jueves, 14 de agosto de 2008

Sorpresa coreana

30 Kms dos días consecutivos, y además a las primeras de cambio, no es lo mas aconsejable. Pero las pocas fechas de vacaciones mandaban y no había mas remedio que ir doblando etapas, o casi. Si a esto añadimos el calor que inusualmente estaba haciendo aquellos días por la meseta castellana, la cantidad de piedras sueltas que nos encontrábamos por los senderos y el lamentable estado de mis botas... era para ser irónicos y para mucho mas. Solo hubiera faltado, que realmente yo hiciera el Camino por motivaciones estrictamente religiosas y que a cada paso que diera... me flagelara la espalda con un látigo de nueve colas. Tal y como tenía los pies mi cuerpo no admitía mas extravagancias. ! Además ¡ Para poder darme latigazos en la espalda... ¿donde debería colgarme la mochila? ¿ en los coj....? Hasta ahí podíamos llegar ¡¡¡
Sí que a cada paso que daba me iba diciendo a mi mismo lo tonto y gilipollas que era. El fallo de las botas estropeadas hubiera sido fácilmente subsanable a poco que me hubiera fijado en ello, y nada mas volvernos a poner en ruta, después de haber almorzado bien y de haber saludado a las dos palentinas del albergue de Hontanas que llegaron cuando nosotros reiniciábamos la marcha, noté como se me humedecían los talones y los calcetines. Aquello era señal de que los parches se habían despegado y que de nuevo caminaba sobre el plástico con lo que las ampollas se habían perforado y soltado su liquido. Encima el terreno volvía a elevarse y tocaba subir a una nueva meseta. Pero al alcanzar la cima, el paisaje nos ofreció una cantidad anormal de arboles, y la población de Itero de la Vega en el horizonte. Tras la bajada fotografiamos la famosa ermita románica de San Nicolás de Puente Fitero y a los pocos metros alcanzamos el puente sobre el río Pisuerga (ese que también pasa por Valladolid) Aquel puente era el limite entre las provincias de Burgos y Palencia, y el caudaloso río con las verdes choperas que crecían a su vera además de hacer de natural frontera, daban al lugar un frescor que necesitábamos. Pero no nos entretuvimos mucho allí, pensando que en Itero podríamos disfrutar de mejor sombra en algún bar, y mejor regado con una fresca coca cola.
Nada mas entrar en el pueblo, una iglesia de la que salía una boda, con todas las señoras y señoritas emperifolladas con sus mejores galas, vestidos de gasas, algún sombrero de dudoso gusto y todas con tacones, por lo que no me dieron ninguna envidia, ya que ellas debían andar mas jodidas que yo, pues se notaba por sus extraños andares que la moda imperante en Itero eran las espardeñas para ir a cortar el trigo al campo, y que aquellos calzados eran solo un homenaje a los novios y, la verdad, no era la mas habitual. Justo enfrente había un bar con jardín y allí decidimos darnos el homenaje del refresco, y como el convite de la boda también se celebraba allí (los padrinos no se habían complicado demasiado) pudimos seguir contemplando la horrorosa ropa de mercadillo palentino. Gracias a Dios, los hombres se habían dejado las boinas en casa, pero alguno sin afeitar y con la colillita del cigarrillo de picadura en los labios, denotaban el origen humilde y de austeros y recios hombres del campo. ! No lo podían remediar ¡
A la salida de Itero, los chopos del rio ya eran historia olvidada. Un árido paisaje, solo roto por un pueblo abandonado a nuestra izquierda, se habría ante nosotros, y el sol a la una y media de la tarde nos golpeaba inclemente. Hasta Esperanza caminaba callada, cosa rara, pero la jornada se estaba convirtiendo en algo durilla y quedaban aún casi 10 kms por recorrer. A lo lejos un par de peregrinos con andares cansinos se convirtieron en nuestro punto de referencia y cuando ya los tuvimos a tiro para sobrepasarlos, en una insensata carrera que habíamos establecido calladamente entre nosotros, vimos con estupor que se trataban de las dos chicas coreanas que charlaban en Hontanas con los dos japoneses. Una de ellas se tapaba la boca con un pañuelo, como suelen tener por costumbre la mayoría de los asiáticos, sin duda para no respirar el polvo que se levantaba al caminar. Pero la segunda, y ahí vino nuestro estupor y mayúscula sorpresa, iba rezando el rosario ¡¡¡¡???? ¿Pero acaso los coreanos son católicos? Mi ignorancia supina al respecto dio paso, primero a una curiosidad que podríamos considerar insana, ya que cada uno puede hacer en el Camino lo que le venga en gana sin necesidad de que un "gracioso" se te quede mirando con la boca abierta cuando te está adelantando, para mas tarde convertirse en un punto de vergüenza al considerar mi periplo por el sacrosanto Camino de Santiago como una aventura y poco mas, y que tuviera que ser una coreana, quien viniera de tan lejos para darnos una lección y recordarnos que aquello a fin de cuentas es una peregrinación religiosa con mil años de antiguedad. De la vergüenza pasé al arrepentimiento y dediqué los siguientes diez minutos a unas tímidas plegarias. Aquello no me hizo ningún daño, de acuerdo que tampoco produjo ningún milagro y se me curaron las ampollas de los pies, pero el siguiente kilómetro se me hizo mas corto y distraido enfrascado en mis rezos.
Al regreso a Alicante, y recordando aquel episodio, busqué en Internet cosas referentes a Corea (del Sur mayormente) y descubrí que en ese país conviven hasta 300 religiones diferentes ????? pero que mas del 50% de la población practican el catolicismo. El Camino volvía a enseñarme una cosa mas... no presupongas nada de antemano... tu ignorancia puede darte mas de una sorpresa... y religiosidad no es fanatismo y latigazos en tus carnes.

1 comentario:

Unknown dijo...

Impios , poco penitentes , supongo que el menos ofrecereis esos dolores de pies y el cansancio a los que sufren de verdad en este mundo.
En vuestro proximo camino , espero me podais traer un rosario sencillo pero peculiar uno a mi y otro para vosotros presupuesto por unidad 10 euros.
Rezar , invocar al creador nunca puede ser malo.Encontar la fe es otro camino , quizas mas duro que el de Santiago , entre otras cosas por que no esta señalizado.
Animo a caminar peregrinos.