martes, 6 de enero de 2009

CUESTION DE HONOR

Gavin O'Connor, el director y guionista de este film policíaco es además, hijo de policía de Nueva York, con lo que algo deberá saber sobre los delitos y faltas de los hombre de azul de la gran manzana.
La película sufrió mas de un revés para poder estrenarse. Escrita en 1998, primero hubo de postergarse a raíz del 11-S y a que la sociedad USA quedó en carne viva tras los atentados y se hacía difícil ensuciar la imagen de la Policía de Nueva York. Se rodó entre febrero y junio de 2006, pero un descalabro económico de los estudios retrasó de nuevo su salida hasta finales de 2008 que es cuando finalmente a visto la luz.
Nos encontramos con una familia de policías. Mas concretamente con un madero tonto, otro malo y con el inefable poli bueno, quien deberá decidir y escoger entre la lealtad al Cuerpo o a su propia familia.
Las escenas de acción y sobre todo de violencia se adueñan en todo momento de la película. Casi como si los casos de corrupción, los asesinatos y ajustes de cuenta fueran de lo mas normal en la vida real... y así debe de ser, ya que el discurso del patriarca del clan, apunta a que todo puede arreglarse si uno se toma su tiempo y no actúa por la heroica. Cualquier cosa puede solucionarse, tal y como se ha hecho siempre...
Nos encontramos con un submundo realmente sórdido en el que el mas fuerte o simplemente el mas astuto o atrevido consigue hacerse un sitio en primera fila y completar la nomina para llegar a fin de mes. Caiga quien caiga.
Solo una escena, en mas de dos horas de película, consigue hacernos olvidar que estamos entre machitos de gatillo fácil, y nos lleva a dejar aflorar algún tierno sentimiento, algo con un poco de nobleza como es el silencioso llanto de la madre en fase terminal de su enfermedad ante la imagen de sus dos hijos durmiendo. Una impactante escena, única concesión al sentimentalismo que se permite la película; breve, concisa, pero un instante de terrible fuerza interpretativa.
El elenco de actores, soberbio. Con un John Voight en el papel de jefe de detectives que intenta nadar y guardar la ropa, también a caballo entre su profesión y sus hijos. El personaje de Noha Emmerich un tanto ambiguo y hasta prescindible, jefe del grupo pero inmersos en sus propios problemas y que hace la vista gorda, permitiendo "hacer" a sus manzanas podridas, solo al final y llevado por las circunstancias decidirá intervenir como se espera de un guardian del orden. Colin Farrel en un personaje no del todo definido, hasta el punto de llegar a resultarnos simpático a pesar de la violencia que emana de todas sus acciones. Y finalmente Edward Norton, como siempre experto en representar emociones sin que apenas se note que esta actuando... como si fuera un actor que es así, tal y como lo vemos, natural y convincente. Todos ellos hacen de la película un film de hombres y para hombres, donde la testosterona rezuma por la pantalla en acciones y escenas llevadas al extremo en cada momento. Y si bien la historia que nos cuenta ya la hemos visto antes en infinidad de peliculas similares, no cabe duda que esto lo suple con unas inspiradas escenas de acción, unos diálogos potentes y dramáticos y unas actuaciones muy logradas en su conjunto, consiguiéndose una obra redonda y muy entretenida que nos deja fijos en nuestras butacas durante las dos horas de su metraje.
Una peli dura entre tanto dibujo animado propio de estas fechas navideñas, pero que nos gustó sobremanera, y a la que asistimos en compaña de Nukis, la nueva amiga del blog.

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