En el mes de Abril 2006, y mas concretamente el Jueves Santo, llegaron Javier y Esperanza a Alicante para pasar unos días en nuestra Semana Santa. De hecho me encontraron, o mas bien yo los ví de pura casualidad cuando procesionaba con mi Paso del Cristo de la Caida. Con la capucha del habito monacal de nuestro uniforme era dificil reconocerme, y tuve que, contraviniendo todas las ordenes de mi Capataz Alberto Guijarro, hacer aspavientos para que se percataran mis amigos de mi presencia.
Acabada la procesión solo tuvimos tiempo para un rápido abrazo y para quedar al día siguiente, pues quedaba aún desmontar el Paso y la figura en su lugar de culto.
Al día siguiente, tras presentar a MªDolores y Alvaro a Javier y Esperanza, tocó visita turística por Alicante. Un día completo en el que nos pateamos infinidad de calles y sitios de la ciudad.
Por la noche mas procesiones. Entre lo mucho que hablamos nos comentaron que se habían desviado en Valencia hasta Enguera, con el fin de realizar una visita a Miguel nuestro compañero del camino. No pudieron ver al valenciano, en aquellos días de viaje por su trabajo de tranportista, pero pudieron conocer a las hijas, a Trini, su esposa, y a su activo y festivo padre. Por lo visto lo habían pasado muy bien en casa de Miguel a pesar de no coincidir con él.
Fue el sabado cuando, a buena hora, salimos en mi coche hacia Garrucha donde habíamos quedado previamente con Rafa, a fin de reunirnos todos de nuevo.
El almeriense había reservado mesa en el restaurante Escañez del Paseo Marítimo, donde un agitanado maitre nos recomendó, muy acertadamente, un Gallopedro en rustidera. Del enorme pescado solo quedó la raspa, ya que entre Javier y Rafa acabaron con el caldo mojando pan.
Durante la tertulia que se formó despues, hice entrega a mis amigos de la parte de mi diario en la que caminamos por Navarra y La Rioja. A pesar de las muchas hojas de que constaba empezaron a leerlo allí mismo.
Mas tarde, acabados los postres, salimos para tomar café en algún lugar mas tranquilo y continuamos con las charlas y las risas, ya que como siempre Rafa rstuvo inspiradisimo y nos obsequió con sus últimos chistes y ocurrencias. ! Un auténtico showman este tio ¡
Sacamos el tema de nuestro nuevo proyecto común del Camino adentrándonos un centenar de kilómetros en Francia, que desconocían los vascos. En principio estuvieron vivamente interesados e incluso propusieron que uno de sus hijos nos llevara en coche desde San Sebatian hasta nuestro punto de salida en "Gabacholandia". Pero al año siguiente no recordaban nada de todo aquello, o había decaido aquel interés inicial por lo que el proyecto no prosperó.
Paseamos largo y tendido por el Paseo, intercalando charla, risas y fotografías en grupo. Y cuando la tarde tocaba ya a su fín y llegaron las despedidas hicimos los votos de nuevos reencuentros y los mejores deseos para nuestro amigo, que pronto se marchaba a Argentina de viaje de placer.
Regresamos cansadisimos y ya entrada la noche del viaje, con lo que quedamos para el día siguiente, Domingo de Resurección, para presenciar la espectacular procesión que comenzó nada mas acabar la Misa en la Basilica de Santa María. Vimos salir a la Virgen de la Alegría, portada por los costaleros ataviados con sus trajes típicos festeros de zaragüell, entre los cuales tengo muchos amigos y compañeros. Vimos bajar el Trono por las escaleras hasta la calle Jorge Juan, y posteriormente el lanzamiento de Aleluyas desde los balcones del Ayuntamiento y el Encuentro con la imagen del Resucitado.
Fuimos paseando hasta la casa de la Festa para que nuestros vascos conocieran detalles de las Fiestas grandes de Alicante, Las Hogueras de San Juan, y al terminar conseguimos llegar aún al acto final de la procesión, una pequeña Mascletá lanzada en la confluencia de las avenidas Jaime II y la Rambla. El ensordecedor ruido, la cantidad de petardos, el hum, el peculiar olor a polvora quemada y el Terratremol final, impactaron a los dos donostiarras, a los que pareció agradar nuestras costumbres. Y se hubieran ido con mejor sabor de boca, y nunca mejor utilizada la frase, si hubiera estado yo mas acertado con la elección de la comida, ya que nos decantamos por un Arroz a Banda (de menú) que estaba para matar al cocinero. Una oportunidad perdida para dejar a nuestra Provincia en mejor lugar, en cuanto a lo gastronómico.
Ya por la tarde nos encaminamos hasta la zona de ocio del Puerto, donde tomamos café y una copa, charlando largo y tendido de temas de actualidad, derivando la conversación con Javier en temas políticos y de nacionalismos. No conseguimos arreglar el Pais (ni el suyo...) con lo que nos dedicamos a sacarnos fotos con los yates del puerto y con el Castillo de fondo.
Sobre las ocho de la tarde, tocaba turno de despedidas. Como 24 horas antes, en el momento del adios con Rafa, nos deseamos lo mejor, hicimos planes de volver al Camino juntos algún día, y resulto que solo un año despues cumplimos con aquellos deseos, y volvimos nosotros a casa y ellos a su hotel. Javier y Esperanza salieron al día siguiente de regreso a San Sebastian, una ciudad que no conozco y que tengo mucha ilusión por visitar. Y seguro estoy, que cuando tengamos oportunidad y viajemos hasta allí, mis buenos amigos serán unos perfectos cicerones, tal y como lo intentamos nosotros aquellos pocos días.
jueves, 28 de febrero de 2008
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