sábado, 22 de diciembre de 2007

Roncesvalles

El taxista era muy simpático, y me fue dando conversación durante la subida. Con lo que me iba a cobrar aquel cabrón por el viaje, no solo me podía dar palique, sino cantarme gregoriano. Me dejó a la entrada de la pequeña localidad sobre las siete y media de la mañana. No sé que me pensaba que era Roncesvalles, pero me defraudó un tanto. Nada abierto para poder desayunar ya que el único hostal abría a las 9, y prácticamente nadie por la única calle que era Roncesvalles, señal de que los peregrinos ya habían iniciado la etapa y yo era de los ultimos. La enorme Colegiata dominaba con su imponente presencia, cuando el sol apenas despuntaba, pero no encontré modo de entrar por si tenía algo de interés para ver. Igual me sucedió con su iglesia que alquel día y a esa hora también estaba cerrada. Sabía sin embargo que allí estaba el sepulcro del Rey Sancho III de Navarra y que su claustro era una verdadera maravilla. Me limité a sacar fotografías de los alrededores, y en eso estaba, cuando vi a tres peregrinos que querían hacerse una foto frente a la colegiata. Vi oportunidad de que estos me hicieran una foto a mi con mi cámara pero cuando, por señas, les indique si querían que les hiciera a ellos una, el hombre, que se había dirigido a sus dos compañeras en inglés, me miro como si le fuera a robar la cámara, con lo que los dejé por imposibles y continué mi exploración. Días después volvería a ver a las dos jovenes, incluso a tratarlas un poco. Una, Rafaela, muy jóven, era holandesa. La otra, Misi creo que australiana o canadiense y a pesar de ser treintañera, tenia ya todo el pelo de color blanco, lo que a mi me parecio un aspecto muy sugestivo. Sin ser una belleza, que no lo era en absoluto, le encontré un cierto atractivo.
Visité el Silo de Carlomagno desde su verja cerrada y fotografié la Iglesia de Santiago y el monumento a Roldán en su batalla con el moro Ferragut, y ya me disponía a empezar la marcha con, creía yo, que todo visto, cuando reparé en una persona que salía de un caserón enorme. Me acerqué hasta allí y comprobé que era un albergue privado, llévado por hospitaleros extranjeros, que ya tenían medio recogido y ordenado el albergue para el nuevo día que recién había empezado. Uno de ellos era francés y le pedí que me hiciera una foto a lo que accedió amablemente, y al ver que tenían algunas cosas a la venta, decidí comprar un bordón ya que el del año anterior había decidido no llevarlo este año por lo engorroso del transporte en el viaje. El nuevo bordón, mas ligero y menos aparatoso, tenía además una pequeña brújula en su empuñadura. Nunca he conseguido orientarme con una brújula, tampoco es que haya tenido nunca necesidad, pero no sabría que hacer con ella salvo ver como la aguja tiembla y se mueve en todos los sentidos. Pero yo me había agenciado un bordón con aquel instrumento que era lo que contaba.
Cuando volví a salir, me entraron de nuevo las prisas, el estress. Decidí salir de allí y empezar a andar. Seguro que de haber llegado a otra hora, con algo mas de actividad o de peregrinos por el pueblo, y sobre todo con posibilidad de haber visitado alguno de los edificios o iglesias, mi impresión hubiera podido ser diferente. Los peregrinos que llegan andando desde Saint Jean-Pied-de-Port, en territorio francés, lo hacen no antes de las dos de la tarde y tras un durísima etapa de ascensión a los Pirineos. Los que llegan en autobus desde Pamplona suelen hacerlo sobre las 5 de la tarde.
También es posible que no llegara allí con la suficiente información de lo que iba a encontrarme, pero mis expectativas iniciales quedaron algo defraudadas. Curiosamente, el año anterior un sitio poco renombrado como O'Cebreiro me dejo anonadado, y en estilo "cheli"... flipando en colores. En cambio Roncesvalles, un lugar mas conocido o que al menos a todos nos suena, me dejaba un tanto frío. En "cheli"... ni fu ni fá.
Pero aquello no era mas que le principio. Conocedor de que me esperaban bosques impresionantes y de fantasía, me corría prisa iniciar la etapa. Empezar mi segundo año en el Camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que estamos esperando.....5 días ya. Hombre, cuentas o no cuentas