viernes, 25 de abril de 2008

Por fin la Olla Podrida

Sé que antes de ayer había prometido foto gastronómica, y solo salió fútbol. Supongo que a la gran mayoría de mis lectores-as no interesará demasiado el tema... para eso ya esta Marca.com. Y como lo prometido es deuda... hoy sí que toca. Antes, quiero hacer notar la "dureza" de la frase de la semana. Me la envía Berín, fiel lectora y compañera del Sureste, en uno de sus correos. Mía es la palabra "dureza", creo que nunca mejor empleada por sus varias connotaciones.
Aquella mañana en Burgos, tras salir de la fantástica Catedral, y por hacer tiempo, mis pasos me llevaron hasta la cercana Iglesia de San Nicolás, en la calle Ferrán Gonzalez frente a la Puerta de los Apóstoles, por donde pasaban los peregrinos del Camino. La foto de aquella puerta y sus bonitas figuras me sirvió meses mas tarde para concursar en la Exposición fotográfica, y para, en un acto de fe, imaginarme cuantos caminantes, a lo largo de los siglos, habrían tenido como primer contacto con la catedral a aquellas mismas imagenes. De como deberían llegar, en que estado físico, como serían sus vestiduras y calzado... y un sin fin de ideas y preguntas que me sugería la contemplación de las esculturas. Lastima que en las fotografías no queden impresos también las pensamientos, ya que de ser así, seguro que hubiera ganado aquel concurso.
Entré pues en San Nicolás, y tras un momento de duda surgido ante la contemplación del viejo sacerdote, casi decrépito, que cobraba las entradas... dando la sensación de estar ahí desde el mismo siglo XV, época de construcción de aquella iglesia, me fui adentrando en su interior y consiguiendo que la vista se aclimatara a la penumbra existente. Lo que mis ojos descubrieron fue una auténtica obra de arte que nada tenía que envidiar a la vecina catedral. El conjunto era una joya del Gótico florido... algo verdaderamente espectacular. Y sobre todo el Altar Mayor, obra de Simón de Colonia. Grandísimo, abigarrado por centenares de pequeñas figuras talladas en piedra, alabastro y pizarra que representaban varios episodios de la vida del Santo, titular de la iglesia. Cuando salí, todavía impresionado por tanta belleza, hice algunas compras de regalos por la calle la Paloma, y al salir de una de sus tiendas me topé de frente con los dos canarios. Vestían perfectamente de calle y contrastaban con mi indumentaria peregrina y mis chanclas. Me preguntaron donde estaba hospedado, y los noté crecidos cuando me comentaron que ellos lo hacían en el cercano Hotel Del Cid, que iban a comer en el lugar en que hacían la mejor Olla Podrida de todo Burgos, y de que el día anterior en la entrada a la capital una periodista les había hecho una entrevista. Y efectivamente, compramos el Diario de Burgos (que puede verse en la foto) donde pavoneándose me enseñaron una foto suya. La entrevista, sin embargo, y se lo hice notar con cierta sorna, no versaba sobre las excelencias del Camino y sobre ellos, dos de sus mas insignes peregrinos, de lo estúpido de cargar con 17 kilos a la espalda, y otras muchas cosa mas que mi se estaban ocurriendo. Sino de que había una plaga de chinches en los albergues de Navarra y La Rioja, los bichitos se habían cebado con aquellos dos. Ahí estaba la foto y sus peludas piernas para demostrarlo. No es que fuera cosa de risa. Bien al contrario, iba en detrimento de la Ruta, pero a mi me dio un tanto la risa, pues había dormido en los mismos lugares que ellos y las chinches habían preferido la carne de "canario", respetándome a mi. Los dejé tras unas palabras mas y me encaminé hacia la Plaza del Rey San Fernando, donde en el Mesón restaurante Don Nuño tomé mesa, y como un señor me dispuse a dar cuenta de mi Olla Podrida. Puede que los canarios comieran "la mejor" olla de todo Burgos, pero la mía, ahí a la vista está.
Del plato colmado de las afamadas alubias rojas de Ibeas y de la cazuela con la morcilla de Burgos, el chorizo, jamón y tocino, el morro, la oreja y la manita de cerdo, no quedaron mas que los huesecillos de esta ultima... algo duros de roer.
Me gané, una vez mas, la consideración y el respeto del camarero, al notar que me había comido el platito de guindillas que me habían presentado al entrar. ¿Serían de simple decoración? Da lo mismo... todo lo que no estaba fijo y pegado a la mesa, me "fue pa dentro".
El festín acabó con un pan de calatrava y un café. Y también acabo con la idea de tomar un tren turístico, que estaba en la misma puerta, y que realizaba una visita por las calles de la ciudad. Porque cuando las alubias empezaron a hincharse en mi estomago, y la copiosa ingesta de carnes y grasas a intentar ocupar su propio espacio... me empezaron a entrar unos extraños sudores... un sopor agobiante... una "infinita ansia de siesta"... Tuve solo fuerzas para, arrastrándome, llegar a mi hostal donde me deje caer en la cama. Eso sí, con una beatifica sonrisa en el rostro por lo bien que me lo había pasado chupando los huesos de la manita de cerdo.
Es increíble lo que se puede hacer con ese animal. Que, cuando vivo, suele ser sinónimo de sucio y dejado. Pero que bien condimentado y en su justo punto de guiso, da tantísimas alegrías a quien gusta del buen yantar.
No me pasó desapercibido el resto de la carta del mesón Don Nuño. Cuando mordisqueaba las guindillas y esperaba la Olla, reparé que también se declaraban especialistas en el Cochinillo a la leña... y con esa nueva imagen en mi mente, con una nueva idea rondanome por la cabeza, caí en un placentero sueño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, que gran verdad la frase de la semana, te mandaré alguna reflexión no sobre el mismo tema pero parecido, apuntale a tu amiga Berin 3 puntos (triiiple.

Bueno pasemos a la gastronomía, deduzco, por la gula por la que en aquel momento te dejaste llevar, tus niveles de insulina estarían controlados (todo es envidia, pero de la sana).
Como veo que te siguen gustando los canarios, si quieres alguno, nos lo comentas ya que Rafa, este año también está por la labor de la canaricultura.
Ya no me envias mensajes de correo eléctronico, me eres infiel con Rafa (me lo cuenta casi todo), estoy celosa si no recuerdas mi cuenta de correo te la envio.

(es broma) BESOS A TODOS

Anónimo dijo...

por error no he puesto identidad soy NORA (como habrás podido deducir por las pistas).