lunes, 14 de abril de 2008

Continuación hasta Ages

Finalmente ha quedado anulado, postergado, el proyecto de hacer el camino en el puente de Mayo. Solamente 2 personas decididas a hacerlo, y sobre todo las malas vibraciones en cuanto al hospedaje del primer día en Bizkarreta, nos hacen dejar para mejor ocasión el tan traído proyecto. Por tanto, posibilidades de paella (perdón, ...arroz) para esas fechas.
Y volviendo a aquella etapa, entré en Santo Juan de Ortega, dándome cuenta que el pueblo era solo el Monasterio, el albergue y cuatro casas desperdigadas que daban cobijo a solo 26 habitantes. Primeramente sellé mi credencial, compré unas postales con vistas de la iglesia que estaba en obras de restauración de su fachada y puse la antena para oír lo que hablaban peregrinos que salían de las habitaciones. Malas camas, ambiente lúgubre y duchas con agua fría eran los comentarios mas suaves de aquel lugar. Me lo tenía que pensar.
Dejé mi mochila junto a la puerta, y visité primeramente la iglesia. El Mausoleo del Santo constructor, discípulo de Santo Domingo, su cripta, el Altar mayor, las diferentes capillas, y sobre todo los famosos capiteles de la Anunciación, Visitación y Natividad, en el que en pocos días se produciría el Milagro de la luz, fenómeno singular que acontece dos veces al año, cada día de equinoccio, y en que un rayo de sol entra por una de las ventanas iluminando, barriendo con su luz las tres secuencias. Una televisión brasileña rodaba escenas de los capiteles, con los comentarios del párroco, por lo que no pude apreciar con mucho detalle las maravillas de aquella obra de arte. Como se vio en la foto, me encontré al penitente polaco en un rincón sumido en sus plegarias, pareciéndome realmente, que lejos de ser un aventurero o un cara dura, era un verdadero devoto cumpliendo una promesa. De hecho el tipo, nada mas llegar, debió meterse en la iglesia que debía ser lo que mas le importaba, en lugar de preocuparse como hice yo, mucho mas mundano, primero del alojamiento y luego del bienestar del alma. Tras una corta plegaria me encaminé hacia el bar, donde me llevé la desagradable sorpresa de que solo servían algo de comer si te sentabas en las mesas del comedor. Pedí un café con leche y salí a tomármelo en la mesas de la calle. Allí estaban Luis Angel y MªCarmen, recién llegados, que se sentaron conmigo para disfrutar de unas cervezas fresquitas, mientras comentábamos la etapa.
Su idea era la de continuar hasta Agés, o incluso Atapuerca. Mi animo en un principio no era el de continuar. Pero la idea de una ducha fría cada vez me hacía pensar mas en la huida de aquel lugar, y la jovencita austriaca que salía, recién duchada, del albergue, haciéndome señas de que estaba congelándose, acabaron por decidirme. Sin embargo, necesitaba descansar las piernas, por lo que no acompañé al matrimonio madrileño cuando estos se fueron. Me demoré aún unos minutos, el tiempo suficiente de ver llegar a mis canarios acompañados de su amiga alemana, un autentico caballo percherón y mas fea que un pie. Pero dicen que tiran mas dos tetas que cien carretas, y pude comprobar cuan cierto era el refrán, a tenor de la diligencia, la rapidez con la que andaban aquellos dos siguiendo a la nibelunga gafuda. Conmigo todo eran problemas para caminar ligeros, y con esta, perdían el culo con tal de no despegarse de ella. ! Ver para creer ¡
Finalmente, compré nueva provisión de tabaco, tomé mi mochila e inicié a regañadientes los cuatro kilómetros hasta Agés, por un sendero muy agradable que atravesaba un simpático pinar. Recibí una nueva llamada de Esperanza, la donostiarra. Se había dejado algo por decirme en la anterior llamada unas horas antes. Y ese "algo" era el ofrecimiento de que una vez llegara a Burgos, tomara yo un autobús o un tren hasta San Subastian, para así hacerles una visita. Agradecí la invitación, aunque me pareció de lo mas absurda, y decliné la oferta con la excusa de que quería visitar con detenimiento la capital burgalesa, que no conocía. La cuestión era tenerme colgado del teléfono hablándome y hablándome. El caso es que el trayecto se me hizo bien corto, entretenido como estaba con la chachara de mi amiga, y llegué a Agés, prácticamente pisándoles los talones a MªCarmen y Luis Angel al entrar en el albergue privado de El Pajar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi enhorabuena a MªCarmen y Luis Ángel, después de casi 30 kms, con inmensas subidas, aun tuvieron ganas de ir al pajar. Y es que el amor, es lo más bonito que nos ha dado la vida.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Buenos días:

Desde aquí darle las gracias a José Luis Arconada, perteneciente a la Asociación del Camino de Burgos, y que hacía el Camino con sus tres nietos, que fue el que nos recomendó que no nos quedásemos en San Juan de Ortega, ya que el Albergue lo llevaban entre el cura y su hermana, advirtiéndonos de que no había agua caliente, que la cocina era un poco guarrilla.

Pero que bien nos supieron las cervecitas que nos tomamos allí.

Haciéndole caso a José Luis, llegamos hasta Agés, pensando en comer en el Restaurante que a la vez era Albergue pero........ estaban de fiesta familiar y habían cerrado (era municipal). En «El Pajar de Agés», que se encuentra junto al anterior, aun siendo tarde, nos dieron de comer unos macarrones que no los olvido. Es un Albergue privado, nuevo y sobre todo limpio. Y las personas que lo llevan super amables. Ya os contará Alberto.

Advertirle a Rafa que como dicen en Andalucía, «No está la Macarena para tafetanes» ¿Quién piensa en subirse al pajar con el cuerpecillo que se lleva?. Eso se reserva para otros momentos.

Un beso

Anónimo dijo...

Lástima