miércoles, 25 de junio de 2008

Alicante arde por los 4 costados

El día de San Juan amaneció para nosotros, y a pesar de las tracas de la Despertá, sobre las once de la mañana. Desayuno silencioso a mas no poder, ya que hasta el hablar nos costaba, y tras una ducha fría y reparadora a pulsar el ambiente de las calles, sufrir mas que una clavada... un atraco a mano armada en un chiringuito de Hernan Cortez, solo por pedir un par de refrescos y unos pescaditos, y enseguida a ver quemar la última Mascletá.
Tras la comida en casa, una siesta del doce, y aun con las lagañas puestas corriendo hasta la plaza de Toros para la corrida. El día de San Juan cualquiera que consigue matar un toro, aunque sea de risa contándole un chiste, obtiene dos orejas y fuerte petición de rabo, como si de saldos y rebajas se tratara. Hay ganas de fiestas. Lo dicho, los tres toreros, El Juli, Manzanares y Eugenio Perez, un eldense que tomaba la alternativa, cada uno con dos orejas y por la puerta grande sin haber hecho nada del otro mundo, salvo unas faenas aseadas de bastante pundonor, y conseguir dar el pasaporte a los toros de cualquier manera. También quedo contrastado que no hay petróleo bajo la arena del coso alicantino, ya que con la de banderillas que clavaron en tierra algunos banderilleros, de haberlo habido, el oro negro hubiera acabado por aflorar. Por cierto, las empanadillas... muy bien... del Obrador, panadería de toda la vida.

De nuevo a casa para la cena y poco antes de las once de nuevo en la calle para ver la Cremá de las Hogueras 2008. Primero la Palmera, el enorme fuego de artificio que tirado desde el macho del Castillo Santa Barbara da paso a la quema de la hoguera oficial del Ayuntamiento y tras ella al resto de monumentos diseminados por toda la ciudad según la disponibilidad de efectivos de Bomberos y Protección Civil. Nosotros elegimos como cada año, primero ver arder la del Mercado Central para luego correr hasta la hoguera de Alfonso El Sabio. Poco es, pero suficiente, pues ya no tenemos edad para practicar la Bañá juvenil, ni humor para esperar horas la quema de algunas hogueras cuando el ir y venir de camiones de bomberos se complica.
Como cada año, variados son los sentimientos que embargan esa mágica noche. Alegría por el momento culminante de una semana sin igual, en la que esos auténticos monumentos que han presidido nuestras vidas durante su efímera existencia en nuestras calles, en cuestión de minutos son devorados por las altas llamas, no quedando mas que cenizas que momentos después, ya apagados los últimos rescoldos son cargados por las excavadoras en camiones. Algo de pena por el final de las fiestas, el jolgorio y el espectáculo continuo en las calles, a la hora que se decida salir. Algo de rabia por tener que trabajar, normalmente, al día siguiente, ya que increíblemente y en pocas horas, la ciudad vuelve a tener de nuevo la fisonomía que acostumbra, siendo impresionante la rapidez con que la gente desmonta todo el ingente tinglado que supone este tipo de fiestas, y los servicios de limpieza y las brigadas dejan todo como estaba con una rapidez inusitada. Y lógicamente, un bajón tremendo por todo el cansancio y la falta de sueño acumulado que queda sobre todos nosotros como una losa difícil de levantar, aunque nada grave y que no pueda superarse en las noches siguientes con dormir las horas necesarias.
Es espectacular también la noche de San Juan, ver el horizonte de la ciudad, "su sky line" habitual, momentaneamente interrumpido por las extensas columnas y nubes de humo que se levantan hacia el cielo debido a la multitud de hogueras ardiendo en cada rincón. El olor intenso a humo y a pólvora quemada que impregna la ciudad, o el notable aumento de la temperatura ambiental ante tantos fuegos de tan considerables dimensiones encendidos al mismo tiempo, y la multitud de pequeños trozos de cenizas que van cayendo aquí y allá transportadas por el viento.
Esta semana y hasta la noche del 29 continúan las fiestas con los concursos de Fuegos Artificiales que se celebran junto a la playa del Postiguet. Se trata de actos menores, que sin embargo atraen a una infinidad de espectadores, que buscan de esta manera perpetuar un poco mas el ambiente de fiestas, a lo que contribuye también el Mercado Medieval que cada año se adueña de las calles del casco antiguo, con su amalgama de colores variopintos, sus puestos de todo tipo de artículos y su mezcla de olores. Un colofón ideal para unas estupendas fiestas, que en pocas semanas, sin casi solución de continuidad, debe de nuevo volver a poner en marcha sus mecanismos con la planificación de las del año 2009, para sin perdida de tiempo ir contratando a los artistas falleros que deberán construir las nuevas hogueras y ninots a quemar dentro de doce meses.
Y si en las inminentes Fiestas de San Fermin pamplonicas, al acabar los encierros se entona " el pobre de mi", mas de un alicantino debe estar ahora mismo con el mismo síndrome de abstinencia o similar trauma existencial. ! No es para menos ¡
Para acabar, la promesa de que mañana jueves, espero tener todas las fotos de las Hogueras 2008 en un nuevo album de Picasa.

No hay comentarios: