Seguidamente nos dirigimos hacia la zona del Mercado Central, donde tomamos por asalto la Barraca de los Gorilas y su hasta entonces desangelada pista de baile a pesar de su esplendida orquestra. Entramos en corto y por derecho, como si fuéramos al salón de nuestra casa a pesar del cartel que avisaba de la privacidad de la barraca. Llegar nosotros y poner un pasodoble. Hubiera estado mejor la de King Africa para que Finita calentara, pero ya íbamos animados y no le hicimos ascos a la canción española por antonomasia, con lo que las cuatro parejas nos pusimos a lo nuestro, y despertando las envidias del personal pronto nos vimos rodeados de renacidos Gorilas que no nos querían ir a la zaga heridos en su orgullo. Decir de esta Barraca, una de las mas señeras de las fiestas alicantinas y de sus componentes, los otrora orgullosos y adinerados Gorilas, que a sus socios la edad y el tiempo empieza a pasarles factura y hoy día, mas que peligrosos gorilas, se parecen mas a "Copito de nieve" en sus últimos días en el Zoo de Barcelona. Sin embargo algunas buenas costumbres persisten entre esta pequeña y acomodada burguesía, como es el de preparar de madrugada unas suculentas paellas, para reconstituir el cuerpo y aguantar el tirón hasta que salga el sol. Costumbres que no deberían perderse y debieran perdurar e incluso potenciarse, como hacen en la Barraca de los Xuanos con el caldo con pelotas, o la sopa de ajo de otras. Dejar el chocolate con churros exclusivamente como desayuno y una vez haya salido el sol, y tal vez institucionalizar concurso de paellas en cada barraca y en cantidad suficiente para que probaran y votaran incluso gentes que no fueran de la partida.
Como esto llevara varios años aún, y dado que en aquellos momentos solo estaban sofriendo el conejo, nuestro grupo una vez acabado con el repertorio de la banda de música del local, decidimos seguir animando otras barracas con nuestra presencia. Pero antes decidimos girar visita al Barrio, con la intención de buscar un lugar donde sentarnos y descansar unos momentos. Por el camino nos dedicamos a criticar y ensalzar nuestras fiestas comparándolas con las Fallas de Valencia, donde el ambiente es infinitamente inferior, limitado en granm medida a los Racos fogueriles. Tienen los valencianos la insana costumbre de celebrar su Fiesta grande, por San José, cuando aún no ha acabado el invierno, con lo que salir a la calle de noche a principios de Marzo y exteriorizar la alegría se hace algo difícil. Incluso algunos años gélido. Podrán tener sin duada los valencianos unos monumentos falleros mas grandes, mas altos, mas trabajados artísticamente. Podrán ser una enorme ciudad, la tercera de España, una mayor difusión de sus fiestas a nivel nacional. Puede que su ciudad de las Artes y las Ciencias sea una maravilla arquitectónica, realizada por todo un Santiago Calatrava. Pueden tener a la mejor alcaldesa y mas marimacho de toda Europa (con permiso de la alemana Angela Merkel). Pueden tener en unas semanas un circuito urbano de Formula Uno al estilo de Montecarlo...
Pero lo que nunca tendrán serán unas fiestas en la que todo el mundo sale a la calle cada noche y en cada momento. En la que se hace vida en la calle y se disfruta del recién estrenado verano. En la que propios y extraños pueden disfrutar del color, el calor y la alegría desbordada en cada rincón de la ciudad... y el caso es que ellos saben que nuestras fiestas son las mejores, pero callan ladinamente y siguen despreciándonos despectivamente por provincianos. Eso sí, nosotros nunca tendremos La Luna de Valencia... la nuestra es como mas redonda, mas bonita, pero sin ese pomposo nombre... y de seguro que si lo pensáramos bien, nos moriríamos de envidia. ! Seguro ¡
miércoles, 25 de junio de 2008
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