jueves, 18 de diciembre de 2008

El cámara de TV3

Durante un buen rato anduvimos hora por el andadero, hora por la zona de bosquetes y vegetación. A lo lejos apareció una especie de enorme silo pintado a franjas rojas que ignorábamos que podía contener o para qué diablo podía servir. De cualquier forma era señal de que nos acercábamos a la localidad de Puente Orbigo que, precisamente por un puente, se unía casi con el siguiente pueblo, Hospital de Orbigo.
Y entre medias, lógicamente, el río. ¿Que como se llamaba el río...? Pues río Orbigo. Fácil ¿verdad? A ningún alemán se le hubiera ocurrido algo tan sencillo y tan corto, y viene a colación con la entrada de ayer y el famoso Möenchengladbach. ! Que no, que no... que a ellos no se le ocurre ¡
Yo tenía mucha ilusión por llegar a aquellos dos pueblos pues era el lugar del Paso Honroso, donde Don Suero de Quiñones llevó a termino su gesta o capricho de hijo de papa, según se mire.
Pero eso lo dejaré para otra entrada.
Caminamos con prisas pues, a parte de las ganas mías por ver cuanto antes el lugar, se unían serias ganas de tomar de nuevo un buen desayuno caliente y descansar durante un rato. De nuevo los terrenos de sembrados y los canales de riego se apoderaron del paisaje. Era una gozada pasar por aquellas grandes acequias y oír el rumor del agua al pasar, notar la humedad en el ambiente y ver los numerosos y variados arboles que crecían a la vera de aquellos riachuelos. Entramos en Puente Orbigo y rápidamente el camino nos llevó por su calle principal hasta el famoso puente. El espectáculo era realmente majestuoso... el sol a nuestras espaldas que timidamente había salido y tomado fuerzas, iluminaba un esplendido puente de... ! Once ojos ¡ Una autentica pasada... largo y soberbio... perfectamente conservado, casi reluciente, y el caudaloso rio formando pequeños islotes aquí y allá llenos de vegetación. Y al otro lado, bien lejos, inusual para tratarse de un puente románico, la población de Hospital.
Pero además de la sorpresa de aquella maravilla arquitectónica, nos encontramos con el cámara de televisión como si nos estuviera esperando. Conduciendo su furgoneta tenía tiempo de adelantarnos por el camino y esperar la llegada de los peregrinos completamente preparado para su extraño trabajo. Nada mas vernos, trasteo en su aparato y empezó a grabar nuestra llegada.
Durante el rato en que permanecimos allí, absortos con aquel paisaje, tuvimos ocasión de departir con él algunas frases. Resulto ser cámara de la TV3 catalana que, juntamente con el curita, grababa imagenes para un documental sobre la peregrinación. De algún modo, desde el día anterior, se había fijado en nosotros y nos tenía como punto de referencia para las imagenes de peregrinos andando.
Con lo que sin duda, tanto Javier, como Esperanza y un servidor saldremos en algún bonito programa en catalán, que por desgracia no podré nunca ver ya que desde hace apenas un año la Generalitat Valenciana prohibió e imposibilitó que la señal de las televisiones autonómicas de Cataluña emitieran en nuestra Comunidad, ya que Canal 9, la tele valenciana, no tenía señal en la autonomía vecina. Cosas de politiqueos y cambios de cromos.
Pero que sepa España entera que tanto mis dos vascos como yo, salimos en televisión. Sin dobles en las escenas peligrosas, en las que no se martirizaron animales y donde nadie fue nominado ni tuvo que abandonar ninguna casa. Y como muestra un botón... la foto que ilustra la entrada de hoy, con las imagenes de Javier colocándose de nuevo la mochila tras rascarse "salva sea la parte" junto al río, y a punto de reiniciar la marcha en pos del café con leche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡que bien se desayuna en Puente Órbigo!

Besos