Una vez cambiados, bajamos los dos pisos y salimos a la calle. Desde hacía al menos dos años yo soñaba con meterme entre pecho y espalda un Cocido Maragato en cuanto pisara esta comarca.
Tenía delito que tras esperar dos años al menos, precisamente ese día yo tuviera dolor de muelas y no pudiera masticar, paladear, degustar, convenientemente el jodido cocido.
Afortunadamente no tuvimos que andar mucho, ya que en la siguiente plaza, a menos de doscientos metros del albergue, nos dimos de bruces con un restaurante llamado Casa Maragata II. Eso hacía suponer que debía existir otra Casa Uno, pero como la ocasión la pintan calva, no investigamos mas y nos metimos dentro dándonos empujones y codazos para ser el primero en sentarse. El local estaba decorado primorosamente, con toda clase de artilugios antiguos de labranza. La selecta clientela... de la de traje, mantel y servilletas de tela nos miraron sin interés al comprobar que eramos uno de tanto miles de peregrinos que deben pasar por allí atraídos por la novedad de una pitanza diferente al ordinario Menú del Peregrino.
Un camarero estirado nos dirigió hasta el interior del restaurante y nos dio mesa sin siquiera preguntarnos que comeríamos. Allí... peregrino que aparece... cocido maragato y no se hable mas.
Mientras esperábamos la comida, y aunque era improbable que me asaltara el "periodo" o la menopausia, le pedí otro sobre de medicamento a Esperanza. Intentó iniciar la consabida explicación de que no era recomendable abusar de las medicinas, toda vez que hacía apenas dos horas que había ingerido el primero, pero ante mi cara de pocos amigos y gesto imperativo, me lo ofreció con un mohín que venia a decir calladamente "La autoridades sanitarias advierten..." Yo no hice caso y en cuanto llegaron las bebidas... para adentro con el segundo.
Inmediatamente otro camarero, este muy jovencito e igual de estúpido que el primero, apareció con la fuente de carnes que tenéis ante vosotros. De espectáculo se puede calificar aquello.
Para los neófitos, deberemos explicar que el Cocido Maragato tiene la particularidad de comerse al revés de cualquier cocido. Tiene origen esta especial manera de comerlo en la Edad Media, en tiempos de Reconquista contra los moros según algunos... Otros sin embargo creen que tuvo su origen durante las Guerras Napoleónicas, cuando los gabachos nos invadieron a traición con la excusa de ir a Portugal. (Se veía venir... porque ¿qué hay en Portugal aparte de paños baratos?)
El caso es que los nobles de aquellas épocas estaban hasta los mismisimos co... de que cuando empezaran a comer, en plena sopa de fideos como es costumbre, apareciera las tropas enemigas pidiendo guerra y ya comidos. Ellos nunca conseguían llegar a probar la carne, pues debían salir en zafarrancho de combate para lidiar en la batalla. Hasta que decidieron que, para solventar eficazmente aquella mala e insana costumbre de moros o franceses... guerra psicológica, creo que lo llaman... decidieron sagazmente invertir el orden de sus comidas. Primero la carne, luego los garbanzos y si viene el enemigo... ¿A quien le gusta la sopa...? A nadie... pues eso. !!Qué inteligentes ¡¡ Y yo que pensaba que eran gilipollas llamándose maragatos... habiendo tantos otros nombres mucho mas bonitos.
Hoy día las cosas han cambiado mucho. Moros... no esperábamos ninguno, a no ser algún magrebí que nos vendiera copias piratas de películas de DVD que luego no se pueden ver. Y en cuanto a los franceses... después de haberse levantado sobre las 5,30 y habernos despertado a todos en el albergue, debían haber comido aproximadamente a las 12,30 y ya dormían la siesta (que debe ser lo único bueno que sacaron en claro de aquella invasión, aparte de expoliarnos todos nuestros tesoros de interés)
1 comentario:
Pero ¿donde está la receta del cus-cus? No me va a dar tiempo para comerlo mañana y prefiero una receta de madre que una receta de internet.
Gracias
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