miércoles, 22 de octubre de 2008

Os presento :... mis ampollas

Me ha encantado leer el largo comentario de MªCarmen y su escapada a Ponferrada. Sin duda residir en Madrid, a mitad de cualquier sitio, da la oportunidad de poder acercarse a infinidad de lugares interesantes, y poder volver a visitar sitios y cosas que durante el Camino se nos pasan de largo. Aunque he encontrado cruel el que nombrara el botillo, el chorizo, las perdices escabechadas... No había necesidad de promover la envidia en los demas.
Nosotros, aquel domingo en León, quisimos apurar hasta el máximo las horas que nos quedaban. Dejamos preparadas las mochilas temprano, ambas a punto de reventar por las compras indiscriminadas de MD... quien aun pensaba comprar alguna cosilla mas de ultima hora. Desayunamos en el hotel y a las 9 estábamos ya en la catedral despidiendonos, yo al menos hasta el año siguiente. Cuando las hordas de turistas del Inserso hicieron acto de presencia, invadiéndolo todo, hicimos mutis por el foro, y paseamos por la calle Ancha buscando alguna panadería para comprar el pan de nuestros bocadillos del viaje. Medio kilo de cecina y lomo ibérico esperaban en la nevera poder encajarse cálidamente entre dos rebanadas de pan recién hecho. Pero las panaderías brillaban por su ausencia... aquello podía ser un problema y deberíamos agudizar el ingenio. Mientras MªDolores revisaba de nuevo las tiendas de souvenir de la Plaza de Regla y aledaños, yo decidí tomar un cortadito y hacer acopio de tabaco en el Café León, donde acabé hablando sobre inmigración con dos paisanas de dudoso aspecto andrógino pero fácil y cumplida labia.
Apareció MD con unos pendientes de plata, que representaban unas pequeñas vieiras Jacobeas. Por fin accedió a que aquel fuera mi regalo del Camino, como anteriormente lo habían sido, un collar de azabache en Santiago; un pañuelo de seda en Puente La Reina; y una cruz con brillantitos y pendientes a juego comprada en la Catedral de Burgos. Hasta ese momento, se había negado tercamente a que gastara dinero con regalos para ella... ¿no sé? Tal vez presintiera ya, en Septiembre 2007, la crisis mundial y la recesión económica...
Pero aun le faltaba llevar algo para sus padres... y quería que fuera algo comestible. Pensé inmediatamente en el paquete de fiambre de la nevera... bien envuelto y en papel de regalo podría resultar... Preferí callarme mis ideas, sabiendo que ciertas bromas no sentaban bien a mi señora, y sobre todo si se trataba de sus papis. Al final se decantó por unas cajas de mantecadas de Astorga y unas tabletas de chocolates de Ponferrada... y como pensó que estaban de oferta o al menos las encontró baratas, adquirió algunas otras. Hablemos claro: mantecadas para resistir un asedio de varios meses... Pero como no eran televisores, y ella estaba tan contenta con sus compras, lo deje estar. Otra cosa sería a la hora de acarrear tanta caja hasta el tren y luego en Alicante subir cargados hasta casa desde la estación.
En otro mostrador de aquella pastelería, vimos unos lustrosos y grandes croasanes que, a falta de bocadillos, bien podían servirnos para nuestra comida, con lo que añadimos un nuevo paquete con media docena de ellos.
! Como me gustan las películas de exploradores ingleses en África, o incluso las de Tarzán ¡ Con todos esos morenos porteadores llevando infinidad de bultos en sus cabezas. O que decir de esas expediciones a las cumbres del Himalaya, con tanto sherpa cargado de enormes mochilas. Pero aquello era León. Según las dos paisanas del Cafe debía haber miles de moritos, negros, rumanos, chinos y demás fauna inmigrante en la ciudad, pero a esas horas, nosotros fuimos los que tuvimos que portear hasta el hotel todas las compras de MD, y luego, ya en el tren, colocarlas en las exiguas bandejas de equipajes del vagón.
El viaje en el tren hasta Alicante, aburrido y tedioso, como todos los viajes. Salvo en el momento en que pasamos por El Escorial, y tuvimos una fugaz pero interesante vista del Monasterio de San Lorenzo. El lógico recuerdo de Luis Ángel y MªCarmen y siempre, siempre... la tonta ansiedad que siento cuando el tren pasa lentamente por esa estación, y a mi me da por mirar a la gente que espera en el anden... con la estúpida idea de que, tal vez, mis dos amigos estén tomando el aperitivo ahí, viendo pasar los trenes y consigo saludarlos. ! Ya digo... estúpido, pero así soy yo ¡¡¡
Para terminar, y dado que he estado el ultimo mes lamentándome de mis botas, de las piedras del sendero, de la dureza del asfalto y de los dolores de mis pies, no quiero acabar sin mostrar esos pies que Dios me dio, impolutos... y como los he ido maltratando yo con el correr de los años y los kilómetros del Camino de Santiago. Por ello... os presento mis calamitosos pies nada mas llegar a León para, en la segunda fotografía mostrarlos dos meses después, ya en Noviembre, aun con las secuelas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por recordármelo. Se me había olvidado la cecina que, con un poco de aceite de oliva, está de muerte.

Desde luego en el andén de El Escorial no me verás a no ser que sean lasl 7 de la mañana o las 5 de la tarde que es cuando voy y vuelvo al curro.

Pero dejaté de bobadas y cogeté a MD y vente a pasar un fin de semana o lo que os apetezca. Hoy el día no es bueno. Llueve bastante pero esto nos deja la sierra preciosa y el huerto y el pozo preparándolo para la próxima cosecha ¿te dije que tenemos huerto? Nada que ver con el de vuestra Comunidad pero nos apaña y nos entretiene.

Lo dicho, no me busques en la estación, os esperamos en casa.

Te diré, además, que nuestro farmaceútico es uno de los proporciona información el la página del Camino de eroski. Están haciendo un Camino que sale desde aquí pero, como no tenemos el permiso de la Santa Madre Iglesia, las flechas están pintadas en azul.

Te seguiré contando.

Un beso y a seguir currando