. Para entonces ya había yo calculado a que hora llegaríamos al destino y no me hacía ni pizca de gracia. Iniciamos la subida a una nueva meseta lo que socavó la fuerzas que hubieramos podido recuperar tras la larga parada. Posteriormente alcanzamos una zona por la que, cada cierto tiempo, aparecían unos enormes montículos de piedras que rompían la monotonía del desolado panorama que se extendía a nuestra vista. El sol, inclemente, reinaba en aquellos parajes. Las chicharras, a sus anchas, nos iban amenizando la caminata con sus ruidos, que quedaban solapados solo por Esperanza, que andaba martirizando a su marido a un centenar de metros por detrás mio, pues yo haciendome el loco me había adelantado. Empecé a tratar de esquivar las piedras que llenaban la senda ya que mis pies empezaban a protestar cuando pisaba por aquel terreno seco e inhóspito.
A la hora, y tras nueva pequeña ascensión, alcanzábamos un nuevo humilladero, desde el que se divisaba a unos quinientos metros, fuera del Camino, el famoso albergue de San Bol, una pequeña construcción aislada, en medio de aquellos desolados campos achicharrados por el sol. Me imaginé por un momento lo que sería parar y pernoctar en aquel lugar. Una autentica isla desierta en medio de campos de cultivo en barbecho, sin mas cosa que hacer que contar los gorriones que se aventuraban a volar entre aquella calina y oír hablar a la vasca, sin nadie que pudiera tomarme el relevo. No estaba tan desesperado como para desear eso en mis vacaciones. No es que esperara que Hontanas fuera el Beverly Hills castellano (sabía que no) pero la sola idea me deprimió tanto que propuse pasar de largo sin detenernos ni para sellar la credencial.

De nuevo en cabeza y sufriendo el síndrome de "la ultima hora" me propuse adelantar a un peregrino que caminaba en lontananza. Puntos que le dan a uno. Pero aquello acabó por matarme, ya que jamas conseguí tenerlo a distancia como para hacerlo, y bien al contrario, por el sobresfuerzo perdí todas mis fuerzas y fui alcanzado, incluso sobrepasado por mis compañeros. Los pies me estaban matando.
Y de pronto, un cartel que anunciaba al pueblo a solo quinientos metros... lejos de animarme aquello resultó un suplicio. O lo del cartel era una mentira como una casa o yo iba mucho peor de lo que pensaba. Se me hizo eterno, el pueblo no aparecía por ningún lado. Y de pronto, en medio de una vaguada, o en una profunda depresión del terreno aparecieron, primero la torre campanario de la iglesia y luego, como apiñadas a su alrededor, algunas casuchas que me parecieron destartaladas. Como muestra incluyo una foto de la primera calle del pueblo, para mas "inri" denominada calle Real, con lo que ya puede hacerse uno una idea de lo que era el resto del pueblo.
Aterrizamos pasadas las tres de la tarde en el primer albergue que encontramos, El Puntido, cuando el municipal estaba a solo veinte metros, pero no había ni fuerzas ni ganas de ir mas allá. Tras ser recibidos por una antipática muchacha, fuimos conducidos hasta nuestra habitación, donde elegí una cama solitaria junto a la ventana. Me descalcé como pude, pues mis pies no parecían los mios... no olían... !!! gemían ¡¡¡ Como solo lo pueden hacer unos pinrreles que en su primer día han soportado 30 duros Kms de piedras, polvo y calor sofocantes. Me arrastre hasta los aseos y recibí una de las duchas mas reparadoras y que mas he necesitado en toda mi vida. De paso, me dejé olvidado mi bote de gel del que nunca mas se supo. ! Bien, chico bien, la primera en la frente ¡

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En una de esas etapas , nada de duchas reparadoras lo mejor es ---- , ----- y Rock & Rol , en su justa medida , como lo segundo sugiero un ducaditos ,salvo a gentec como yo que lo cambiariamos por una paloma frequita y como tercero algo de los Rolling , en el caso primero , apelo al noveno mandamiento y algo digital , para estar con los tiempos.

Anónimo dijo...

Bueno compañeros acabáis de empezar y 30 kms de primera etapa y con un final tan cutre deprimen a cualquiera.