Antes de nada, contestar al comentario del amigo Rafa.
Ya que parece que te rasgas las vestiduras al ver que aun no me he aprendido la Salve, sé un buen amigo y pasamela para que la aprenda yo. _ Si... bueno... estoooo... hum... la tengo en la punta de la lengua... ¿Como empezaba...?... Ejem...
Ya lo sabía yo. Mucha Historia del Arte, mucho Camino de Santiago, mucho parapente... pero en esto estas como yo ¿verdad?
Mucho mas desahogado, continuaré con el relato. Me dirigí hacia el confesionario, temiéndome lo peor... que me pusieran de penitencia alguna dichosa Salve... aquel día no estaba yo fino para negociar con el Altisimo, ni estaban las granadinas para echarme un cable. Pero la cosa fue muy diferente a una confesión tradicional.
El párroco, que se llamaba Jose Miguel y era relativamente joven, pasaba un tanto de oir pecados, excusas y monsergas. Mas bien intentó darle a aquello otro aire. De que aquel trance fuera mas bien como una conversación entre amigos, aunque se acabaran de conocer, y de pronto me vi en medio de una interesante conversación. En lugar de preguntarme si iba mucho a misa, si me la meneaba o le metía mano a mi chica, estuvimos platicando sobre el Camino de Santiago, pues al segundo se dio cuenta que por la pinta que traía debía ser un peregrino. Hablamos del espíritu de compañerismo y en cierto sentido amor por los demás que se respira en él. De tratar de buscar a Dios en toda aquella naturaleza, de tratar de hablar con él, buscar su compañía, en esas largas caminatas.
Nada del otro mundo. Pero si muy diferente a lo que nos tienen acostumbrados los curas digamos mas tradicionales. Sin embargo cuando terminamos de habalar no descuidó el negocio. Como penitencia por aquellos pecados que sin duda acarreaba yo, y de los que pensaba, yo estaba arrepentido o de otro modo no me hubiera acercado a su confesionario, me mandó el rezo de unos Padres Nuestros y unas Ave Marias, haciéndome hincapié en que pidiera por... las vocaciones sacerdotales, de las que estaba tan necesitada la Iglesia. Con tantas facilidades, con la simpatía que derrochaba, con el buen rollito aquel... ¿quien se podía negar?
Unos momentos después dio inicio la misa, y al fijarme en la concurrencia, vi entre la multitud de feligreses que habían acudido aquella tarde de fiesta, a varios peregrinos conocidos. Entre ellos al canadiense que se parecía al malo de la pelicula de Indiana Jones. Pobrecito, como lo había vilipendiado todo ese tiempo... y el allí... dándose golpes de pecho y rezando fervorosamente. También reconocí entre el gentío al grupito de franceses de Pamplona y como otro grupo de alemanes rezaban en su lengua. La religión, idioma universal.
Acabada la misa, Jose Miguel el párroco, nos pidió a todos los peregrinos presentes que nos acercáramos hasta el altar, y allí el numeroso grupo formó dos filas y escuchamos como el cura en diferentes idiomas, inglés, alemán, francés, italiano, ! holandés ¡ ... (joven, enrollado y además políglota) daba a todos ellos la bienvenida a Los Arcos y les deseaba un buen Camino. Con los nacionales la cosa fue diferente. Uno a uno nos fue preguntando de que provincia eramos, y con cada ciudad tenía un recuerdo de la Virgen local, la patrona de las diferentes localidades. Y sin equivocarse ni una vez, nombró a cada una de ellas. La Moreneta cuando llegó el turno de Miguel el valenciano, o a la Virgen de los Remedios cuando me tocó a mi. A cada uno de los peregrinos no dió una estampita de Santiago (en eso sí que era tradicionalista el tio) en la que había impresa una oración que habríamos de rezar una vez estuviéramos ante la imagen del Apóstol en Compostela. Guardo aun esa oración, pues hice la promesa de llevarla ante el altar de la Catedral el año en que acabara el Camino Francés.
Luego los peregrinos tuvimos el privilegio de besar los primeros el Lignus Crucis, que en su escapulario de plata había presidido la santa misa.
Terminado el acto, la Mayordomía de la Vera Cruz inició su solemne procesión, con la reliquia al frente. El grupo, con sus elegantes capas de terciopelo verde y negro, y la enseña de la Hermandad desfilaron por el interior de la iglesia para después salir y dar la vuelta completa al claustro con toda la peña detras. Las sempiternas beatas del pueblo cantando y desafinando a pleno pulmón, pero en resumen un acto muy sobrio, sentido, muy emotivo y para nosotros inesperado.
Terminada la ceremonia, y devuelta la reliquia al interior de la sacristía, comenzó el vino de honor, que nosotros, sobre todo Esperanza y yo, convertimos en una merienda cena, arramblando cada vez que se acercaban las beatas con los mantecados, pastas y dulces que nos ofrecían. Durante la merienda, Javier, Miguel y yo conversamos con el Secretario de la Mayordomía, de nombre Antonio, además Concejal de Fiestas del Ayuntamiento. Yo, como Secretario a mi vez del Trono del Cristo de la Caída de mi Hermandad, me interesé por la Semana Santa de la localidad, los días de procesión, la cantidad de Tronos y algunas cuestiones y problemas propios de dichas celebraciones religiosas. El tal Antonio llegó incluso a darme su e.mail, y como siempre debí asegurarle que le escribiría, pero una vez de regreso a casa, lo fui dejando en olvido con lo que no cumplí con lo dicho.
Todo acabó, y nos fuimos retirando hasta el albergue. No recuerdo si cené aquella noche. Con el vinito dulce y todas las pastas que me había comido, con todo el azucar ingerido a pesar de la diabetes, debí sentirme empachado. El caso es que nos acostamos aquella noche satisfechos, al menos yo, por la tarde tan entretenida que habíamos pasado y la sorpresa que había acabado siendo aquella pequeña localidad. Cuando al medio día llegaba al pueblo no esperaba, ni remotamente, todo aquello tan agradable que nos había sucedido en tan pocas horas. Otra de las cosas buenas del Camino, que cuando menos te lo esperas, salta la liebre.
sábado, 2 de febrero de 2008
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4 comentarios:
Que verguenza, contarle a todo el mundo que no me se el salve, que verguenza. Por lo menos podías ser discreto y no ir por ahí diciéndolo.
Dios te salve
Reina y Madre de Misericordia
vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas
ea pues Señora abogada nuestra
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
y después de este destierro muéstranos a Jesús
fruto bendito de tu vientre,
oh clementízima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen Maria
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
para que seamos dignos de alcanzar
las divinas promesas de Nuestro Señor Jesucristo
Amen.
Dios te salve
Reina y Madre de Misericordia
vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas
ea pues Señora abogada nuestra
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
y después de este destierro muéstranos a Jesús
fruto bendito de tu vientre,
oh clementízima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen Maria
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
para que seamos dignos de alcanzar
las divinas promesas de Nuestro Señor Jesucristo
Amen.
Dios te salve
Reina y Madre de Misericordia
vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te salve
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva
a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lagrimas
ea pues Señora abogada nuestra
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
y después de este destierro muéstranos a Jesús
fruto bendito de tu vientre,
oh clementízima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen Maria
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
para que seamos dignos de alcanzar
las divinas promesas de Nuestro Señor Jesucristo
Amen.
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